En relación con la aprobación de la administración de una tercera dosis frente a la COVID-19 en algunos pacientes inmunodeprimidos, la Federación de Asociaciones Científico-Médicas Españolas (Facme) ha manifestado que, a petición de la Dirección General de Salud Pública, elaboró unas recomendaciones que envió al Ministerio de Sanidad en fecha 30 de agosto de 2021 y fueron remitidas a la Ponencia de Vacunas para su consideración. Según la organización, y en línea con la OMS, los esfuerzos deben ir principalmente dirigidos a extender la vacunación con el fin de mejorar la protección global frente a la enfermedad y disminuir la circulación del virus y la aparición de variantes.

Del mismo modo, Facme recuerda que, en este momento, no se dispone de la evidencia suficiente que permita establecer si existe la necesidad de una dosis de refuerzo para administrar en la población con pauta vacunal completa ni cuáles serían las indicaciones adecuadas para esa eventual dosis de refuerzo.

Pilar Garrido
Pilar Garrido, presidenta de Facme, en una imagen de archivo.

Al mismo tiempo, anticipa la necesidad de seguir obteniendo información sobre la duración de la protección generada por la vacuna, aspecto para el que no es suficiente simplemente realizar determinaciones de niveles de anticuerpos circulantes. “La evidencia necesaria sobre la posible disminución de la protección con el tiempo y ante las nuevas variantes, debe considerar la complejidad de los distintos mecanismos de protección inmune y la evolución del virus”, precisan.

Además, se debe aportar los datos reales de protección, distinguiendo protección frente a la infección de protección frente a enfermedad grave. Asimismo, debe evaluarse correctamente la aportación que consigue una dosis de refuerzo para el fin concreto que se persigue con ella.

De este modo, y como reporta la propia Facme, el único escenario en el que en este momento se valora la posible administración de una dosis adicional de vacuna es en personas que, por su situación particular, no desarrollan una respuesta adecuada con la pauta normal de vacunación y pueden conseguir una mejor protección frente a la enfermedad con una pauta de vacunación con tres dosis de vacuna de ARNm.

Valoración de la decisión de Salud Pública

Una vez conocida la decisión de Salud Pública, Facme ha remitido su valoración mediante un comunicado. En él apuntan que la inclusión de pacientes con trasplante de órgano sólido y trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) coincide con la propuesta de Facme y la consideran correcta. “En los pacientes con TPH se debe priorizar los que no tengan evidencia serológica de respuesta a la vacuna o de exposición frente al virus y tengan alto riesgo de complicaciones frente al SARS-CoV-2, tales como los receptores de TPH o CAR-T en los 2 años tras el trasplante/tratamiento, en tratamiento inmunosupresor o que tengan EICH independientemente del tiempo desde el TPH”, argumentan.

Por su parte, en los pacientes con trasplante de órgano sólido no consideran adecuado establecer criterios de priorización ya que todos los pacientes son candidatos, si bien reseñan que se podrá individualizar la dosis adicional en algunos casos como en aquellos en los que ya se ha pasado la infección natural.

De otro lado, Facme propuso incluir para una tercera dosis a los pacientes en programa de hemodiálisis, atendiendo a la evidencia de una menor respuesta vacunal en esta población de riesgo y a las experiencias preliminares ya publicadas con tres dosis de vacuna en esta población. Sin embargo, no aparecen en la propuesta de la Comisión de Salud Pública.

Sí ha coincidido en la inclusión de los pacientes en tratamiento con medicamentos anti-CD20. “Para evitar confusiones en los pacientes y los profesionales, consideramos necesario identificar correctamente dichos medicamentos (tales como rituximab, ocrelizumab, obinituzumab, ofatumumab) y retirar la mención a medicamentos no comercializados en España como el veltuzumab”, explican desdes Facme.

En última instancia, la entidad considera necesario organizar la vacunación en el marco asistencial en que están estos pacientes para mejorar las garantías de su identificación correcta, y dar a los pacientes una información médica ajustada al contexto de su situación individual, teniendo en cuenta además la relación temporal de la inmunosupresión con la vacunación. Asimismo, permite utilizar una organización ya existente para la prescripción y administración de la vacuna, integrada en el seguimiento de su enfermedad.

Además, Facme ha anunciado que seguirá evaluando el conocimiento científico y emitiendo futuras revisiones de estas recomendaciones, que podrían incluir, entre otros a pacientes oncológicos en tratamiento citotóxico, pacientes oncohematológicos y pacientes tratados con inmunosupresores tales como micofenolato, abatacept o corticoides mantenidos a dosis altas.


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