Javier Escalada ha asumido la presidencia de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición en el 61 Congreso nacional, que concluyó hace unos días.

Este especialista, que dirige el Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra, explica a GM la experiencia de los servicios en estos meses de pandemia y las líneas de trabajo de una sociedad que agrupa a más de 1.900 socios. La mayoría, alrededor de 1.400, especialistas en endocrinología, pero también con una amplia participación de investigadores básicos que confían en una perspectiva multidisciplinar para seguir avanzando.

Pregunta. En estos meses la mayor parte de los especialistas han centrado su atención en la COVID-19, ¿cómo ha sido la experiencia en los servicios de Endocrinología y Nutrición de los centros españoles?

Respuesta. Nos ha pasado igual que al resto. La gente más joven, que todavía era movilizable, ha tenido que dejar de ser el especialista que tocaba, en su caso endocrinólogos, y han tenido que dar soporte a la primera línea de batalla que era la paciente con COVID-19, ante la avalancha de pacientes. Siempre quedaba una parte del departamento o servicio para atender a todo aquello que no era patología COVID, pero sí que ha supuesto una situación desconocida para todos en la que hemos salido adelante como hemos podido.

La inmensa mayoría de nuestros pacientes son ambulatorios, rara vez tienen que ingresar. Aquí se ha relanzado telemedicina, teleconsulta, etc., que no hemos tenido más remedio que incorporar a marchas forzadas.

Dentro de este sálvese quien pueda lo hemos intentado hacer lo mejor posible. Pasada la primera oleada, y con la segunda aquí, hemos recibido una avalancha de pacientes que querían recuperar su seguimiento, lo que ha supuesto una situación de estrés. Estamos todavía normalizando la situación.

P. Buscando también el equilibrio para seguir dando atención a los pacientes COVID-19 sin dejar de lado a los crónicos… ¿Cómo de importante es el soporte nutricional en pacientes COVID-19?

R. Se ha visto que es fundamental. Por un lado, la obesidad se relacionó en seguida con mala evolución en pacientes con COVID, era uno de los parámetros ligados a una mala evolución. Aparte de esto, la desnutrición que muchas veces existe en los pacientes hospitalizados en los pacientes con COVID es importante porque por sus características propias, la tormenta de citoquinas, etc., supone un enorme gasto energético y por tanto una necesidad de suplir esa demanda tan alta desde el punto de vista nutricional.

Hemos ido viendo que el soporte nutricional era fundamental con las dificultades que plantea nutrir a pacientes muy delicados, muy enfermos, que muchas veces había que colocar boca abajo y que están intubados y que no es fácil. Ello ha generado una serie de recomendaciones que han puesto de relieve que clarísimamente el abordaje y el soporte nutricional es un elemento clave para una correcta evolución de estos pacientes.

P. Durante estos meses de confinamiento, ¿han cambiado los hábitos alimenticios de los españoles? ¿Qué han percibido los especialistas?

R. La foto más conocida tiene que ver con los resultados de una encuesta que hizo la Sociedad Española para el estudio de la Obesidad (SEEDO) que da como resumen final que había habido un incremento de tres kilos en la sociedad española, como consecuencia del confinamiento, de cambios en la ingesta, del sedentarismo obligado, etc.

También hemos visto los especialistas al entrar en contacto con los pacientes es que algunos pacientes han evolucionado así, pero también hemos tenido otro perfil de pacientes que han tomado conciencia de que la obesidad era una mala pareja de baile de la enfermedad por COVID-19 y han perdido peso. Pacientes que han tenido tiempo para hacer las cosas mejor, sobre todo en ciudades grandes donde es difícil comer en casa y se come fuera, comida rápida… Poder estar en casa en situación de autocuidado ha llevado a mejorar la alimentación. El confinamiento tampoco facilita el ejercicio, pero hemos visto en los medios sesiones de ejercicio colectivo en las terrazas. Muchas personas se han concienciado de la importancia de todo esto.

“Estos visados tienen criterios exclusivamente económicos y con una mala visión de futuro. Estos fármacos ahorran costes donde más se gasta en diabetes”

P. Durante el confinamiento también hemos visto que algunas comunidades autónomas han dejado en suspenso los visados, que afectan a algunos tratamientos antidiabéticos, ¿cuál es vuestra posición al respecto?

R. Nuestra sociedad científica apoyó el manifiesto de FEDE en su solicitud de retirar el visado en fármacos antidiabéticos porque dificulta el acceso a fármacos que han demostrado no solo un beneficio en el control glucémico, que es algo que se le presupone, sino también beneficio cardiaco y renal. Con fármacos que demuestran esto nos cuesta tanto pensar que qué puede haber detrás de una solicitud de visado que no tiene ningún sentido que se mantenga.

Con la abundante evidencia científica que hay sobre estos medicamentos ahora mismo y la situación de COVID no tiene ningún sentido. Es simplemente un tema economicista y con mala visión de futuro. Son fármacos más caros que evitan ingresos, complicaciones y malas evoluciones que ahorran donde más se gasta en diabetes, en hospitalización y complicaciones. No lo entendemos.

P. Acaban de celebrar también el 61 Congreso de la SEEN, su primer encuentro virtual, ¿qué balance hacen?

R. Estábamos un poco asustados de entrada. No es fácil organizar un congreso virtual, teníamos dudas sobre si se seguiría el encuentro, etc. La impresión inicial es bastante buena, hemos tenido un buen feedback. Se ha mantenido un buen nivel en cuanto a calidad científica.

Hubo que adelgazar el programa pero en esa selección acertamos. Se abordaron aspectos genéticos en algunas patologías poco frecuentes, también se hicieron presentaciones en patología tiroidea tumoral, que hay mucha afectación. Hubo una presentación muy destacada de una experta internacional sobre una molécula, copeptina, para el diagnóstico de diabetes insípida. Se habló de técnicas de composición corporal que se han amplicado a pacientes ingresados por COVID, y se está viendo como una herramienta discriminativa de la evolución mejor o peor que otros pacientes. La conferencia de clausura del profesor Ordovás fue muy buena. Monitorización continua de glucosa y nuevas moléculas, hipoglucemia grave…sesiones específicas de COVID. Se abordó más o menos todo, en un congreso en el que se pone de manifiesto que abarcamos muchas cosas, la sociedad piense en nosotros por diabetes.

“Queremos que la SEEN siga siendo la sociedad de referencia en diabetes, junto con las de atención primaria y los pacientes”

P. Lidera una junta directiva renovada, ¿qué líneas van a seguir?

R. Se ha renovado parcialmente, nos hemos incorporado cinco personas nuevas y somos doce en total. Tenemos ganas de hacer muchas cosas. Queremos que la sociedad española de endocrinología sea la especialidad referente en diabetes, junto con las de medicina de familia y las federaciones de pacientes. A veces se sorprenden. Con motivo de los últimos tratamientos ha habido un interés lógico de especialidades como cardiología o nefrología que antes no existía. Eso ha hecho que se haya diluido un poco la especialidad referente en diabetes, que hemos sido nosotros, y queremos recuperar ese papel.

Otro proyecto tiene que ver con la digitalización, big data, inteligencia artificial. Nuestra especialidad depende mucho del manejo de datos, de ver qué ha pasado con los pacientes, es algo que utilizamos y que queremos mejorar.

Hay otro aspecto  que está también iniciado, que tiene que ver con nuestra relación con el ámbito universitario, el mundo de la docencia, con esa idea de que la población sepa quiénes somos y qué hacemos. Es básico que los futuros médicos vean en qué consiste nuestro trabajo y que sepan que es una buena especialidad médica, para asegurarnos un relevo generacional.