El Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario Gregorio Marañón (IPSMarañón) es uno de los centros europeos con mayor productividad científica en este campo, con cerca de 100 publicaciones anuales en las revistas más prestigiosas y más de 1.000 puntos de factor de impacto anuales.

Celso Arango. Foto: IPSMarañón.

Pero no solo eso. El centro madrileño constituye una referencia en su apuesta por la calidad asistencial. Uno de los reconocimientos más recientes en este sentido es el diploma 5 Estrellas en Psiquiatría y Salud Mental de los Premios BiC, que atesora su larga trayectoria en estos galardones de Gaceta Médica. Nada menos que siete premios en los últimos años: tres en la categoría de Psiquiatría (2014, 2017 y 2021) y cuatro en la modalidad de mejor Unidad de Esquizofrenia (2012, 2019, 2020 y 2021).

Para compartir su visión y la experiencia acumulada en estos años con expertos de otros centros sanitarios, el Instituto impulsó recientemente la Jornada de Innovación y Buena Práctica Clínica en Psiquiatría, un novedoso foro de encuentro con un enfoque pragmático orientado a la puesta en común de buenas prácticas en esta especialidad.

“Se trata de compartir la experiencia del Instituto con otros profesionales y ver cómo se pueden implementar en otros centros experiencias que han dado bueno resultados aquí”, indicó Celso Arango, director del IPSMarañón. El especialista remarcó que muchos de los programas con gran éxito surgen inicialmente por la detección de la necesidad por parte de familiares o pacientes, y están ligados a la investigación. De hecho, algunos de ellos finalmente se han validado como ensayos clínicos, apuntó.

Arango recordó que la ciencia debe estar siempre al servicio de la clínica. “Es uno de los grandes problemas del conocimiento y del avance científico”, detalló. De igual modo, recordó que existe una asociación positiva entre indicadores de actividad investigadora y resultados en salud mental.

Investigar y no morir en el intento

Precisamente, la apuesta por la investigación es una de las señas de identidad del instituto que dirige Celso Arango. Covadonga Martínez, coordinadora de Investigación del Servicio de Psiquiatría del Niño y el Adolescente, conoce bien el valor que aporta.

“En psiquiatría, existe una actitud hacia la investigación que nos hace plantearnos que no es tan necesaria. Sin embargo, no es así. En realidad, es lo que nos permite adquirir la evidencia para ofrecer las mejores estrategias disponibles, entender los mecanismos y desarrollar el abordaje”, explicó.

Covadonga Martínez, coordinadora de Investigación del Servicio de Psiquiatría del Niño y el Adolescente. Foto: IPSMarañón.

Martínez invitó a que todos, cada uno desde su ámbito específico y según las circunstancias, se impliquen en proyectos o actividades de investigación

“Es rentable invertir en investigación en salud mental, igual que en otras especialidades como la cardiología. Sin embargo, la inversión en salud mental es desproporcionadamente baja, lo que se debe a muchos factores, como el estigma o la falta de interés”, indicó.

El origen de la actividad investigadora en el instituto se remonta al año 2000 y se ha ido integrando en los diferentes servicios a partir de la Unidad de Adolescentes, según detalló la especialista.

A partir del año 2010, el acceso a fuentes de financiación internacional supuso una nueva dimensión para ellos. “Acceder estos fondos ha permitido avanzar y consolidar proyectos que permiten seguir creciendo a largo plazo”, detalló Covadonga Martínez, que recordó que, además, forma parte de estructuras estables, como el Ciber de Salud Mental.

La integración entre asistencia, docencia e investigación es una realidad para los profesionales de este instituto, subrayó Martínez, que añadió que la mayor parte de líneas de investigación se alinean con los programas clínicos en los que trabajan con líneas estratégicas, entre las que se encuentran los trastornos mentales graves, la prevención y los trastornos mentales en adolescentes y los primeros episodios psicóticos.

Para finalizar, la coordinadora hizo hincapié en que la participación en investigación exige un importante esfuerzo, formación continuada y el planteamiento de preguntas de investigación factibles, interesantes, novedosas, éticas y relevantes.

Según su experiencia, la colaboración con grupos de investigación establecidos y los proyectos multicéntricos o la solicitud de ayudas específicas son buenos primeros pasos para participar en proyectos de investigación.

La atracción de talento, la participación en redes y el esfuerzo para implicar a pacientes y familiares y trasladar los resultados a la práctica clínica son algunos de los muchos ingredientes necesarios que hacen posible, en palabras de Covadonga Martínez, “desarrollar investigación en salud mental y no morir en el intento”.

Calidad asistencial

La apuesta por la calidad es otro de los rasgos propios del instituto. Un objetivo que impregna todas las áreas de trabajo. “Tenemos que analizar qué es lo que planificamos, lo que hacemos, cómo lo hacemos, lo que conseguimos, lo que quieren aquellos a los que ofrecemos asistencia y qué expectativas cumplimos”, explicó Carmen Moreno, jefa de Sección del IPSMarañón y profesora de la Universidad Complutense de Madrid.

Moreno subrayó que “la integración de las actividades de calidad, más allá de las relativas a los aspectos relacionados directamente con la práctica clínica, es aún vista con escepticismo y frecuentemente no está suficientemente motivada desde las direcciones”. Todo ello, incidió, “dificulta la integración de estos procedimientos en las actividades habituales de los profesionales”.

Carmen Moreno. Foto: IPSMarañón.

En la misma línea, remarcó que el rol de los usuarios en materia de calidad no es otro que el de influir en la política de calidad y en cómo se les proporciona la asistencia sanitaria.

El instituto trabaja con dos modelos reconocidos a nivel internacional. Por un lado, la acreditación de la Joint Commision International (JCI), que tal y como detalló Moreno, se trata de un modelo específicamente sanitario y sociosanitario que define de forma precisa en qué consiste la atención óptima al usuario y los procesos que debe implantarla organización para garantizarla.

De igual modo, remarcó que este modelo tiene prestigio y experiencia en el sector. “Se basa en estándares clínicos y de seguridad del paciente y es cercano a la sensibilidad de los profesionales”, indicó la especialista.

El otro modelo de referencia es el European Foundation for Quality Management (EFQM), que exige la implicación de toda la organización.

El EFQM plantea la autoevaluación a través de la herramienta REDER, que permite valorar el rendimiento de la organización, valorar de qué enfoques se parte para alcanzar los objetivos y cómo despliega los enfoques para lograr una adecuada implantación, según describió.

Desde 2003 en el hospital se han creado un total de cuatro grupos de trabajo que han asumido el compromiso del servicio con la calidad y están orientados a diferentes aspectos como la satisfacción del personal, los resultados, la coordinación o la formación.

Moreno añadió que las políticas de calidad del instituto se materializan en iniciativas concretas encaminadas, por ejemplo, hacia la gestión participativa de los profesionales. En este sentido, repasó, “se aboga por la implicación del personal en el desarrollo de políticas y planes del instituto o por la creación de grupos de mejora participativos liderados por los profesionales”.

Además, el instituto cuenta con un programa propio de formación continuada especializada con aspectos destacados como la existencia de profesionales acreditados en técnicas e instrumentos de diagnóstico de autismo y la formación en técnicas específicas de Mindfulness o en genética en el currículum de los residentes, concluyó Moreno.


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