Médicos internistas de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) se han reunido en la VII Jornada de Bioética y Profesionalismo de la SEMI, que ha congregado en Madrid a internistas de todo el país para debatir y analizar novedades en estos campos, con la mirada puesta en la gestión macro y micro organizativa de la pandemia COVID-19 desde múltiples puntos de vista y también sobre conflictos éticos en el campo de la Medicina Interna y el burnout de los profesionales.

Los conflictos o dilemas éticos son “muy frecuentes” en la especialidad de Medicina Interna. Tanto es así que, según un estudio de internistas del Grupo de Bioética y Profesionalismo de SEMI, el 70,1 por ciento de los médicos internistas españoles se enfrentan con frecuencia o casi siempre a conflictos éticos en su práctica clínica diaria (el 29,9 por ciento nunca o casi nunca). Además, para el 39,9 por ciento de especialistas en Medicina Interna dichos dilemas “con frecuencia o casi siempre” dificultan su labor clínica y asistencial, con independencia de la llegada de la COVID-19 y de los cambios que su irrupción supuso para el sistema sanitario. Por el contrario, el 60,1% considera que los conflictos entorpecen “pocas veces o casi nunca” la asistencia clínica diaria.

Entre los sanitarios que han estado en primera línea: el 45 por ciento sufrió ansiedad, el 25 porciento depresión, el 38 por ciento insomnio y el 68 por ciento estrés

La jornada fue inaugurada por el presidente de SEMI, Jesús Díez Manglano, y por el coordinador saliente del GT de Bioética y Profesionalismo de SEMI, Diego Real de Asúa, y durante la misma, con participación de expertos de múltiples campos y disciplinas (medios de comunicación, Administración sanitaria y gestión…), se reflexionó sobre la pandemia y los dilemas éticos que trajo la misma, así como sobre estrés y el burnout de los profesionales.  

Precisamente, la pandemia por COVID-19 ha suscitado conflictos éticos a muchos niveles, “no sólo fue relevante el debate acerca de los criterios de triaje y el impacto de la edad en los mismos, sino que también hubo problemas de aislamiento de pacientes (tanto en el hospital, separados de sus familias, como aquellos aislados en su domicilio), cuestiones de prioridad de acceso a protocolos de investigación, conflictos sobre si debía primar el promover la cercanía de los familiares de los pacientes al final de la vida o primar el principio de salud pública y continuar con políticas estrictas de aislamiento”, tal y como se recordó durante la jornada.

El objetivo es establecer una cultura de atención centrada en los valores y preferencias del paciente

Jesús Díez Manglano, presidente de SEMI

Durante la pandemia, según datos expuestos en la reunión, “más del 90 por ciento de profesionales sanitarios presentó Síndrome de Burnout moderado a severo”. Entre los sanitarios que han estado en primera línea: el 45 por ciento sufrió ansiedad, el 25 porciento depresión, el 38 por ciento insomnio y el 68 por ciento estrés. Además, la sobrecarga sanitaria ha hecho que el “35 por ciento sientan menor satisfacción con su profesión, duplicando el período pre-pandemia, ya que sobre el 20 por ciento de estos se plantean la jubilación anticipada o la reducción de jornada”.

Para Real de Asúa: “Los internistas, como médicos con una visión global del paciente, tienen como misión esencial ‘ser referentes’, guías y defensores del paciente en su compleja trayectoria por el sistema hospitalario actual”, además de “ejercer de consultores y ofrecer aspectos innovadores en áreas alternativas a la hospitalización convencional”. En este rol, uno de sus principales objetivos es, añade Real de Asúa, “el de establecer una cultura de atención centrada en los valores y preferencias del paciente, que facilite la búsqueda de objetivos compartidos entre estos y los profesionales de salud. Para esta labor, abierta a todos los profesionales sanitarios, por supuesto, los internistas están excelentemente posicionados”.

Burnout y estrés en los profesionales

Por otro lado, se ha puesto de manifiesto que existe un núcleo creciente de literatura que avala la “necesidad de atajar la realidad del burnout y el estrés en los profesionales sanitarios” y las propuestas más razonables para hacerlo incluyen algunas iniciativas como las de establecer “cambios en el entorno laboral que permitan de manera realista la conciliación entre vida personal y laboral”.