La obesidad en España afecta al 16 por ciento de la población de 18 años en adelante, así lo recoge el último Informe del Sistema Nacional de Salud español. Existe una diferencia de apenas un punto entre hombres y mujeres: ellos con un 16,5 por ciento y ellas con un 15,5 por ciento. Si se observa el histórico de las cifras de obesidad en nuestro país expuesto en el Informe, encontramos que la prevalencia se ha mantenido estable desde el año 2006 hasta el 2020.

Fuente: Informe del SNS 2023.

 A pesar de los datos, desde la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) advierten de que “no podemos ser optimistas” con respecto a la tendencia. “En cualquiera de los casos estamos barajando situaciones en las que uno de cada cuatro o uno de cada cinco personas tendrían obesidad, pero es que el porcentaje de personas con sobrepeso que ha aumentado, y eso hay que valorarlo, porque la preobesidad es un paso previo que puede conducir a obesidad, en muchos casos, no deja de crecer”, explica María del Mar Malagón, presidenta de SEEDO. Añade que esta condición tendría que sumarse “al porcentaje que definimos como obesidad”. 

Diferencias socioeconómicas

Un dato relevante que aporta el documento del SNS es que las personas con menor nivel educativo tienen el doble de prevalencia de obesidad y sedentarismo que las personas con un nivel educativo superior. Concretamente, se trata de un 21,5 por ciento frente a un 10,1 por ciento. Malagón confirma que “ciertamente hay una relación entre el desarrollo de la obesidad y la prevalencia de la obesidad y el sobrepeso en relación a nivel educativo, el nivel cultural y el nivel de ingresos”. Por este motivo, desde SEEDO apuestan por la creación de campañas para informar y educar en relación a la obesidad en general, incidiendo en la actividad física como una mejora de la salud global.

En el caso de las cifras de sedentarismo, en España el 36,4 por ciento de la población de 15 años en adelante se declara sedentaria en su tiempo libre, siendo las mujeres más sedentarias (40,3 por ciento) que los hombres (32,3 por ciento). Aunque SEEDO ve necesario que se creen planes estatales para promover el ejercicio físico, añaden que hay que tener en cuenta las necesidades de las personas que tienen obesidad teniendo en cuenta sus limitaciones: “lo que no podemos hacer es implementar actividades físicas para las personas con obesidad iguales que las personas que no tienen esta enfermedad”.

Una enfermedad multifactorial

En España, el consumo de frutas y verduras se considera insuficiente en 2 de cada 10 personas y, aunque una ingesta insuficiente de comida saludable es uno de los actores que influyen en el desarrollo de la obesidad, no se tiene que tomar como un elemento único, en palabras de Malagón “es una enfermedad multifactorial”. La directora explica que, además de los factores asociados al estilo de vida, es determinante la etapa de la vida en la que se encuentre la persona, como la menopausia, un momento en el que existe una tendencia mayor a coger peso. También Influyen los factores genéticos, las rutinas de sueño o incluso la contaminación ambiental. 

“Queremos hablar de obesidades porque la contribución relativa de cada uno de estos factores puede y va a cambiar entre las diferentes personas”, afirma Malagón, haciendo hincapié en que no solo hay que incidir en los aspectos que resalta el Informe del SNS para abordar esta problemática, sino que hay que tener en cuenta el resto de elementos asociados, apostando por un plan nacional de obesidad que aúne todas las especialidades implicadas en su abordaje, con una óptica global.


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