En una suerte de versión sanitaria del concurso Un, dos, tres, responda otra vez, ante la pregunta ‘¿Usos de las herramientas tecnológicas en la Sanidad?’ se abriría un amplio abanico de posibles respuestas para no repetir y evitar así que las tacañonas hiciesen sonar campanas y bocinas. A saber: comunicación, intercambio de datos entre profesionales, obtener diagnósticos, prescripciones a distancia, seguimiento y control farmacoterapéutico, realizar investigación y evaluación, formación continuada…
Todas ellas pueden ser ya, en mayor o menor medida, aprovechadas por los profesionales sanitarios en su práctica. Ahora bien, de manera individual; no compartida. Ese es, hoy en dia, un ‘debe’ del SNS que corregir, tal como se puso de manifiesto en una mesa redonda que abordó los retos en salud digital en el III Congreso Médico-Farmacéutico coorganizado por la Sociedad Española de Farmacia Familiar, Clínica y Comunitaria (Sefac) y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
Antes de debatir en torno al aprovechamiento compartido de las nuevas tecnologías —o cómo potenciarlo—, cabe una primera pregunta de base: ¿están formados los profesionales sanitarios para sacar partido de la salud digital? En opinión de Vicente J. Baixauli, presidente de Sefac y uno de los participantes en esta mesa, “todavía no”.
“Es cierto que la pandemia nos ha obligado a trabajar más con las nuevas tecnologías, pero desde el punto de vista profesional necesitamos más formación”, concretó. Un parecer que compartió José Polo, su homológo de Semergen, es especial respecto a la necesidad de formación “para las generaciones de sanitarios que no son nativas digitales”.
Mientras, Eduardo Pastor, presidente de la distribuidora Cofares y también participante en esta mesa, anima a las sociedades científicas como Sefac y Semergen a “liderar” esa formación en el uso de herramientas digitales. Ahora bien, con el apoyo del resto de entidades sanitarias, como lleva a cabo Cofares con su plataforma formativa Educo+.
Comunicación “por buenas intenciones”
El mayor aprovechamiento y/o uso compartido de las nuevas tecnologías sigue teniendo una de sus principales lagunas en la comunicación directa y activa entre centros de salud y farmacias para intercambiar cualquier información relativa al paciente. Una laguna, unida a la fragmentación de datos, que (parecía) iban a solucionar los sistemas de receta electrónica y tarjeta digital sanitaria, pero que no ha ocurrido.
Por poner un ejemplo, los médicos de AP tienen acceso al historial clínico pero pueden desconocer qué presentaciones han sido dispensadas —o prescripciones no retiradas—, aquellas otras de venta libre, etc., que sí puede conocer la farmacia de referencia del paciente. Y viceversa. “Las relaciones centros de salud y farmacias siguen estando a expensas de las buenas intenciones y receptividad entre sus profesionales. Los perjudicados somos todos y, en especial, los pacientes”, recuerda Polo.
“La Administración no está facilitando esa conexión digital entre médicos de AP y farmacéuticos comunitarios”, corrobora su homólogo de Sefac. “Hay que demostrar a las Administraciones de las ventajas que tiene el tratamiento compartido de datos entre ambos niveles”, insta por su parte el presidente de Cofares. Una reivindicación, como por ejemplo la historia clínica compartida, que ya se realizó en la edición precedente (Valencia, 2020) de este Congreso Médico-Farmacéutico.
“La historia clínica es del paciente, y, en pleno 2021, podría llevarla en su tarjeta sanitaria y estar accesible para todos los profesionales que necesiten conocer su información en aras de una mejor atención”, opina Polo. “Las farmacias, como puntos cercanos y accesibles a la población deberían conocer esa información”, añade Pastor.
Así las cosas, dejando a un lado los aspectos administrativos, Baixauli considera que hay mucho margen de mejora en el aprovechamiento de las nuevas tecnologías o programas informáticos “para la comunicación de aspectos clínicos y farmacoterapéuticos en la atención al paciente en el centro de salud y farmacia”.
Tecnología como complemento, no sustituto
Ahora bien, los intervinientes en esta mesa dejaron de manifiesto la importancia de no desviar el foco: las NN.TT —y herramientas como la telemedicina o telefarmacia— deben complementar la atención presencial, “nunca sustituirla”. “La tecnología en la Sanidad no debe verse como un todo o nada; aunque en situaciones sea positiva, el paciente debe seguir viendo físicamente a su profesional de referencia”, considera Pastor. Así las cosas el acto médico y farmacéutico “nunca podrán sustituirse”, reafirma el presidente de Semergen.
Eso sí, todos son conscientes de la mayor utilidad de estas herramientas en ciertos entornos, como el ámbito rural. “La asistencia presencial es un derecho del paciente. La vía telemática es un complemento y debe ser el sistema sanitario el que fije unos indicadores o criterios en los que apostar pro esta vía: dependiendo del problema de salud, la distancia, situaciones de urgencia, pandemias como esta…” ejemplifica Baixauli.