Antonio Rivero, presidente de SEIMC.

La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) afronta una nueva etapa con Antonio Rivero como presidente. Con casi 4.000 socios y 19 grupos de estudios, la SEIMC ha visto como la COVID-19 ha vuelto a revolucionar el panorama de las enfermedades infecciosas.

Como explica Rivero en un encuentro con GM, además de estos grupos de trabajo, la sociedad cuenta con la Fundación Seimc-Gesida, que apoya todas las actividades de formación y movilidad a centros de excelencia nacionales e internacionales. Una sociedad ejemplar que muestra como la multidisciplinariedad es una tónica obligatoria en práctica clínica: EE.II. y microbiología trabajan codo con codo de manera rutinaria. Sin embargo, la piedra en el camino sigue siendo la acreditación y el reconocimiento de infecciosas. Un eslabón que separa a estos especialistas de sus colegas comunitarios.  

Pregunta. ¿Cuáles son las prioridades que se ha marcado al frente de la SEIMC?

Respuesta. Las líneas para SEIMC en este periodo de tiempo son prácticamente continuar con las que clásicamente ha llevado nuestra sociedad. La primera de ellas: el apoyo a la formación en enfermedades infecciosas (EE.II.) y microbiología clínica de los profesionales. Creo que tenemos una importante dificultad en la formación de las EEII. Por su parte, microbiología clínica tiene una excelente formación, porque se realiza mediante el sistema MIR. En EEII no existe la especialidad reconocida y el principal problema que conlleva es que los profesionales no tienen una formación reglada por vía MIR, como sería lo adecuado. En este sentido la SEIMC a través de muchos procedimientos y de iniciativas tiene como objetivo dar formación a los especialistas. Entre las muchas actividades que llevamos a cabo tenemos la puesta en marcha de un master en enfermedades infecciosas. En paralelo, tenemos una actividad en la que intentamos fomentar el conocimiento de las EEII entre los ciudadanos también. La segunda línea es disminuir el impacto de las EEII. Para ello, el objetivo es mejorar el pronóstico de las mismas; apoyar a la investigación en la diagnóstico, en el manejo clínico y en el tratamiento de las enfermedades infecciosas. Nuestra sociedad hace convocatorias propias de proyectos de investigación independiente que son subvencionadas por la propia sociedad. El proceso que seguimos es identificar áreas huérfanas de aspectos importantes para investigar. Asimismo, promovemos convocatorias competitivas. Por último, apoyar a las distintas administraciones en la toma de decisiones relacionadas con las EEII. En esta situación creo que nuestra labor está muy cercana a la Administración y se refleja en muchos campos: elaboración de documentos de consenso asociados al ministerio de Sanidad; la asesoría de las administraciones en situaciones de pandemia o en campos como los antibióticos, la infección por multirresistencias; el VIH, etcétera. 

P. El recorrido parlamentario, a nivel ministerial y autonómico de la especialidad ha sido largo…¿Hay novedades en la acreditación?

R. Llevamos más de 20 años así. No se trata de crear una nueva especialidad, sino reconocer un hecho real. Existen 100 servicios de enfermedades infecciosas en los hospitales de España. Es que existe una realidad que es aplastante. Llevamos 20 años con este problema y son llamativos varios aspectos. Ha estado a punto de aprobarse en un Consejo de Ministros; dos ministros de Sanidad en sede parlamentaria han asegurado que se va a crear la especialidad en un plazo breve, pero seguimos en la misma situación. Creo que existe un apoyo social importantísimo. También parlamentario. Prácticamente todos los grupos parlamentarios han apoyado en algún momento la creación o el reconocimiento de la especialidad en enfermedades infecciosas. No sé qué tiene que pasar más. Tenemos una situación que es evidente: las enfermedades infecciosas suponen un gravísimo problema de Salud Pública, no hace falta remitirnos a la infección por COVID-19; sino la infección por bacterias multirresistentes, el VIH… muchísimas enfermedades. Tenemos una cartera de servicios enorme. Nuestra actividad realmente es muy alta.

El reconocimiento de la especialidad permitirá que los futuros especialistas se puedan formar a través de la vía MIR. Esta es nuestra principal reivindicación, pero no es una reivindicación profesional, ya que profesionalmente vamos a seguir estando en nuestros servicios y haciendo el mismo trabajo. Sin embargo, lo más importante es garantizar la formación de estos especialistas a través de la única vía que ha demostrado que es capaz de formar especialistas con un nivel de formación óptimo y asegurar con ello el relevo generacional. 

“Prácticamente todos los grupos parlamentarios han apoyado en algún momento la creación o el reconocimiento de la especialidad en enfermedades infecciosas”

La otra cuestión es que, en Europa, España es el único país que no tiene reconocida las EEII como especialidad. Esto es una anomalía dentro de Europa e impide la libre circulación de trabajadores. No tiene ningún sentido dar la espalda a la modernización de la medicina. La modernización de la medicina pasa por la especialización. Antiguamente todo era medicina interna, lógicamente, en la actualidad se han desarrollado las especialidades para seguir incrementando el conocimiento de las mismas y aumentar el pronóstico en cada una. 

En este sentido, tenemos fundamentalmente la especialidad hoy por hoy forma parte de nuestra principal reivindicación. No solo por la situación de la pandemia sino por muchas otras razones. 

R. Con este escenario, ¿cómo ve el futuro?

R. Espero y deseo que cuando nosotros nos jubilemos tengamos nuevos residentes y garanticemos el recambio generacional. Nosotros no vamos a dejar lo que hacemos; vamos a ganar lo mismo; nada cambiará. Cambiará exclusivamente que podremos asegurar a nuestros ciudadanos y pacientes que cuando sean atendidos de una enfermedad infecciosa lo harán con el nivel de calidad que está siendo ahora. 

P. ¿Cómo ha marcado la COVID a la especialidad?

R. Ha sido como en su época fue el VIH que supuso una revolución en ciencia y conocimiento científico. La infección por VIH supuso el abordaje a través de las técnicas moleculares; en conceptos como la carga viral, el diagnóstico molecular fue pionero a principios de los 90 y que puso en la mesa de los clínicos procedimientos que antes eran ciencia ficción. La pandemia ha supuesto otra nueva revolución. Se están replanteando problemas relacionados con las infecciones virales, con su manejo, estoss han hecho avanzar desde el punto de vista científica muchísimo. Es algo que tendrá un impacto en generación de nuevo conocimiento, y que se podrá aplicar a otras enfermedades. Esto desde el punto de vista positivo. Desde el punto de vista real es imposible buscar buenas noticias con la pandemia. Ha supuesto un esfuerzo enorme. Desde el punto de vista organizativo, SEIMC organizó el primer congreso interdisciplinar y multidisciplinar de la COVID-19 en septiembre de 2020 y lo organizamos con el apoyo de 70 sociedades científicas.  

“Existen 100 servicios de enfermedades infecciosas en los hospitales de España”

La COVID ha supuesto un gran aviso a nuestra población humana y es que no estamos libres de sufrir una pandemia. En 2018, la OMS incluyó en el listado de enfermedades prioritarias a la enfermedad X. Esta enfermedad teórica estaría producida por un agente infeccioso desconocido que sería capaz de desencadenar una gran epidemia a nivel mundial. La OMS decía que la emergencia de este nuevo patógeno tendría una gran consecuencia sanitaria, económica y con un impacto social incalculable. Solo un año después pasamos de la teoría a la práctica. Pero el COVID no va a ser la última infección que vayamos a pasar.

La COVID nos ha demostrado que tenemos que utilizar otras estrategias para poder demostrar precozmente la amenaza de nuevas pandemias. Esto es algo que tendremos que ir trabajando con el tiempo. La pandemia tenía tres fases: la de emergencia, donde se produce el salto de una especie animal al humano; la de brote, donde se produce la transmisión entre personas de forma localizada; y la última, que es la que hemos vivido con el COVID. Realmente en cada una de estas fases se podrían implementar estrategias con distintos objetivos con la intención de retrasar o llegar al control de la pandemia. Las medidas que son las clásicas han demostrado que no han servido para evitar la pandemia. Probablemente es necesario la implantación de estrategias más precoces que permitan la detección de patógenos virales antes de la emergencia de una pandemia. Ya no digo de impedirla, sino de ganar un tiempo enormemente valioso que permita disponer de la mayor evidencia científica para tener preparados diferentes técnicas. Esta fase de control sería una nueva fase que sería la de anticipación. En esta fase es en la que tenemos que empezar a trabajar. Estamos hablando de un abordaje multidisciplinar en el contexto del One Health. Tenemos que integrar a distintos especialistas. Esta integración es el objetivo y lo que nos hará cambiar y modificar las respuestas a la pandemia en los próximos años. 

Scientist carefully carrying matured cell to another plate, conducting research

Desde SEIMC estamos planteando diferentes grupos dedicados al estudio de One Health. Es una forma de abordar nuevas amenazas con mayores tasas de eficacia. 

P. Lo que está claro es que todavía nos queda mucho camino y no hay que perder la vista en futuras amenazas…

R. La mayor parte de la zoonosis son virus ARN que vienen de animales y las futuras emergencias vendrán de estos virus que procedan de zonas calientes, fundamentalmente países asiáticos o centro américa y que vengan del contacto con mamíferos. Tenemos que intentar abordar en los próximos años.