El estrés hace aumentar los factores de riesgo asociados al ictus, una afección que este viernes 29 de octubre celebra su Día Mundial. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos incontables por promocionar la importancia de su prevención, no es fácil escapar a esta tensión en una semana repleta de eventos y celebraciones para la fundación Freno al Ictus.

GACETA MÉDICA ha entrevistado a su presidente, Julio Agredano, para conocer en detalle todas las iniciativas con las que tratan de dar visibilidad a una patología que cada año

Sin ir más, lejos, resume que este martes presentaron un proyecto con el Ayuntamiento de Pozuelo dirigido a 1.500 estudiantes, Héroes en Casa. Además, durante esta semana el Senado y el Real Madrid han recibido sus sellos de Espacio Cerebroprotegido, y este viernes el Congreso acoge la celebración de un Encuentro Científico, Social e Institucional sobre Ictus.

“Hay un protocolo, Código Ictus, un número, 112, y tratamos de insistir en que al hospital no se va: te llevan”, recuerda

Agredano explica que en la cadena asistencial en ictus (sociedad, servicios de emergencias y hospitales) el primer eslabón no funciona. Los segundos están preparados y coordinados, pero la primera fase no se cumple. 

Con este proyecto proporcionan una formación muy básica en identificación de síntomas, preguntas adecuadas, estabilizar y, lo más importante, actuación. “Hay un protocolo, Código Ictus, un número, 112, y tratamos de insistir en que al hospital no se va: te llevan”, recuerda.

Esta formación se proporciona a personas que están en contacto con muchas otras para que ante una situación así sepan lo que hay que hacer, remarca. En este sentido, el Senado ha recibido esta formación con los funcionarios de la institución, para que puedan actuar en caso de que resulte necesario. Un tipo de formación que también han proporcionado, en el contexto de este proyecto, a los profesionales del Teatro Real, oficinas de compañías de seguros, cadenas de gimnasios, clínicas dentales, entre muchos otros, también los empleados del Club Real Madrid.

Uno de los factores que hacen que se baje la guardia frente a esta enfermedad es que se considera un problema “de mayores”, cuando no es así. Un tercio de las personas afectadas están en edad laboral, remarca. En esta franja de edad, el ritmo de vida, los hábitos poco saludables son una suerte de ‘caja de bombas’ lo que hace que personas con 35 o 55 años sufran un ictus.

El impacto de la pandemia

Por otra parte, Agredano hace balance del impacto de la pandemia en los pacientes. En la primera fase de la pandemia la SEN publicó datos sobre un descenso del número de ingresos por ictus e infartos. Los mensajes de evitar acudir al hospital hizo que no llegaran casos que podrían haber sido atendidos.

Eso conlleva, según el portavoz, secuelas importantes y discapacidad en casos graves. “Quienes no actuaron en su momento por diferentes motivos ahora presentan una dependencia mayor”, insiste, a lo que añade que en la primera fase de la pandemia se cerraron los centros de rehabilitación.

Quienes han sufrido un ictus en esas fechas iniciales, a pesar del seguimiento y rehabilitación on line, presentan un porcentaje de secuelas mayor, advierte.

La pandemia ha tenido un impacto negativo en nuestro entorno, pero Agredano advierte que esta crisis sanitaria es temporal: “el ictus no”.

“Hablamos de una pandemia silenciosa, la pandemia del siglo XXI que ronda los 120.000 casos al año que van a seguir existiendo… La COVID tapa todo, pero va a seguir existiendo. Habrá infartos, cáncer e ictus”, reclama.

El presidente recuerda que la Sociedad Europea de Ictus calcula que en los próximos 15 años habrá un aumento del 35% de casos de ictus en el entorno de la UE, relacionado con el envejecimiento del a población y el estilo de vida. El impacto social es enorme: “No hay ni un solo tipo de cáncer que tenga esta dimensión”, sentencia.

Recuperar un nivel de atención que ya era deficitario en rehabilitación

Un año y medio después, Agredano sí considera que se ha recuperado el nivel de atención previo a la crisis que, en cualquier caso, no era bueno. El sistema sanitario de atención en agudo es bueno, en su opinión, pero es claramente deficitario en rehabilitación, que resulta fundamental para la recuperación y la inclusión en el entorno.

“Hay inequidad entre comunidades autónomas pero ni siquiera en aquellas en las que se ofrece rehabilitación es buena. Llega tarde y no hay una rehabilitación holística”. Centros como el CEADAC tienen limitadas el número de plazas, lo que deja pacientes fuera.

Actualmente, la posibilidad de una rehabilitación e integración plena depende del poder adquisitivo de las familias, tal y como denuncia, porque recae en gran medida en los pacientes. “El sistema no llega”, lamenta.

El portavoz insiste en que no es lógico decir que en la recuperación los primeros seis meses resultan fundamentales y que la rehabilitación pública llegue en el mes cuatro.

De cara a facilitar esa inclusión la fundación tiene varios proyectos en marcha, que han sido presentados en el evento de esta mañana. Uno de ellos es sobre la afasia, el Proyecto Dulcinea, que a través de las técnicas de doblaje de películas permite recuperar ciertas capacidades. Otra iniciativa, el Proyecto Quiero, de empoderamiento de los pacientes una vez que termina su fase de rehabilitación. “Queremos darles herramientas para que una vez que terminan su fase de rehabilitación entiendas en qué situación están y sean capaces de buscar su camino, que puede ser volver a su actividad habitual o reinventarse”, indica.

Pedalear contra el ictus

Durante toda esta semana la fundación de Freno al Ictus y la Fundación de Alberto Contador, que vivió en primera persona esta experiencia, celebran una carrera virtual contra el ictus.

A través de un reto virtual de actividad física la gente puede participar con el objetivo de dar visibilidad en su entorno a la enfermedad y también para captar recursos que se destinarán de forma directa a proyectos de este tipo.

Toda la información disponible aquí.