Esther Martín del Campo Madrid | viernes, 30 de septiembre de 2016 h |

Las nuevas necesidades asistenciales, en un entorno en el que avanza el abordaje multidisciplinar de las patologías, un mayor peso de las enfermedades crónicas y un paciente más informado, exige también un nuevo modelo formativo de los profesionales sanitarios. Así lo creen los expertos de Funcas, la fundación de la Confederación Española de Cajas de Ahorros, que ha lanzado un vídeo dentro de su campaña de ‘Buenas prácticas en el sector sanitario’, que persigue como objetivo alcanzar la denominada “triple meta”: mejor salud, mejores cuidados y menores costes.

La especialista en Sanidad de Funcas, Wendy Wisbaum, considera que existe “una senda clara, reconocida y efectiva para transformar la formación médica: la educación interprofesional o EIP”, un enfoque pedagógico dirigido a preparar a los estudiantes de los distintos ámbitos de las ciencias de la salud que debe plantearse como una actividad transversal que impregne todo el currículum de los estudiantes sanitarios.

Un modelo de seis puntos

La EIP se articula en torno a seis puntos diferentes. El primero de ellos es la clarificación de funciones, de manera que durante la formación estudiantes y profesionales del sector deben comprender su propio papel, pero también el de los profesionales con los que colaboran en la atención al paciente, realizando su desempeño de manera respetuosa e integrando competencias sin solapamientos ni tensiones.

Otro aspecto importante es el funcionamiento en equipo, a partir del desarrollo de principios que respeten los valores éticos y facilitando el debate entre los miembros. El tercer punto define el trabajo centrado en el paciente, apoyando su participación y respetando las necesidades de todas aquellas partes implicadas.

En la misma línea, otro aspecto que define la EI es la comunicación interprofesional, que debe presidir su relación. En este sentido, subrayan la necesidad de desarrollar relaciones de confianza con los pacientes y sus familias, junto al resto del equipo, y de utilizar las TIC para mejorar los cuidados que proporcionen.

Para finalizar, el modelo propuesto por Funcas aboga por la resolución interprofesional de conflictos, que han de abordarse de manera constructiva, y por un liderazgo colaborativo, de manera que cada profesional se hará cargo de este liderazgo en función de la situación que se deba resolver.

Para Juanjo Beunza, director del Interprofessional E & CP de la Universidad Europea de Madrid (UEM) “existen varias iniciativas educativas en España que cubren, de algún modo, aspectos de educación interprofesional”. La promoción de unidades docentes multiprofesionales, los talleres de comunicación en diversos centros de simulación, como el Hospital Virtual Valdecilla, o los cursos de formación de posgrado en algunos centros asistenciales, como el Hospital de Alcorcón, van en esta misma dirección.

No obstante, aclara que el único programa en nuestro país “específico e integrado” y registrado en un informe que constituye la referencia en este campo es el que él mismo dirige en la UEM con alumnos de pregrado.

Beunza explica que el programa comenzó en el año 2013 de la mano de Hugh Barr del Centre for the Advancement of Interprofessional Education del Reino Unido, lo que les permitió acceder a varios modelos internacionales. En la actualidad, asegura que cuenta con más de 30 profesores facilitadores y más de 1.000 alumnos involucrados, de las titulaciones de enfermería, farmacia, medicina, psicología y odontología, todos ellos bajo la Facultad de Ciencias Biomédicas y de la Salud. A partir del 18 de octubre, se añadirá la inaguración de las nuevas instalaciones del hospital simulado, completando así lo que califica como “un modelo docente innovador”. Este año, además, la UEM celebrará las I Jornadas Españolas de Educación Interprofesional en Madrid, el próximo 4 de noviembre.

Según sus palabras, la EI se aplica en todos los ámbitos formativos del profesional sanitario —pregrado, postgrado y formación continuada—. “El enfoque y objetivos varían según los conocimientos y experiencia de los asistentes, así como de las necesidades inmediatas, tanto de los profesionales como de los servicios sanitarios”, remarca.

Una de las muchas dudas que se plantean sobre este tema es si los profesionales españoles están preparados para este nuevo modelo formativo. Sobre este punto, Beunza destaca la heterogeneidad de las competencias interprofesionales de los sanitarios de nuestro país. “Tenemos profesionales que son auténticos maestros, y otros que tienen mucho que mejorar todavía”, advierte. No obstante, aclara que, en general, todos se beneficiarían de un modelo docente competencial que les permitiría también adaptarse mucho mejor a los cambios estructurales que actualmente están ocurriendo de un modo muy rápido en la atención sanitaria. “Es como si estuviéramos cambiando la estructura organizativa y de trabajo, sin cambiar a las personas que sostienen dicha estructura”, añade.

Trabajo en equipo

Aunque a primera vista puede existir alguna similitud con la formación de los médicos internos residentes que rotan y aprenden los roles en otras especialidades, Beunza no cree que el modelo tenga muchos puntos en común. “Las rotaciones entre departamentos son necesarias para la formación de los residentes, pero se centran en aspectos técnicos relativos al diagnóstico y al tratamiento de determinadas patologías, así como a las relaciones interdisciplinares de los médicos”, matiza. Frente a ello, la EI tiene que ver más con las relaciones que se establecen entre profesionales involucrados en el cuidado de un paciente, como pueden ser el médico, enfermero, psicólogo, farmacólogo, administrativo, gerente, limpieza, etc… y trata las competencias de comunicación, autoridad (modelos de autoridad y toma de decisiones), roles (definición, interacción y defensa de roles), etc…, según explica.

En la misma línea, insiste en que en la actualidad el 70 por ciento de las universidades británicas implementan este tipo de iniciativas. “Se considera que son parte obligatoria del currículum sanitario, aunque su ausencia no sea penalizada” advierte. El especialista cree que, en pocos años, la Unión Europea unificará criterios en esta materia, y será mandatorio dar respuesta al problema en la seguridad del paciente derivado de las relaciones interprofesionales. “Cuanto antes empecemos con pruebas piloto y con la generación de evidencia local, estaremos mejor preparados para negociar dichas directrices con la Unión Europea y, sobre todo, podremos dar mejor atención sanitaria”, sentencia.


El objetivo final es alcanzar la triple meta: mejor salud, mejores cuidados y menores costes para el sistema



A nivel nacional hay varias experiencias en esta línea, aunque solo un programa completo en la UEM