Tras el anunciado visto bueno del Consejo Interterritorial (CISNS) a la revisión de la Estrategia de Salud Mental, con un horizonte para 2022-2026, las sociedades científicas consultadas han compartido sus sensaciones sobre el texto final que se presenta en el marco de un Consejo de Ministros extraordinario, lo que también dimensiona la magnitud y la importancia del proyecto. Así, la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEP) y la nueva entidad en la que ambas se han fusionado, la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), han tenido acceso a todas las versiones de la nueva Estrategia Nacional.
El presidente de la SEPB, Víctor Pérez Sola, explica a GM su valoración del texto: “aunque en general nos parece una estrategia muy naíf, con pocas capacidades para cambiar muchas cosas, entendemos que las revisiones que se han hecho en los últimos meses van en la buena dirección”.
“El enfoque inicial era totalmente social y ahora recoge también la perspectiva biológica y psicológica de estas patologías”, asegura. El experto añade que “como buena estrategia dependerá mucho de la capacidad que tengan las comunidades autónomas, incluido el presupuesto”. Sobre este punto, Pérez Sola advierte de que aunque la cifra ha mejorado en las últimas revisiones, sigue estando lejos de las necesidades para la salud mental de todo el estado español.
Otro punto importante que han visto reflejado en el texto definitivo es la incorporación de indicadores, una demanda de los especialistas que no estaba presente en los borradores iniciales. “Las sociedades han estado muy activas reclamando precisamente esa visión integral de la salud mental, presupuesto e indicadores”, subraya, de ahí que las sociedades hayan dado el visto bueno a aparecer en la estrategia como entidades consultadas para su elaboración.
“El enfoque inicial era totalmente social y ahora recoge también la perspectiva biológica y psicológica de estas patologías”
Víctor Pérez Solá, presidente de la SEPB
En adelante, confían en que el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas asignen un papel relevante a las sociedades científicas de cara a su implementación y evaluación. “A nadie se le escapa que esta estrategia llevará aparejado un presupuesto y una serie de planes específicos para tratar de que se ejecuten y las sociedades estaremos vigilantes para que cada paso sea en base a la evidencia científica y favorezca la salud mental de los ciudadanos”, subraya.
Además, para la SEPB, es importante que la estrategia mantenga esa línea específica de prevención del suicidio, para tratar de armonizar objetivos comunes en los planes que desarrollan las comunidades autónomas y se otorgue ese valor importante a los indicadores.
Suicidio y perspectiva de género
La ministra de Sanidad ya aseveró que la actualización de esta Estrategia, sin renovar desde 2009, forma parte del paso adelante que ha dado el Ejecutivo en materia de Salud Mental, pasando “del debate a la acción” en la atención de “una pandemia silenciada” hasta ahora. A esta línea de trabajo corresponde también el Plan de Acción en Salud Mental y COVID-19, aprobado recientemente y que contará con un presupuesto de 100 millones de euros para los próximos 3 años.
Durante el CISNS destacó que la citada estrategia “recoge por primera vez la perspectiva de género y una línea específica para la prevención de conductas suicidas”. Al mismo tiempo, la definió como “básica, fundamental y muy demandada por la ciudadanía”.