CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 30 de septiembre de 2016 h |

No serán los veinte años que cantaba Gardel, pero son dos lustros que han dejado también huella. Se trata de la Unidad de Ictus del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid que está de aniversario. En estos diez años, la unidad ha tenido un registro de actividad de 6.500 pacientes, atendiendo anualmente unos 600 casos. Una cifra considerable, teniendo en cuenta que la unidad dispone únicamente de cuatro camas. Además, desde 2004 forma parte del Código Ictus de la Comunidad de Madrid y desde 2012 es uno de los nodos de tratamiento endovascular del ictus junto a La Princesa y La Paz.

Como recuerda el jefe del Servicio de Neurología y cabeza del equipo, Jaime Masjuán, aunque el primer proyecto se gestó en el 2000, no fue hasta seis años más tarde cuando se puso en marcha. “Hizo falta aunar esfuerzos y concienciar a los decisores para arrancar este equipo”, si bien, una vez lo hicieron, todos se dieron cuenta de su importancia.

Precisamente, la incorporación tardía de estas unidades en los servicios hospitalarios, entre otras cosas, se debió, a juicio de Másjuán, al poco convencimiento de profesionales, administraciones y gestores de que el manejo del ictus dependía de la neurología. “Es un especialista más rápido en la toma de decisiones porque el tiempo juega en su contra”.

En este recorrido, la unidad se ha convertido en un servicio pionero en muchas innovaciones terapéuticas que más tarde se han revelado efectivas en la prevención y tratamiento del ictus —fibrinolisis intravenosa, tratamiento endovascular del ictus, nuevos anticoagulantes y antiagregantes, etc.—. “Un ejemplo de cómo las unidades de ictus han cambiado radicalmente la manera de afrontar la enfermedad cerebrovascular, con la implantación del Código Ictus, las técnicas de revascularización así como las novedades en la prevención de nuevos ictus y las técnicas de rehabilitación”.

Neurología es una especialidad en constante evolución debido a los avances y el equipo ha tenido que adaptarse en estos años a los mismos. El experto comenta que las unidades surgieron cuando sólo se podía asistir al paciente a través de los cuidados de enfermería, y esto también “complicó su incorporación en los hospitales”.

Los primeros tratamientos de reperfusión se realizaron en el año 2003 tanto intravenosos como endovasculares. Lo que al principio eran casos aislados, se ha convertido en una maquinaria perfectamente engrasada. “Este modelo de unidades de cuidados intermedios con una enfermería específica es capaz de asumir esta patología”, asegura el experto.En una unidad de estas características también es fundamental la colaboración que otros servicios como neurorradiología diagnóstica,neurocirugía, cardiología, etc.

Silvia Morel, supervisora de la unidad, afirma que debido a estos avances las enfermeras reciben formación específica en neurología y en unidades de ictus con caracter anual. “Organizamos un curso para que todos los profesionales de enfermería estén actualizados”, sostiene.

En este sentido, el abordaje multidisciplinar desde la coordinación por neurología ha hecho que la mortalidad y las secuelas de esta enfermedad hayan disminuido.

En esta interdisciplinariedad, el papel de enfermería ha sido clave, convirtiéndose en el nexo de unión entre paciente y especialista. Morel explica que la enfermera especializada está 24 horas en la cama del paciente, evaluando la clínica, los síntomas, y monitorizando al paciente. “Cualquier cambio que se produzca lo detectamos precozmente y podemos anticiparnos a las complicaciones”, indica la enfermera. Precisamente, Masjuán apunta que la atención al paciente con ictus debe ser integral desde la prevención primaria, la atención urgente, la prevención secundaria y la neurorehabilitación.

Por otra parte, el neurólogo advierte de que el envejecimiento poblacional y los malos hábitos de vida en personas jóvenes han hecho que la lucha contra esta enfermedad siga siendo un reto. Por ello, la prevención es uno de los bastiones de esta unidad, a través de campañas de sensibilización por distintas vías con el objetivo de que los ciudadanos recurran urgentemente al neurólogo ante cualquier déficit motor, sensitivo o de habla.

Investigación

El perfil investigador de la unidad está en continuo desarrollo.Así, la variabilidad de pacientes da paso a que el equipo esté investigando distintas vías en su abordaje. “Hay varios ensayos clínicos puestos en marcha”, explica Masjuán. Enfermería también tiene un papel activo en los estudios. En este sentido, las líneas de investigación clínicas se están centrando en la prevención secundaria en ictus con anticoagulantes de acción directa; el tratamiento endovascular del infarto cerebral; o las complicaciones cerebrovasculares de los pacientes en tratamiento con antivitaminas k, entre otros. En cuanto a la investigación experimental, los expertos tratan de analizar los mecanismos de muerte y neuroprotección en la isquemia cerebral o la exploración de nuevos fármacos neuroprotectores para la isquemia cerebral.

Masjuán asevera que actualmente hay que enfocar los esfuerzos en los pacientes que se presentan con ictus transitorios o con poca sintomatología de cara a instaurar el mejor tratamiento preventivo posible (antiagregantes, control de presión arterial, glucemia o lípidos).

Desafíos

El principal reto que se presenta en el abordaje del ictus, a juicio de los expertos, es dominar las enfermedades cerebrovasculares. A nivel organizativo, Masjuán considera que el principal desafío pasa por ampliar las instalaciones de la unidad, “que se han quedado pequeñas con cuatro camas”.

Aún con todo, el balance es optimista. El equipo del Ramón y Cajal es un centro de referencia en la Comunidad de Madrid. “Lo fuimos en su día para un millón y medio de habitantes, ahora lo somos para 600.000, y una semana de cada tres somos referencia para la mitad de Madrid en el tratamiento endovascular del ictus”, expone el neurólogo.

Es cierto que hasta hace años la falta de unidades especializadas en isquemias cerebrales era evidente. Esta carencia sigue existiendo en algunas comunidades que aún no han conseguido incorporarse a los avances, sin embargo, Masjuán apunta que aunque queda margen de mejora, el recorrido en estos años es incuestionable.


Teniendo en cuenta las innovaciones en neurología, la unidad ha sabido adaptarse muy bien al cambio



Los expertos coinciden en que el desafío es dominar las enfermedades cerebrovasculares