Incrementar la supervivencia en cáncer un 70 por ciento y reducir su incidencia en un 30 por ciento. Este es, según ha manifestado Josep Tabernero, (jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Vall d’Hebrón) el objetivo que debería perseguirse en esta enfermedad. Para lograrlo, durante su intervención en la mesa redonda ‘Los retos de un enfoque holístico y asequible del tratamiento del cáncer’, en el marco de la ‘Reunión de Alto Nivel: Desafíos en la Atención del Cáncer’ ha señalado que “hay que entender que el cáncer es una enfermedad muy compleja, por lo que se necesita promover unas estructuras en un modelo sin fisuras para que los pacientes reciban excelencia en la atención”.
También ha participado María Victoria Mateos, presidenta de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) se ha expresado en la misma línea: el principal reto en nuestra área es conseguir una cura de los cánceres sanguíneos; desde mi punto de vista, la sanación es vivir sin enfermedad, y que la supervivencia esté al mismo nivel que la de un paciente que no haya estado en esta situación”.
Promover investigación en red
En este sentido, ha identificado varios desafíos pendientes. El primero, el relativo a la prevención, screening y detección precoz. “Sobre todo en aquellos tipos de cáncer con mayor letalidad hay que mejorar la adherencia a los cribados”, ha subrayado. Además, Tabernero ha apuntado a la necesidad de “invertir en investigación epidemiológica de comportamientos y mejorar el nivel de concienciación en prevención”, como acciones globales para seguir mejorando el pronóstico en esta especialidad.
Por otra parte, Tabernero se ha referido a las disparidades en la asistencia oncológica, tanto en el territorio nacional como a nivel de la Unión Europea. “La coordinación es limitada entre centros integrados, estos no están conectados con hospitales de tercer nivel… tenemos centros que, en promedio, son muy buenos, pero hay que mejorar este aspecto”, ha aseverado. Y es que, ha considerado que para solucionar los problemas derivados del cáncer sólo hay una fórmula: “promover investigaciones integradas en red”.
¿Cribados en oncohematología?
Para Mateos, una de las claves para seguir avanzando en oncohematología pasa por “mejorar en la investigación de biomarcadores, para ofrecer cada vez un tratamiento más adecuado y en el momento adecuado”. “Estamos trabajando en este ámbito y, sin duda, ocurrirá en el futuro”, ha afirmado.
De la misma manera que Tabernero, ha hablado de lo que queda por hacer. “Los retos en hematología son comunes a los de los tumores sólidos: tenemos que hacer prevención, una atención personalizada, investigación traslacional y avanzar en el uso de las nuevas tecnologías”. Asimismo, respecto a los cribados que sí pueden aplicarse a otros tipos de cáncer, ha explicado que “en cánceres hematológicos son limitados, porque muchos de ellos se presentan en fases agudas”. No obstante, ha desarrollado que “en estadios premalignos, en España, se está planificando una detección previa, y existe un estudio clínico con buenos resultados”. Pero, al plantearse si debieran implementarse en el corto plazo programas de screening Mateos ha opinado que es pronto para saberlo, aunque hay trabajos en esta línea, como uno que se está llevando a cabo en Islandia relativo al Mieloma Múltiple. “En este programa se incluye a cualquier individuo mayor de 40 años y va a ser fundamental observar sus conclusiones”.
Y es que, hallar modelos que mejoren la detección precoz en los diferentes tipos de cáncer sanguíneo, contribuiría a poder actuar de manera más temprana mejorar el pronóstico en algunos casos. También, teniendo en cuenta, que la llegada de tratamientos como las CAR-T han mostrado resultados muy positivos en pacientes elegibles.
Pero, en definitiva, para Mateos, la prioridad pasa por “promover la prevención, la igualdad de acceso a la innovación y mejorar la calidad de vida de pacientes y cuidadores”. Con esto como contexto ha concluido que para conseguirlo “el cáncer tiene que ser una acción política compartida y una prioridad científica; lo único que ha de tenerse en cuenta son las necesidades de los pacientes”.
Hacia un abordaje holístico
Para César Hernández García, director General de Cartera Común de Servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia, “el cáncer requiere un abordaje holístico que vaya desde la detección precoz y los diagnósticos personalizado que permitan dar el tratamiento más adecuado hasta que los pacientes tengan el apoyo necesario a lo largo de toda su vida”. Esto, ha remarcado, sin desatender “la asequibilidad y la sostenibilidad del sistema”. Aquí, Hernández ha indicado que hay tres aspectos que tener en cuenta: “qué prestaciones proporciona el sistema sanitario, a cuántas personas y cuánto cuesta”.
Con el objetivo de optimizar estas prestaciones, ha manifestado que hay diferentes aspectos a los que atender para poder ofrecer una atención de calidad, también teniendo en cuenta la equidad o el acceso. Hernández se ha referido a la necesidad de integrar acciones, precisando que “una mejor prevención hace que haya menos casos, si hay menos casos se pueden detectar antes y, con menos casos, se puede dar respuesta a más casos con tratamientos precisos”.
En esta línea ha manifestado que, desde su perspectiva, las dificultades en acceso en ocasiones se deben a los precios de algunos fármacos, también, poniendo de relieve que “el hecho de que el ciclo de vida del medicamento sea cada vez más corto es un problema para las compañías”. Así, cree que una posibilidad de reducir los costes podría pasar por explorar fórmulas para abaratar la fase de investigación de medicamentos ya que, según ha opinado, “al observar las curvas de conocimiento, uno de los gap es que cuando menos sabemos, los precios son menores y los costes se reducen cuando ha aumentado el conocimiento, y habría que trabajar para que estas dos variables fueran paralelas”.
Aquí, ha señalado que al igual que sucedió con la COVID-19 y las vacunas, “quizá haya que ir más allá de competencias nacionales; se podría mejorar el poder de negociación en algunos de estos aspectos si se tiene en cuenta a los más de 400 millones de ciudadanos que forman la Unión Europea, ya que es una cifra más potente que la de los 47 millones de ciudadanos de España”.