CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 26 de julio de 2019 h |

El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) ha analizado cómo los países están abordando la amenaza de las resistencias a los antibióticos. Los resultados de este artículo: ‘Targets for the reduction of antibiotic use in humans in the Transatlantic Taskforce on Antimicrobial Resistance (TATFAR) partner countries’ han sido publicados en la Revista Eurosurveillance hace unos días.

De este análisis, elaborado a través de unos cuestionarios enviados a los 28 países de la Unión Europea, Islandia y Noruega, Canadá y Estados Unidos en 2017, se desprende que solo nueve han implementado objetivos para la reducción del uso de antibióticos en humanos, mientras que 17 países indicaron que se está trabajando para establecer dichas metas. En total, se obtuvieron respuesta de 30 regiones.

Como destacan los autores, algunos países han aplicado incentivos económicos para apoyar el logro de sus objetivos. “La viabilidad de estos incentivos depende de las características regulatorias y estructurales que son específicas para cada país y, por lo tanto, estos incentivos no son directamente aplicables a otros países”, explican. Por la misma razón, la comparación de la eficacia de diferentes objetivos, dicen los autores, es un desafío. A pesar de estas limitaciones, los países que están considerando la introducción de incentivos “pueden encontrar útiles las experiencias y estrategias de otros países”.

Los incentivos

Francia o Reino Unido son dos de los ejemplos que ponen en el artículo con unos planes de acción que incorporan incentivos a los profesionales para conseguir una reducción en el consumo de antibióticos. En el caso del primero, el país vinculó los objetivos a un sistema de pago por desempeño para médicos generales, de atención primaria, y pediatras. El objetivo es reducir el consumo total de antibióticos para 2020. En el caso de Reino Unido tiene marcado como objetivo reducir la prescripción inadecuada de antibióticos para infecciones de tracto urinario, en cuidados ambulatorios y hospitalarios. Para ello, al igual que Francia incentivan a los clínicos por objetivo de rendimiento.

Países como Bélgica, Malta, Países Bajos, Noruega, Eslovenia, y Suecia han incorporado otras medidas centradas en la reducción del consumo de antibióticos que a ojos de estos expertos pueden suponer mejores resultados frente a esta amenaza.

Sin embargo, los autores destacan que existe una falta de información que vincule las prescripciones con la indicación de diagnóstico en la mayoría de los países e incluso cuando la información de la codificación de diagnóstico está disponible, “la calidad puede ser deficiente”.

El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) ha analizado cómo los países están abordando la amenaza de las resistencias a los antibióticos. Los resultados de esta artículo: ‘Targets for the reduction of antibiotic use in humans in the Transatlantic Taskforce on Antimicrobial Resistance (TATFAR) partner countries’ han sido publicados en la Revista Eurosurveillance hace unos días.

De este análisis, elaborado a través de unos cuestionarios enviados a los 28 países de la Unión Europea, Islandia y Noruega, Canadá y Estados Unidos en 2017, se desprende que solo nueve han implementado objetivos para la reducción del uso de antibióticos en humanos, mientras que 17 países indicaron que se está trabajando para establecer dichas metas. En total, se obtuvieron respuesta de 30 regiones.

Como destacan los autores, algunos países han aplicado incentivos económicos para apoyar el logro de sus objetivos. “La viabilidad de estos incentivos depende de las características regulatorias y estructurales que son específicas para cada país y, por lo tanto, estos incentivos no son directamente aplicables a otros países”, explican. Por la misma razón, la comparación de la eficacia de diferentes objetivos, dicen los autores, es un desafío. A pesar de estas limitaciones, los países que están considerando la introducción de incentivos “pueden encontrar útiles las experiencias y estrategias de otros países”.

Los incentivos

Francia o Reino Unido son dos de los ejemplos que ponen en el artículo con unos planes de acción que incorporan incentivos a los profesionales para conseguir una reducción en el consumo de antibióticos. En el caso del primero, el país vinculó los objetivos a un sistema de pago por desempeño para médicos generales, de atención primaria, y pediatras. El objetivo es reducir el consumo total de antibióticos para 2020. En el caso de Reino Unido tiene marcado como objetivo reducir la prescripción inadecuada de antibióticos para infecciones de tracto urinario, en cuidados ambulatorios y hospitalarios. Para ello, al igual que Francia incentivan a los clínicos por objetivo de rendimiento.

Países como Bélgica, Malta, Países Bajos, Noruega, Eslovenia, y Suecia han incorporado otras medidas centradas en la reducción del consumo de antibióticos que a ojos de estos expertos pueden suponer mejores resultados frente a esta amenaza.

Sin embargo, los autores destacan que existe una falta de información que vincule las prescripciones con la indicación de diagnóstico en la mayoría de los países e incluso cuando la información de la codificación de diagnóstico está disponible, “la calidad puede ser deficiente”.