Salvador Illa en el Senado

Durante su estreno en el Congreso, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, expuso una ambiciosa agenda sanitaria. Pero, como todo el país, esta agenda quedó ‘confinada’ durante el estado de alarma. Finalizado el mismo, y aunque los objetivos de fondo siguen intactos, toca reordenar las prioridades y trabajar de otra manera. Durante su estreno en el Senado, Illa explicó cómo queda su agenda a la luz de la COVID-19. Entre las ya conocidas, sobresalen la apuesta por una nueva regulación de las profesiones sanitarias y de la especialización en Ciencias de la Salud, el impulso de un foro de trabajo para el reconocimiento de la carrera investigadora y un Plan de Preparación y Respuesta ante la COVID-19.

En su primera comparecencia ante la Cámara Baja, el ministro dijo que su propósito era fortalecer el SNS como “herramienta facilitadora” de equidad. Este gran objetivo se mantiene. “Si antes de la crisis sabíamos que había retos pendientes, la pandemia no ha hecho más que hacerlos más evidentes”, defendió ante los senadores.

Pero los aprendizajes que deja la gestión de la pandemia no sólo apuntan a las debilidades del sistema. También a fortalezas que deben ser aprovechadas. Desde esta perspectiva, Sanidad trabaja con dos miradas. Una a corto y medio plazo, dirigida a convivir con el virus hasta que haya una vacuna. Otra, a largo plazo, dirigida a transformar el SNS. En ambas miradas, apuntó Illa, el modelo debe ir hacia más prevención, más salud pública y un SNS más cercano a las personas. En definitiva, resumió, a “un sistema que produzca salud y no solo sanidad”.

Mejor cooperación y cohesión

Si importante es la prevención, no menor será la apuesta por “más y mejor cooperación y más y mejor cohesión”. Otra de las grandes lecciones aprendidas es el valor de la gestión pública de la crisis. El balance cuantitativo de la coordinación institucional anima a Illa ahondar en el trabajo conjunto y en la lealtad institucional. Más allá de las 14 reuniones de la Conferencia de Presidentes, han sido 35 reuniones del CISNS; 68 encuentros bilaterales para la desescalada; 13 reuniones con la comisión de Salud Pública; 28 de la Ponencia de Alertas; 9 con los responsables de Salud Laboral; 3 con los de Asistencia Sanitaria; 10, con los de RRHH…

“Queremos un sistema fuertemente cohesionado y en la manera de trabajar, con una comunicación en red, ágil y compartida”, resumió Illa. Esta forma de trabajar será determinante ante posibles repuntes o ante otras amenazas. De hecho, el Gobierno tiene previsto aprobar en breve un Plan de Preparación y Respuesta ante la COVID-19, que incorporará una reserva estratégica y producción de material crítico, así como planes de contingencia para reactivar los recursos sanitarios replegados, y una guía para el control de repuntes, brotes y una posible segunda ola.

En la misma línea, el ministro aseguró que trabaja con las comunidades autónomas con la vista puesta en la extensión de la campaña de vacunación de la gripe. “El objetivo es que las dos enfermedades, en la medida de lo posible, no coincidan”, aclaró el ministro. Por ello, Sanidad está llevando a cabo una compra extraordinaria, complementaria a las de las CC. AA, para dotar al sistema de cinco millones de dosis extra dirigidas a vacunar a profesionales sanitarios, mayores y personas con condiciones de riesgo.

Retos de futuro vigentes, aunque matizados

Los retos de futuro siguen vigentes, “aunque matizados y reordenados” por la crisis sanitaria. Son cuatro: Compromiso para mantener a las personas en el centro del sistema, recursos humanos, I+D+ i y el refuerzo de la Sanidad pública.

1. Las personas

Hace más de 70 años que la Organización Mundial de la Salud definió la salud desde tres dimensiones: la física, la psicológica y la social. El abordaje sanitario moderno ha priorizado la primera, en detrimento de las otras dos. Pero la pandemia y el aislamiento han enseñado cuán importantes son la dimensionen psicológica y social para la salud. Illa tiene aquí dos ámbitos a reforzar: la Atención Primaria y la Salud Pública.

Atención Primaria

El ministro lleva semanas reiterando el trascendental papel que la Atención Primaria ha jugado durante la pandemia, permitiendo que la gran mayoría de diagnosticados —leves y moderados—, se recuperaran en su domicilio. Sanidad también ve como una lección a aprender su capacidad de adaptación acelerada a una atención no presencial. Esto pone las bases de lo que el Ministerio quiere fomentar desde Atención Primaria: su “lugar natural como eje que ordena el sistema” y que le permite ver “todos los determinantes de la salud”.

Esto implicará nuevos recursos y también nuevos roles, “como enfermería”, concretó Illa, que se concretarán en el marco estratégico de la AP. También una mejor coordinación socio-sanitaria.

Pero, tras la pandemia, también implicará un trabajo mucho más grande en los campos del envejecimiento, la dependencia, la cronicidad, el alzhéimer y el aislamiento y la soledad no deseada. La crisis, dijo Illa, ha puesto de manifiesto la necesidad de apoyo en zonas despobladas. Para ello, Sanidad apuesta por desarrollar “un modelo de atención a la salud rural, con base en la Atención Primaria y Comunitaria que incluya la atención en el domicilio, la farmacia rural y la integración de las nuevas tecnologías”.

Salud Pública

En Salud Pública, Illa se limitó a reforzar las consideraciones trasladadas en la Comisión para la Reconstrucción: desarrollar la Ley General de Salud Pública. Según los datos de Sanidad, el gasto en Salud Pública supone un 1,1 por ciento del gasto sanitario público total. Además, se ha mantenido en esta línea en años anteriores. La única excepción, destacó Illa, ocurrió en 2009, por la gripe A. Pero aún en ese caso, la inversión llegó al 1,6 por ciento.

Ante estos datos, el ministro se mostró tajante: “Tenemos la obligación ineludible de aumentar los recursos de Salud Pública, con estructuras y recursos”, dijo, para la vigilancia epidemiológica y para impulsar estilos de vida saludables”. Aquí, el desarrollo de la Ley no solo pasaría por crear un Centro Estatal de Salud Pública, sino fomentar la promoción de la salud, las políticas de fomento del autocuidado de la salud, la participación de los pacientes y la inclusión transversal de la equidad y la igualdad en salud.

2. Recursos humanos

Siguiendo también la estela de su comparecencia ante la Comisión para la Reconstrucción, Illa explicó sus planes para los recursos humanos.

Por una parte, Sanidad quiere prestar la máxima atención a la carrera y al desarrollo profesional, a la retención y potenciación del talento y a la calidad de la atención. Aquí, Illa destacó que se va a seguir aumentando el número de plazas de Formación Sanitaria Especializada en las especialidades en colaboración con las comunidades autónomas y, al mismo tiempo, se va a avanzar en la actualización de los contenidos. “Todo ello mediante una nueva regulación de las profesiones sanitarias y de la especialización en Ciencias de la Salud”, aclaró.

La mejora de las condiciones laborales es otra de las vías de trabajo del Ministerio. Si bien se trata de una política autonómica, el Ministerio se ha mostrado dispuesto a poner su grano de arena en la consecución de estos objetivos. Lo hará a través de dos vías. La primera, el “reconocimiento de la carrera investigadora a través de un foro de trabajo estable con las comunidades autónomas”.

La segunda, la incorporación de “más y nuevos perfiles para abordar nuevas realidades”. Aquí Illa no sólo se refirió a las especialidades de Urgencias e Infecciosas, sino también a disciplinas no asociadas al ámbito sanitario, como estadísticos, sociólogos o matemáticos.

3. Digitalización e I+D+i como palancas de transformación.

Tres de los grandes anuncios del ministro durante su estreno en el Congreso fueron la elaboración de un Libro Blanco de la Digitalización en el SNS; la Estrategia de Medicina de Precisión y la Estrategia Farmacéutica para el SNS. Los tres objetivos se mantienen, pero incluidos en un epígrafe que mira a la Ciencia y a la inversión en I+D+i como única salida a la pandemia.

En este contexto, los anuncios del Congreso se manifiestan como retos a profundizar. El más evidente, el de la transformación digital. Durante la crisis se han acelerado formas no presenciales de relación con pacientes y familias. Según Illa, “hay que seguir avanzando por esta vía y de forma más ágil”. La interoperabilidad de la e-receta y la Historia Clínica Digital ha sido un hito pero ha tardado más de 13 años en realizarse. Será algo a tener en cuenta en el Libro Blanco de la Digitalización.

Esta digitalización también impulsará otras palancas, como la medicina de precisión. El ministro confirmó que el Gobierno sigue apostando por la medicina de precisión, cuya estrategia se va a trabajar con el Ministerio de Ciencia. Y en línea con ella, Illa reiteró cómo los desafíos en política farmacéutica “obligan a cambiar la forma de hacer las cosas”. La Estrategia que plantea Sanidad tiene una visión “proactiva y a medio y largo plazo” para mejorar  la incorporación de la innovación.

4. Afianzar la Sanidad Pública como servicio público esencial

Para Sanidad, la emergencia sanitaria ha puesto de manifiesto la importancia de una asistencia sanitaria universal y de calidad. Y eso no sólo depende, según Illa, de elevar la inversión sanitaria al 7 por ciento del PIB. También es preciso avanzar en eficiencia, optimizando recursos. Y aquí de nuevo Illa recuperó dos de las ideas trasladadas hace cuatro meses: el refuerzo de la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías y la “revisión permanente” de los medicamentos financiados, tanto en precio como en relación a la vigencia de su utilidad terapéutica.

Medidas para reforzar el SNS

Por último, el ministro detallóun bloque de medidas en las que ya se está trabajando de cara a reforzar el Sistema Nacional de Salud.

  • Universalización. Illa explicó que la semana pasada se retomaron los trabajos para, próximamente, disponer de una ley que garantice el derecho a la protección de la salud.
  • Eliminación del copago farmacéutico. Sanidadha dado los primeros pasos con los beneficiarios del Ingreso Mínimo Vital. A continuación vendrán los pensionistas en situación de mayor vulnerabilidad y las personas perceptoras de la prestación económica de la Seguridad Social por hijo o mejor a cargo.  
  • Ampliación progresiva de la atención a la salud buco-dental.
  • Seguir desarrollando el plan frente a las pseudoterapias.
  • Actualización de la Estrategia de Salud Mental. Dentro de ella, el abordaje del suicidio seguirá siendo una prioridad.  
  • Proposición de ley sobre la eutanasia.