J.A. Madrid | viernes, 30 de junio de 2017 h |

Dentro de la estrategia para evitar el avance de la obesidad en la población, atención primaria debe jugar un papel clave. El primer nivel asistencial “debería entrar en las fases iniciales y trabajar en la prevención. Juegan un papel muy importante como ocurre con el tabaco”, explica Susana Monereo Megías, jefa de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.

La lucha contra la obesidad requiere de una lucha coordinada entre todos los ámbitos. “Urge una ruta asistencial que coordine desde el obeso mórbido hasta la base”, señala Carlos Sánchez Juan, jefe de la Unidad de Endocrinología y Nutrición del Hospital General Universitario de Valencia.

El trabajo comenzaría desde la Administración hasta los centros de salud y hospitales. “El médico de primaria hace mucha prevención porque el adulto sano va allí a hacerse una exploración general. Ahí se puede advertir de si hay sobrepeso del riesgo de obesidad”, según pone de manifiesto Purificación Martínez de Icaya, endocrinóloga del Hospital Universitario Severo Ochoa.

Una de las tareas que podría llevar a cabo primaria es realizar la antropometría del paciente. Los expertos coinciden en la necesidad de que haya básculas en estas consultas. Igual que se mide la tensión arterial o se pregunta al paciente si fuma, los especialistas reclaman que se haga lo mimos con la obesidad.

“Cuánto pesa, cuánto mide, se calcula el índice de masa corporal (IMC) y automáticamente se hace un consejo”, relata Monereo Megías.

Los tres especialistas coinciden en que el tiempo con que cuentan los médicos de atención primaria es limitado debido a la alta presión asistencial. Por este motivo reclaman la incorporación de figuras dentro de los centros de salud como dietistas, psicólogos o expertos en educación física.

Pero esta concienciación sobre los problemas asociados a la obesidad deben extenderse al resto de las especialidades. “Cuantas veces llega un informe con diabetes tipo 2, dislipémico, cardiopatía isquémica… La obesidad no aparece en los diagnósticos. La antroprometía no está descrita en el informe del cardiólogo y la obesidad es lo primero. Es una enfermedad crónica”, subraya Martínez de Icaya.

“Deben mantenerse y crearse unidades de obesidad para pacientes de alto de riesgo en los hospitales. Los pacientes muy complejos como son los trasplantados, con cáncer, con enfermedades neurológicas… Estas unidades deben estar integradas por equipos multidisciplinares con médicos, enfermeros, psicólogos, dietistas, psicólogos…”.

Los diferentes niveles asistenciales deben estar coordinados para hacer frente a esta labor. “Hay que rediseñar la atención al obeso. Hace falta un compromiso del paciente, como un consentimiento informado pero que le obliga a poner de su parte. Son fundamentales expertos que sepan de educación física y sean capaces de prescribir ejercicio a una persona que no se puede mover. Hemos hecho en la Soceidad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) varios cursos de cómo prescribir ejercicio en los pacientes con obesidad”, advierte Monereo.

Apoyo de figuras clave

Pero dentro de esta estrategia, los expertos destacan el papel del paciente empoderado y responsable para evitar la obesidad. No obstante en esta labor de concienciación de la sociedad reclaman el apoyo de figuras clave como la Casa Real o la Presidencia del Gobierno. Una tarea similar a la que desarrolló la ex primera dama Michelle Obama para hacer frenar el avance de esta enfermedad crónica en Estados Unidos.

“Hay que fijarse también en ciudades como Oklahoma, Boston o Ámsterdam, a las que le ha ido muy bien con campañas institucionales para mejorar la obesidad”, valora Martínez de Icaya.


Recomiendan la incorporación de otros profesionales como dietistas o expertos en educación física



Los especialistas reclaman la implicación de figuras clave como la Casa Real o Presidencia del Gobierno