C.R. / J.R-T Madrid | jueves, 21 de noviembre de 2019 h |

En 2015, la por entonces nueva consejera de la Consejería de Sanidad de Islas Baleares, Patricia Gómez i Picard, y su equipo proyectaron la imagen final de qué Sanidad querían para la región a medio y largo plazo. Y lo hicieron adrede, obviando la visión a corto, conscientes de que una de las principales críticas que se hace a la Administración sanitaria es la mirada cortoplacista. “De eso hay que huir”, afirma con rotundidad la consejera, para quien avanzar por esta vía pasa especialmente por un modelo que considere a la industria farmacéutica como un “socio estratégico” y no como un mero proveedor. Esto le ha llevado, durante un desayuno informativo organizado por Executive Forum, con la colaboración de Pfizer y Takeda, a defender un espacio de colaboración y participación, pero a cambio de transparencia. “Necesitamos que el precio sea justo desde el principio”, asegura.

Igual que defiende que la Administración por sí sola no es capaz de conseguir el objetivo de generar más salud, y que necesita ir de la mano de la industria para adoptar medidas transformadoras, Gómez i Picard también es consciente de que la eficiencia es un camino irrenunciable.

Picard también ha poner todo su empeño en la facturación a terceros, su única fuente de financiación sanitaria adicional frente a los 16 millones de turistas anuales, que en la práctica suponen para Baleares una población ‘adicional’ de 300.000 personas. El objetivo de mejorar la facturación, iniciado en 2015, ha dado hoy sus frutos gracias a la introducción de administrativos en los centros de salud turísticos. Aunque todavía no se factura el 100 por cien, lo conseguido ha sorprendido hasta a la propia Consejería de Hacienda regional: 40 millones de euros. “El sistema es sostenible; ahora hay que ser solventes”, defiende… Un cambio de lenguaje que también defiende llevar al concepto de gasto: “Debemos dejar de hablar de gasto sanitario y más de inversión en salud”, considera.

De la misma manera que es importante centrarse en la facturación a terceros, la consejera destaca la importancia de la central de compras como otra “medida estructural” a potenciar para ganar en eficiencia. Los ahorros previstos en Baleares por esta vía apuntan a 1,4 millones de ahorro en productos sanitarios y 9,6 millones en medicamentos.

Estas y otras líneas de trabajo han permitido a la comunidad abordar lo que Gómez i Picard considera sus estrategias sanitarias diferenciales: a la cabeza de las mismas se sitúa la recuperación de la inversión en salud: en 2020, el presupuesto sanitario será un 31 por ciento superior al de 2015, aunque seguirá siendo insuficiente a la luz de factores como el incremento poblacional o el envejecimiento.

Gracias a este aumento de la inversión, la Consejería de Salud de Baleares ha podido incrementar la inversión en Atención Primaria, afrontar diversos procesos de renovación tecnológica o eliminar el copago a los pensionistas. Esta medida, efectiva desde el 1 de enero de 2019 para los jubilados con rentas inferiores a los 100.000 euros anuales, ha obligado a Baleares a sumar un millón de euros más a los 14 que ya componen la factura mensual en farmacia, lo que justifica, dice Gómez i Picard, porqué la región está ahora a la cabeza, “con incrementos considerables”, en gasto farmacéutico de receta.

La consejera balear también ha hablado de listas de espera. “Tenemos que mejorar en la demora, ahora se esperan 73 días para una intervención quirúrgica y no estoy satisfecha. También es cierto que alrededor de 7.000 personas esperan unos 60 días a la primera consulta”, explicó.

Baleares también quiere diferenciarse en políticas de prevención. Para ello, en primer lugar, la Consejería se ha propuesta que en 2020 entre en el Parlamento regional una Ley de Adicciones que tendrá en cuenta la venta de alcohol y la prevención del tabaquismo en menores, así como el uso de drogas y las adicciones sin sustancia. En segundo lugar, está trabajando en una plataforma digital en salud dirigida a pacientes activos, a la población general, a la persona individual y a las instituciones. Esta plataforma ha requerido un sistema de compra pública innovadora para su desarrollo informático y ya se está trabajando en su contenido.

En el ámbito de la cronicidad, la diferenciación viene con las cifras que arroja la evaluación del plan regional implementado para identificar a las personas y tenerlas en el radar de la asistencia y luego diseñar rutas asistenciales diferenciadas. De los 6.600 pacientes evaluados, los ingresos en crónicos complejos (6.300 pacientes) han disminuido un 18 por ciento, mientras que las visitas a urgencias han caído aproximadamente un 20 por ciento y la estancia media ha bajado 3 días. Al mismo tiempo, en Atención Primaria han aumentado los pacientes visitados a domicilio por las enfermeras, que también están aumentando el número de visitas por paciente.

El caso de los crónicos avanzado (315 pacientes), han disminuido un 50 por ciento tanto el número de ingresos como las visitas a urgencias. En cambio la estancia media no ha disminuido. “Aparentemente, el plan está funcionando y nos permite ofrecer resultados en salud”, resalta Gómez i Picard.