C. B. Rodríguez. Madrid | viernes, 08 de marzo de 2019 h |

GACETA MÉDICA ofrece un extracto de la entrevista que se publicará íntegramente en la Revista Española de Economía de la Salud a Cristina Contel.

Pregunta. Toma el relevo al frente de la Comisión de Sanidad de la CEOE en un momento delicado: tras devolverse el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019, sabemos que habrá elecciones europeas, municipales, autonómicas y generales. A grandes rasgos, ¿cómo define la situación del sistema sanitario en esta antesala electoral?

Respuesta. El mapa sanitario español es muy diverso y lo son también los gobiernos que tienen los 17 subsistemas sanitarios con los que tenemos que lidiar. La predisposición nunca falta, pero los constantes cambios políticos y de interlocución han provocado la paralización o ralentización de muchos asuntos. Hemos ido trabajando paralelamente con los agentes sociales para ir avanzando, pero encima de la mesa tenemos temas urgentes que requieren, no sólo de una reflexión —hace demasiado tiempo que reflexionamo—, sino de una toma de posicionamiento y de decisión. Retos como el envejecimiento de la población, el aumento de la cronicidad o las listas de espera son caballos de batalla recurrentes.

P. ¿Alguna otra recomendación?

R. Darnos cuenta de que el sistema sanitario español goza de buena salud. Y no lo decimos solo nosotros; según el informe Bloomberg, somos el sistema más eficiente de Europa y el tercero más eficiente a nivel mundial, por detrás de Hong Kong y Singapur. Si realmente tenemos este sistema sanitario, analicemos cómo hemos llegado hasta aquí, porque el 30 por ciento de toda esa actividad asistencial viene de una colaboración público-privada ante la que, hoy por hoy, lo único que se plantea es su reversión. La situación sanitaria es muy convulsa a nivel político, económico y social, pero en este caso hay datos que avalan la fotografía actual y contra la que parece que la ideología política está pesando más.

P. Escoger a una líder de la sanidad privada para representar ante las administraciones los intereses de empresas sanitarias en un momento en el que se ha impulsado la creación de una Comisión de Desprivatización sin precedentes en nuestro país no parece casual. ¿Siente presión?

R. Todo lo tenemos que leer en clave de oportunidad. El tema de esta comisión es curioso… Cuando apareció el acuerdo de Podemos PSOE y se publicitó la creación de esta comisión, desde el primer minuto dijimos que, en la medida en que nos iba a afectar, teníamos que estar en la mesa. Así se lo trasladé a la ministra: si se va a hablar de nosotros, la legitimidad pasa por ser interlocutores, con independencia de cuál sea la decisión. Tenemos que estar, porque la capacidad para defendernos es absolutamente legítima.

P. ¿Qué respuesta obtuvo ?

R. Que no había ninguna comisión, ni ningún organismo oficial creado a tal efecto, sino un grupo de trabajo entre dos partidos políticos. Todo depende de cómo se vende, porque estamos en un escenario donde la gestualidad y el efecto de impacto cuentan. La realidad es que a nivel europeo no hay ningún sistema de salud que sea sostenible sin la colaboración público-privada, pero cuando algo como esto se publicita, crea poso y la gente lo lee de distintas maneras. Hoy el tema de la privatización está en boca de todos, cuando en función de la persona con la que hablas entiende algo distinto. Primero tendríamos que definir el concepto y luego entender si estamos hablando de privatizar o ‘publitizar’, o si privatizamos desde la privada o desde la pública… Todo es un poco confuso.

P. ¿Qué papel puede o debe jugar la Comisión de Sanidad de la CEOE en este debate? ¿Aclarar?

R. Yo creo que sí. Tenemos la oportunidad de poner esta situación encima de la mesa. Porque ahora es esta comisión o grupo de trabajo, pero hace un año fueron los gestos de reversión como el de Ribera Salud. En Cataluña hemos sufrido, y seguimos sufriendo, una desconcertación progresiva de actividad asistencial y yo creo que si para algo tenemos que aunar fuerzas es para poner en valor qué estamos haciendo. Estamos colaborando. Y colaborar no es privatizar. Es simplemente que haya una voluntad de sumar sinergias, cada uno en su ámbito. El Sistema Nacional de Salud es uno. El sistema público y el privado son vasos comunicantes en los que hay capacidad de concurrencia por parte de todos. Dejarnos vencer por el cortoplacismo, por ideologías electoralistas, no nos ayuda para nada.

P. La creación de esa Comisión de Desprivatización es la cúspide de un debate muy largo contra la colaboración público-privada. ¿Cabe hacer algo de autocrítica?

R. Este es un gran hándicap. Y tenemos un contrincante importantísimo: la sanidad es una materia con un peso muy elevado a nivel de presupuestos. Eso hace que esté tremendamente politizada. En las presentaciones que hacemos es recurrente decir que hacemos el 30 por ciento de la actividad asistencial; o hablar de las urgencias, las altas, el periodo de estancia media… Estamos cansados de repetirlo y de ponerlo encima de la mesa. Y siempre nos encontramos con una serie de estigmas. Por ejemplo, seguir pensando que la privada es para cualquier dolencia menor y que no está preparada para la alta complejidad, cuando lo cierto es que hoy por hoy hay hospitales igual o mejor preparados y equipados que en la pública. En conclusión, sí, hay un problema de comunicación que se utiliza políticamente de forma importante.

LAS FRASES

El Ministerio de Sanidad nos ha dicho que no existe ninguna comisión desprivatizadora”

El sistema público y el privado son vasos comunicantes en los que hay capacidad de concurrencia”

La situación sanitaria es muy convulsa a nivel político, económico y social”