¿Cómo es posible que en estos tiempos en los que la ciencia es tan necesaria los principales centros de investigación biomédica permanezcan cerrados? Una pregunta que en las últimas semanas ha planeado en las mentes de los investigadores.

En un contexto en el que el mundo está mirando a la ciencia, casi en tiempo real, resulta paradójico que los científicos se hayan ‘quedado en casa’ y los centros de investigación de la red pública permanezcan cerrados. Esta es la conclusión en la que coinciden los investigadores Mariano Barbacid, Xosé Bustelo, presidente de Aseica, Carlos Camps, director de programas científicos de la Fundación ECO y ex presidente de Aseica, y Mariano Provencio, presidente del Grupo Español de Cáncer de Pulmón.

Investigación a pie de cama

Está claro que las áreas relacionadas con el virus están teniendo gran actividad. Es más, la mayoría de profesionales sanitarios en primera línea del hospital han tenido que profundizar en el abordaje del SARS-CoV-2 para combatir los síntomas, sobre todo, en pacientes graves. Una investigación prácticamente en la cabecera del paciente.

Sin embargo, otras áreas se han tenido que quedar en casa. Como explica Bustelo, al principio de la pandemia era algo que tenía sentido. España no ha sido la única. Como confirma el presidente de Aseica otros países también han seguido la misma estela. Sin embargo, con la desescalada en el horizonte “es el momento de retomar la actividad”, apunta. En el otro extremo están países como Portugal. A este respecto, Mariano Provencio, explica que sí se han aprovechado los recursos de la investigación biomédica. Así se lo han trasladado colegas portugueses que “han puesto a trabajar las máquinas a favor de hacer las determinaciones de test a la población”. Esto indica, aseguran, que aquí en España “el desaprovechamiento ha existido de forma clara”.

Un proceso rutinario

En esta línea, tal y como expone en un videcomunicado el investigador, Mariano Barbacid, estos centros tienen docenas de máquinas de PCR y de personas expertas que saben hacer este tipo de test para identificar personas asintomáticas. “Todos somos conscientes de que la validez de los resultados de un test de PCR. No es lo mismo que hacerlo a un animal o a través de un estudio experimental”.

La investigación biomédica ni empieza ni acaba con la Covid-19″

Mariano Barbacid.

Para Barbacid, el riesgo de tener un falso negativo o positivo es pequeño comparado con el riesgo de no saber todavía que parte de la población pueden transmitir la enfermedad. No hay que olvidar, como remarcan estos investigadores, que estas pruebas son consideradas más fiables que los test de anticuerpos, al detectar físicamente la presencia del virus en las muestras biológicas extraídas.

En opinión de Barbacid hay que tener en cuenta que la investigación biomédica ni empieza ni acaba con la Covid-19. “Recordemos que la mortalidad está por debajo del 1 por ciento, sin embargo la mortalidad del cáncer de páncreas está en el 95 por ciento”.

“No hay un plan previsto

A juicio de Bustelo sería necesario ir abriendo escalonadamente. Todo apunta a que en las próximas semanas la maquinaria se pondrá en marcha. La cuestión es toda la burocracia para materializar este proceso. “No es de recibo que los centros de investigación hayamos propuesto participar y que no se esté contando con nosotros”, apunta el presidente de Aseica.

Asimsimo, Bustelo resalta que el problema no es la acreditación en sí, la cuestión, en su opinión, es si hay una plan previsto para después de la acreditación.

Para Carlos Camps el hecho de tener un Sistema Nacional de Salud (SNS) organizado en hospitales individuales está teniendo su réplica con los recursos que existen en investigación. “No hay una planificación de la investigación, en el sentido de que no existen programas específicos ni objetivos”. Para Camps, un Estado tiene que tener, además de respetar la libertad individual de cada investigador para diseñar sus estudios, sus objetivos. “Hay que hacer convivir las dos situaciones”.

“Con la desescalada en el horizonte es el momento de retomar la actividad”

Xosé Bustelo.

Echando la vista atrás…

Para Bustelo, Camps y Provencio el problema viene de lejos. “Si no tenemos organizado el diagnóstico molecular del cáncer; si no existe una identificación clara de qué centros  y laboratorios son de excelencia y de alta calidad para hacer un diagnóstico molecular del cáncer; si del 2007 al 2017 se desinvirtió más de 10.000 millones de euros en investigación; si teníamos cerca de 50.000 empresas biotecnológicas y nos quedamos en 19.000 pues de repente te encuentras que cuando se da la crisis sanitaria no somos autosuficientes”, añade el ex presidente de Aseica.

Lo que está claro es la contribución de estos laboratorios para la realización de las PCR. Algo que forma parte del día a día de miles de investigadores de nuestro país. Ante esto, el asombro de estos expertos es evidente. “Cuando llega el problema las soluciones no las tenemos. No hemos planificado”, incide Camps. 

“La ciencia es una parte importante y esencial del desarrollo de un país” 

Carlos Camps.

La ciencia, un motor de cambio

Provencio recuerda que la ciencia es una parte importante y esencial del desarrollo de un país. No haber aprovechado, precisamente, las versiones que tiene –como es la posibilidad de diagnosticar el virus- es algo que no tiene sentido alguno. “No entiendo ese desaprovechamiento que además ha existido de una forma clara por parte de la Administración”.

El lado humano de esta historia reside en los investigadores que “están volcados en trabajar y ayudar” en esta crisis. Una lección que para el presidente del GECP debemos aprender de cara al futuro.

La crisis empezó con problemas en el número de test. “El SNS tiene servicios de microbiología estupendos, pero el problema ha sido en la cantidad”, apunta Camps. Este oncólogo está convencido de que con la colaboración de todos los centros de investigación de una misma comunidad se podría haber multiplicado, mínimo por cuatro, la capacidad de los sistemas sanitarios.

“Los investigadores están volcados en trabajar y ayudar”

Mariano Provencio

“Si el Instituto de Salud Carlos III saca becas, se dan proyectos para avanzar en la lucha de la Covid-19, y resulta que los centros de investigación están cerrados….algo no me cuadra”, añade Provencio. 

¿A qué se debe?

Para Bustelo existe, por tanto, “un miedo a salirse de la carretera” convencional. Ninguno de los expertos asegura conocer el por qué de esta situación.

La acreditación

Actualmente, España dispone de 54 laboratorios para practicar las pruebas que determinan las infecciones por Covid-19. El Ministerio de Ciencia e Innovación adelantó, hace unos días, que el ISCIII había validado 30 nuevos laboratorios de centros de investigación y universidades para realizar las PCR para el diagnóstico de la Covid-19.

Un procedimiento que continuará abierto para otros laboratorios que cumplan con estos requisitos. La pelota está ahora en el tejado de las comunidades autónomas que son las que deben confirmar que cuentan con su apoyo. Tras su validación son las que tienen que suministrar las muestras para realizar las pruebas.

“¿Por qué pueden trabajar los obreros de la construcción pero no podemos hacerlo los investigadores científicos en nuestros laboratorios?”, finaliza Barbacid. A la espera de una respuesta, la pregunta seguirá planeando en el aire de estos y otros muchos investigadores que esperan volver a la rutina y sumar en esta lucha frente a la Covid-19.