La Xunta de Galicia continúa apostando por la modernización de su sistema sanitario, esta vez con la incorporación de tecnologías avanzadas dirigidas a mejorar el tratamiento de heridas complejas y lesiones cutáneas. Estas iniciativas, enmarcadas en inversiones estratégicas, abarcan desde la adquisición de sistemas de terapia de presión negativa para todo el Servicio Gallego de Salud (Sergas) hasta la introducción de un láser de CO2 superpulsado en el Servicio de Dermatología de Santiago de Compostela.

Terapia de presión negativa

Además, el Ejecutivo gallego ha aprobado una inversión de 4,8 millones de euros para la contratación de equipos y materiales destinados al tratamiento de heridas mediante sistemas de terapia de presión negativa, cubriendo el periodo 2025-2028. Esta, tecnología clave para el manejo de heridas agudas y crónicas, se basa en la aplicación de presión negativa controlada, creando un entorno estéril y húmedo que favorece la cicatrización al reducir el exudado, controlar la carga bacteriana y estimular el flujo sanguíneo y linfático.

Este tipo de tratamiento no invasivo se utiliza en casos como el cierre de abdomen abierto o heridas de alta complejidad. Además, la portabilidad de los dispositivos permite su uso tanto en hospitales como en atención primaria, ampliando el acceso de los pacientes a terapias avanzadas.

La Xunta ha destacado que esta segunda contratación centralizada supondrá un ahorro de casi 400.000 euros durante la vigencia del contrato y podría ampliarse por dos años adicionales, alcanzando un valor total estimado de 8,1 millones de euros.

Láser de CO2

Por otro lado, el Servicio de Dermatología del Área de Salud de Santiago de Compostela y Barbanza ha incorporado recientemente un láser de CO2 superpulsado y digital. Con una inversión superior a los 100.000 euros, este equipo permite realizar tratamientos quirúrgicos con máxima precisión y mínimos efectos adversos, destacando en el abordaje de patologías como carcinomas basocelulares, infecciones por VPH y cirugías de hidradenitis supurativa.

Según ha asegurado Ángeles Flórez, responsable del servicio, el láser combina flexibilidad y seguridad, adaptándose a diferentes tipos de piel y necesidades clínicas. Además de su precisión, la tecnología reduce el tiempo quirúrgico y los riesgos postoperatorios como inflamación, sangrado e infecciones. Estas mejoras no solo optimizan la recuperación de los pacientes, sino que también tienen un impacto positivo en los resultados estéticos.

Objetivos de las implementaciones tecnológicas

Ambas iniciativas subrayan el compromiso de la Xunta por mejorar la sanidad mediante la adopción de tecnologías que no solo benefician a los pacientes, sino que también potencian la eficiencia del sistema de salud.

La terapia de presión negativa y el láser de CO2 comparten objetivos clave: reducir los tiempos de tratamiento, minimizar las complicaciones y mejorar la calidad de vida de los pacientes. El uso de dispositivos portátiles para la terapia de heridas facilita la atención domiciliaria, mientras que el láser evita desplazamientos a otros centros para procedimientos especializados.

Formación e investigación

Asimismo, estas tecnologías refuerzan la apuesta del Sergas por la formación y la investigación. El Servicio de Dermatología, acreditado para la docencia y formación MIR, destaca que esta nueva herramienta no solo mejora los tratamientos, sino que también fomenta la innovación en el campo de la salud.

La introducción de estas tecnologías tiene un impacto directo en la calidad de los servicios sanitarios gallegos. La terapia de presión negativa, al ser menos invasiva, mejora las tasas de cicatrización y reduce la dependencia de métodos tradicionales más complejos. Por su parte, el láser dermatológico eleva el estándar en la cirugía dermatológica, abordando lesiones cutáneas con mayor efectividad y menor morbilidad.

Estas inversiones consolidan a Galicia como referente en la modernización sanitaria, evidenciando cómo la tecnología puede transformar la experiencia asistencial, reducir costes y garantizar un acceso equitativo a tratamientos avanzados.


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