Poco hay que contar del debate que retransmitió ayer Atresmedia entre los cuatro candidatos (de cinco posibles) a presidente del Gobierno desde el punto de vista sanitario. Apenas 30 segundos fue lo que dedicaron tanto los conductores del debate como los protagonistas del mismo, porque la culpa fue compartida. Se abrió el bloque de educación y sanidad con la primera de estas materias. Cada uno de los candidatos dio su punto de vista y, cuando todo el mundo esperaba las propuestas sanitarias, Vicente Vallés, unos de los moderadores del debate, pasó al siguiente bloque, el de regeneración democrática.
Aún así, y dentro del primer turno de palabra sobre regeneración, Albert Rivera volvió a repetir que en los cien primeros días de gobierno, si depende el Ejecutivo de él, enviaría por correo postal a todos los ciudadanos una tarjeta sanitaria válida para cualquier punto del territorio español. Fuera de cámara, al presidente Pedro Sánchez se le escuchó replicar a Rivera. “Pero si eso ya existe”, dijo. También uno una mención tímida del candidato ‘popular’, Pablo Casado, quien para defender su pacto de Gobierno en Andalucía, aludió a las listas de esperas y prometió reducirlas a un mes.
Y hasta ahí lo que se puede contar de un debate de casi dos horas donde la sanidad fue la gran derrotada.