CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 21 de octubre de 2016 h |

El acceso a las innovaciones en el campo de la inmunooncología es un debate que está a la orden del día en cualquier circulo sanitario. España es uno de los países a la cola en la aprobación de nuevos fármacos y fijación de precios, y la variabilidad entre comunidades es evidente. Bajo este prisma tuvo lugar la jornada ‘La Inmunooncología a debate. Reunión con Agentes Decisores’, organizada por la Fundación ECO, con el objetivo de analizar la situación actual de estos tratamientos en España, desde el punto de vista de los diferentes agentes decisores, así como de buscar posibles líneas de colaboración que permitan afrontar el futuro con garantía de calidad y sostenibilidad.

Los expertos están convencidos de que en la actualidad se hace “política económica basada en el retraso del acceso a las innovaciones”, y que la única realidad que cuenta es el impacto presupuestario. Como explica Montserrat Pérez, del servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, “no es suficiente el análisis de los costes directos correspondientes a fármacos”, ya que el peso de los costes no farmacológicos son importantes en la carga de la enfermedad. En este marco, considera que la decisión de financiación debería estar presidida por un sistema de multiatributo, basado en criterios científicos, económicos, sociales y éticos. Puesto que, “en situaciones de incertidumbre se hacen necesarios esquemas de coste compartido”. En el caso concreto de la inmunoterapia, la experta explica que se presenta la dificultad de identificar de forma completa el beneficio clínico, y por tanto, a la hora de realizar estudios farmacoeconómicos de estos tratamientos. Con todo, su receta para avanzar en este campo es “una adecuada medición de indicadores y resultados en salud que ayuden a tomar decisiones”, pero para ello urge la puesta en marcha de plataformas y herramientas informáticas comunes en todo el sistema.

¿Cómo alcanzar el coste-beneficio?

Para Carlos Camps del Hospital General Universitario de Valencia, el campo de la inmunooncología es una oportunidad que tiene que aprovechar el SNS. Sin embargo, este tiene que poner el foco en el valor y no en el coste, no sin antes desarrollar herramientas innovadoras en materia de financiación, medir resultados y analizar estadísticamente esos datos. “Hay que promover un profundo debate social, y poner precios justos en las verdaderas innovaciones, abandonando el me too”, indica, al tiempo que matiza que hay que ir de un modelo “por pastilla” a otro “por resultados”. En este aspecto, llama a la responsabilidad sanitaria para comenzar a diferenciar entre innovación y novedad terapeútica. A partir de entonces, habrá que evaluar la efectividad entre fármacos y saber priorizar. De hecho, como asegura Camps, organizaciones como ESMO y ASCO están trabajando en encontrar consenso de cuál es el beneficio clínico de una innovación para aunar criterios en todos los sistemas sanitarios.

Visión del gerente

Desde el punto de vista de la gestión, Manuel Romero, gerente del Hospital Universitario Virgen del Rocio, tiene claro que el gerente es un aliado en la innovación, y por tanto, hay que “vivir este momento como una oportunidad” A su juicio la innovación en la adquisición de medicamentos debe pasar por definir el umbral de la eficacia a través de los biomarcadores, así como el umbral de la seguridad. La evaluación exhaustiva de endpoints que afectan a resultados en salud es una tarea también pendiente. “Tenemos que exigir biomarcadores, ya que el futuro dependerá de su desarrollo”, explica. Para el gerente, estos indicadores mejoran los resultados en salud, optimizan las indicaciones, mejoran la efectividad y optimizan la gestión de recursos.

Asimismo, para fijar el umbral de coste-efectividad hay que tener en cuenta el precio unitario frente a la población diana. Romero cree que es fundamental unir la esfera clínica y la gestora, y por ello, los acuerdos de riesgo compartido o el pago por resultados tienen que contar con criterios clínicos.

El gestor tiene claro que el SNS tiene que desinvertir y apostar por otras estrategias que faciliten el equilibrio entre innovación y sostenibilidad. Según comenta, una buena manera de optimizar los recursos sería teniendo en cuenta a los biosimilares, que están suponiendo un respiro importante. Además “aprender a no hacer” es fundamental en el SNS, es decir, desinvertir en lo obsoleto no es nada descartable y permitiría incorporar nuevos tratamientos. Por último, “no pagar si no hay resultado positivo para el paciente”.

Visión del clínico

El discurso de los clínicos no dista demasiado de otras esferas sanitarias, sin embargo, plantea algunos matices. Jesús García, jefe del Servicio de Oncología del Complejo Hospitalario Universitario de Orense, asegura que como especialistas en el tratamiento integral del cáncer, el clínico tiene que implicarse en la optimización de los recursos que se emplean. “Nuestras decisiones deben fundamentarse en un análisis crítico de la evidencia científica, consensuadas en equipo y bajo la supervisión de clínicos expertos en el manejo de las diferentes neoplasias”, indica.

García apuesta por definir, revisar y conocer los resultados como estrategia para un empleo óptimo de los recursos farmacológicos. Asimismo, opina que para utilizar los parámetros de eficiencia, se deben definir con claridad y establecer métodos de medida adecuados para dar directrices a los profesionales.

Los decisores finales

La tarea de evaluar las innovaciones es un esfuerzo que el SNS tiene que alcanzar, pero deben disponer de una metodología ágil. Para ello, Andreas Abt, Fundador de Pharma Talent, cree que se debe alcanzar un consenso bien definido, transparente y con resultados vinculantes. En cuanto a la metodología, “debe ser específica para cada innovación”.

La reevaluación de la innovación también es otro foco de discusión. Como indica Antonio Blázquez, jefe adjunto del Departamento de Medicamentos de Uso Humano de la Aemps, el Informe de Posicionamiento Terapéutico (IPT) tiene prevista la reevaluación, aunque es complejo llevarlo a cabo, “sin embargo, el reto está en incorporar a la práctica diaria las reevaluaciones del IPT”. En la actualidad no hay ensayos clínicos comparativos y la única forma que hay, de momento, disponible para comparar es a través de la reevaluación de las innovaciones incorporadas a la cartera sanitaria.

CLAVES

Medición de indicadores y resultados en salud.

Registros de datos para analizar estadísticamente.

Ligar registros y prescripción, a nivel hospitalario.

Apostar por estudios farmacoeconómicos.

Plataformas y herramientas informáticas comunes.

Hablar de ‘valor’ y no de ‘coste’.

Desarrollar herramientas innovadoras en materia de financiación: pago por resultados, riesgo compartido…

Desarrollo de biomarcadores.

Unir esfera clínica y la gestora.

Desinversión lo obsoleto.

Implicación del clínico en la optimización de recursos.

Reevaluación de la innovación.