La OMS ha actualizado sus directrices para la atención de los pacientes con gripe, dirigidas principalmente a los proveedores de atención de salud que atienden a pacientes con infección por el virus de la gripe. Las directrices servirán también de referencia para las instancias normativas y de otro tipo en la preparación frente a epidemias y pandemias. Además, incluye recomendaciones sobre otros virus que puedan poseer un potencial pandémico.
La gripe es una enfermedad vírica. La gripe estacional es frecuente en todo el mundo. Se estima que cada año hay unos mil millones de casos de gripe estacional, de los que entre tres y cinco millones presentan una enfermedad respiratoria grave. Se calcula que entre 290.000 y 650.000 muertes anuales se deben a enfermedades respiratorias relacionadas con la gripe estacional, a las que se suman las muertes debidas a otras complicaciones gripales.
Junto con los virus de la gripe estacional, los virus de la gripe animal –por lo general los virus de la gripe aviar y porcina– pueden infectar ocasionalmente a los seres humanos y causar enfermedades que van desde conjuntivitis leves hasta neumonías graves e incluso la muerte. Los virus actuales de la gripe animal no han demostrado capacidad para transmitirse de persona a persona, pero constituyen una amenaza pandémica para el futuro.
Uso de medicamento antivíricos
Estas directrices ofrecen recomendaciones sobre el uso de medicamentos antivíricos y otros tratamientos, como los esteroides para la regulación del sistema inmunitario. La actualización se aplica a pacientes con virus de gripe estacional, virus gripales potencialmente pandémicos y nuevos virus gripales de tipo A de los que se sabe que causan enfermedades graves en los seres humanos infectados.
Un Grupo de Elaboración de Directrices formado por expertos en contenidos, clínicos, pacientes, especialistas en ética y metodólogos se encargó de analizar los datos disponibles y de formular estas recomendaciones, de conformidad con las pautas para la elaboración de directrices fiables mediante la aplicación del enfoque de Clasificación de la valoración, elaboración y evaluación de las recomendaciones (GRADE).
Las recomendaciones forman parte de la respuesta de la OMS a la gripe, que incluye la labor del Sistema Mundial de Vigilancia y Respuesta a la Gripe (SMVRG) y el Marco de Preparación para una Gripe Pandémica (Marco de PIP), que aborda las deficiencias en el acceso a tratamientos farmacológicos eficaces y otras herramientas.
La gripe en España
El pasado mes de julio la biotecnológica CSL Seqirus lanzaba un informe en que recogía los datos de las autoridades sanitarias de España y otros países. El informe determinaba que la gripe había retornado a niveles prepandémicos e incluso se superaron estos niveles.
En España, el 99 por ciento de los casos de gripe fueron de gripe A y el subtipo de influenza A más prevalente fue el H1N1. La actividad del virus de la influenza en la temporada alta tuvo lugar a finales de diciembre y principios de enero, y fue más del doble del pico registrado en la temporada 2022/23. Asimismo, tuvo la mayor prevalencia en comparación con otros virus respiratorios, incluidos el VRS y la Covid-19.
Estas estadísticas muestran la importancia de la inmunización contra este virus estacional ya que durante las primeras ocho semanas de 2024 la actividad de la gripe prevaleció sobre otros virus respiratorios. Los expertos inciden en la importancia de la cultura de adherencia a la vacuna cada campaña, como mejor medida de prevención.
También a finales de julio la Comisión de Salud Pública actualizaba las recomendaciones de vacunación para gripe, Covid-19 y VRS para 2024-2025. La novedad más destacada respecto a la vacunación frente a la COVID-19 y la gripe se encuentra dentro de los grupos poblacionales en los que se recomienda vacunación frente a gripe y COVID-19. En la campaña anterior se recomendaba la vacunación a personas de 60 o más años con una serie de condiciones de riesgo, esta vez se recomienda la vacunación a personas a partir de los 12 años con una serie de enfermedades o riesgos tales como diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, neurológicas o respiratorias, enfermedad renal, anemias o hemofilia, enfermedad hepática grave, enfermedades neuromusculares graves, inmunosupresión, cáncer o enfermedad inflamatoria crónica.
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