La Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE); la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME); la Crue Universidades Españolas; y la Alianza de Centros Severo Ochoa y Unidades María de Maeztu (SOMMa) demandan más inversión en ciencia. Un reclamo que no es nuevo pero debido al nuevo escenario provocado por el Covid-19 se ha puesto sobre la mesa con más fuerza. Lo han hecho a través de un comunicado donde ponen de manifiesto una serie de exigencias “de mínimos asumibles, si se les da cumplimiento con la máxima urgencia”.

Estas organizaciones piden concretar recursos. Además del aumento regular y sostenido de la financiación, proponen incrementar el número de especialistas en todas aquellas disciplinas científicas, sociales y de salud. Asimismo, apuestan por reforzar la atención sanitaria, “que deberá recibir prioritariamente los fondos necesarios y adquirir la dimensión que le permita disponer de todo lo necesario para resolver la situación excepcional y de cualquier crisis sanitaria venidera”.

¿Con qué instrumentos?

En cuanto a los instrumentos necesarios, las organizaciones defienden un sistema de información adecuado y dimensionado a las nuevas expectativas de flexibilidad e inmediatez que demanda la información científica. También proponen desplegar una red de asesoramiento científicos a los poderes ejecutivo, legislativo y judicial “transparente e independiente”.

En cuanto a la Agencia Estatal de Investigación creen necesario que disponga de la autonomía necesaria para gestionar los recursos destinados a la ciencia “con un presupuesto plurianual”. Por último, consideran necesario disponer de la suficiente capacidad para retener y orientar el talento existente hacia las nuevas necesidades derivadas de la actual crisis.

Las cuatro entidades están convencidas de que es el momento de resaltar el papel de la ciencia, junto con el sistema sanitario en la obtención e interpretación de los datos, así como en la propuesta de estrategias para resolver la crisis.

Una mayor conexión

Los expertos recuerdan la falta de sintonía entre la información aportada e interpretada por los científicos, al inicio de la pandemia, y las decisiones políticas tomadas por las autoridades. Una falta de sintonía que, dicen, puede haber perjudicado la idoneidad de las medidas adoptadas, al no estar suficientemente sustentadas en las evidencias disponibles. “Los obstáculos detectados en el flujo de información entre científicos y autoridades han puesto de manifiesto la dificultad que conlleva tener que proporcionar evidencia científica a quien la requiere y en el momento preciso, cuando las redes y mecanismos de asesoramiento o bien no existían, o no se habían desarrollado debidamente”.