GM | jueves, 25 de octubre de 2018 h |

Que las tecnologías biomédicas, como la genómica, la proteómica y la edición genética mediante el sistema CRISPR, entre otras, están cambiando la forma en que se ejerce la medicina es obvio, pero quizás no lo sea que el impacto de las tecnologías de la información no es menor y puede ser decisivo en el futuro, según dice Arturo Fernández-Cruz, catedrático emérito de Medicina Interna de la Universidad Complutense de Madrid, en su discurso de entrada en la Real Academia de Medicina. El nuevo académico cree que “la llegada de una inteligencia artificial superior a la humana es cuestión de dos décadas. El reto es definir lo que es bueno para la humanidad para inculcárselo a las máquinas”.

Según afirma, el Machine learning, que permite a un ordenador llegar por si solo a conclusiones específicas mediante análisis de cantidades masivas de información, y el Deep learning, capaz de reconocer rasgos mínimos de imágenes para interpretarlos, permiten ya resolver problemas como el diagnóstico de nódulos pulmonares sospechosos de cáncer pulmonar, ámbito en el que la máquina “derrota a expertos radiólogos con una eficiencia mayor en la detección de falsos positivos”, por lo que se usa ya de forma regular. Otra muestra es un estudio realizado por Holger Haenssler, de la Universidad de Heidelberg, publicado en Annals of Oncology el pasado mayo, en el que una maquina entrenada mediante el análisis de 10.000 imágenes de melanoma consiguió un 95% de diagnósticos acertados frente al 86,6% de un equipo de dermatólogos.

Hacia una medicina electrónica

Por su parte, el tratamiento mediante algoritmos de ingentes cantidades de información, lo que denominamos Big Data, “es ya una importante herramienta para la toma de decisiones, y en el ámbito de la salud es fundamental en genómica, investigación clínica, epidemiología y otros ámbitos. En un futuro próximo podría hacer realidad la red de sanidad electrónica, un gran reto para la Europa multilingüe”. El tratamiento de datos obtenidos en condiciones reales permitirá su eficaz aplicación en operativa clínica, como monitorización farmacológica, seguimiento de enfermos crónicos, historial electrónico con inclusión de imágenes, prescripciones… ofreciendo una visión estratégica de la situación del paciente y posibilitando la medicina personalizada.

Las nuevas tecnologías también permiten el Digital health, a través de aplicaciones especializadas. “Hay registradas ya 318.000 Apps de salud y se añaden unas 200 más cada día”. Algunas de ellas permiten el seguimiento continuado de enfermos crónicos, aplicar de forma masiva la medicina preventiva personalizada y realizar estudios clínicos por grupos distribuidos por todo el mundo, entre otras cosas.

Riesgos y retos de la tecnología

Pero el mundo digital también conlleva riesgos y retos y a ellos alude también el académico en su discurso. Además de la información de baja calidad, la web es un campo abonado para difundir las pseudoterapias o ideas extravagantes. Y las redes sociales generan incluso nuevas enfermedades. Citando a Lynn Fox, que fue durante 25 años responsable de comunicación de Apple, Fernández-Cruz dice que “las redes sociales provocan un incremento de los casos de depresión en adolescentes y de trastornos alimenticios”.

El discurso, que será contestado por el académico Manuel Serrano Ríos, lleva el título de “Es el momento y la oportunidad de cambios ante las perspectivas del futuro de la Medicina”, y en él Fernández-Cruz, además de sus referencias a las nuevas tecnologías, realiza una amplia revisión histórica de la medicina y un análisis de los principales campos de investigación que mantiene abiertos la ciencia actualmente en la lucha contra las enfermedades y el avance hacia el objetivo de vivir más años y en óptimas condiciones.