Más profesionales de enfermería, y con mejores condiciones de trabajo, para mejorar la salud de los pacientes. Esta ha sido una de las principales reclamaciones de los profesionales durante el reciente Congreso Internacional de Enfermería, celebrado en Barcelona. Las enfermeras han reivindicado la importancia de su profesión en el sistema sanitario y han alzado voz contra la escasez de profesionales y la precariedad. En este sentido, Linda Aiken, directora del Centro para Resultados de Salud e Investigación sobre Políticas de la Universidad de Filadelfia, y una de las principales investigadoras sobre la relación entre las condiciones de trabajo de las enfermeras y la salud de los pacientes, comentó los resultados de sus más recientes estudios en Estados Unidos. “Por cada paciente que se añade a una enfermera, se incrementa la mortalidad un 7 por ciento. La escasez de enfermeras aumenta la mortalidad”, afirmó.
Por su parte, Amelia Amézcua, del Sindicato de Enfermería Español (Satse), recordó los datos del Estudio de incidentes y eventos adversos en medicina intensiva (Syrec), de 2007, que indica que el 40 por ciento de los pacientes ingresados en las UCI tienen riesgo de padecer efectos adversos, y que un 60 por ciento son evitables. “Es un problema de salud pública, y por eso hay que aumentar el personal de enfermería, ya que, en ratio enfermera/pacientes, estamos en el puesto 33 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Y en la Unión Europea la media es de 8,4 enfermeras por mil habitantes, mientras que en España es de 5,1 enfermeras por mil habitantes”, señaló Amézcua. A juicio de esta experta, más allá de contratar más profesionales, “también hay que mejorar las condiciones de trabajo, ya que se produce una desplanificación frecuente por ‘necesidades del servicio’, lo que aumenta la fatiga de los profesionales”. Asimismo, reclamó que es necesario mejorar la formación y la comunicación entre todos los profesionales para conciliar la medicación y evitar dupliciad de pruebas. Hay que tener en cuenta, añadió, que los efectos adversos más graves tienen un impacto también en los profesionales. “Algunos abandonan su profesión”, agregó Amézcua.