Esther Martín del Campo Madrid | lunes, 06 de mayo de 2019 h |

Hasta el último momento, Antonio Bernal, presidente de Honor de la Alianza General de Pacientes, defendió la necesidad de humanizar la atención sanitaria: “Humanizar es no olvidarse de la calidad de vida del paciente. No siempre son necesarias muchas pruebas, sino escuchar y diagnosticar”, rezaba en un mensaje de Twitter en la antesala de su ingreso hospitalario.

Antonio Bernal falleció el domingo a los sesenta años. No pudo superar un retrasplante de hígado con el que esperaba sortear el mismo problema de salud que le hizo ver hace ya muchos años la necesidad de impulsar una profunda transformación en el sistema sanitario que incorporara la visión de los pacientes.

En este camino, abanderó la voz del colectivo primero como presidente de la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados de Hígado (Fneth), para dar el salto en junio de 2013 a la presidencia de la Alianza General de Pacientes, donde ha trabajado de manera incansable reforzando los puntos en común entre las asociaciones y estrechando lazos con sociedades científicas y administración pública en un esfuerzo continuo por promover la equidad y situar al paciente en el centro del sistema sanitario.

Todos ellos trasladan hoy, a través de las redes sociales, un mensaje cálido de apoyo a la familia y el reconocimiento a su valioso legado. Entre otras aportaciones, la búsqueda continua de sinergias con el resto de organizaciones transversales para avanzar en sintonía hacia una participación real en los procesos de toma de decisiones que afectan a los pacientes, que comenzaba a materializarse con la creación de la Mesa Estatal de Pacientes.

Pero si hay una satisfacción que Antonio Bernal haya saboreado especialmente a lo largo de su recorrido y que le haya hecho ver que su esfuerzo ha valido la pena tiene que ver con su gran contribución al diseño del Plan de Hepatitis C, en cuyo desarrollo colaboró estrechamente con el equipo técnico del Ministerio de Sanidad.

Huyendo del ruido mediático, como un buen corredor de fondo, supo hacer ver que, con interés verdadero, es posible sortear todas las limitaciones, y que la única obligación es anteponer la vida y la salud de los pacientes a cualquier otro argumento.

Descanse en paz.