Pregunta. La sociedad es bastante joven, se creó en 2015, ¿cómo surgió la idea de ponerla en marcha?
Respuesta. Básicamente, por la inexistencia en España de una sociedad que agrupase a profesionales en conducta suicida. Considerábamos que era necesario para darle la relevancia científica que posee y la creamos.
P. En septiembre se celebra vuestro tercer congreso en Valencia, ¿qué temas estarán sobre la mesa?
R. Este año lo centraremos más en el abordaje clínico, forense y bioético de la conducta suicida. Adjuntamos el enlace a la página web donde se puede consultar todo el programa (www.congresosuicidologia.es/programa).
P. Los especialistas coinciden en la urgencia de poner en marcha un plan a nivel nacional, ¿es la mejor fórmula?
R. No es suficiente, pero es una medida absolutamente necesaria. España no puede permanecer más tiempo sin un Plan de alcance Estatal que aborde la prevención de casi 4.000 muertes al año.
P. Durante mucho tiempo se ha obviado la información sobre este problema con la idea de que generaba un efecto llamada a personas en situaciones parecidas, ¿es adecuado este planteamiento?
R. Desde hace años, la OMS nos recuerda que una información adecuada sobre conducta suicida puede ser una de las estrategias más eficaces para su prevención. Como en otros muchos temas, la conducta suicida está rodeada de mitos y tabúes que dificultan su adecuado abordaje. Uno de ellos es que hablar de suicidio, lo provoca, cuando en realidad lo previene.
P. ¿Es necesario dar visibilidad a este problema? ¿Puede ayudar a mejorar la prevención en este campo?
R. No podemos solucionar un problema cuando lo ocultamos o no somos conscientes de que existe. En España, históricamente, se ha ignorado este tipo de muertes, que nosotros llamamos invisibles, y que, en lo que va de siglo, ha generado más de 60.000 muertes.
P. ¿Hay algún tipo de novedad en el abordaje de suicidio, a nivel farmacológico, terapia psicológica, etc?
R. Desde hace varias décadas el campo de la psicofarmacología y la psicoterapia está algo estancado, sin que haya grandes innovaciones en el arsenal terapéutico antipsicótico o antidepresivo. Estamos a la espera de la próxima aprobación de la esketamina como uso antidepresivo y antisuicida. Quien desee más información y documentación (incluido los informes del Observatorio del Suicidio en España) sobre conducta suicida puede consultar la página de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio, en la dirección www.fsme.es.
Pregunta. La sociedad es bastante joven, se creó en 2015, ¿cómo surgió la idea de ponerla en marcha?
Respuesta. Básicamente, por la inexistencia en España de una sociedad que agrupase a profesionales en conducta suicida. Considerábamos que era necesario para darle la relevancia científica que posee y la creamos.
P. En septiembre se celebra vuestro tercer congreso en Valencia, ¿qué temas estarán sobre la mesa?
R. Este año lo centraremos más en el abordaje clínico, forense y bioético de la conducta suicida. Adjuntamos el enlace a la página web donde se puede consultar todo el programa (www.congresosuicidologia.es/programa).
P. Los especialistas coinciden en la urgencia de poner en marcha un plan a nivel nacional, ¿es la mejor fórmula?
R. No es suficiente, pero es una medida absolutamente necesaria. España no puede permanecer más tiempo sin un Plan de alcance Estatal que aborde la prevención de casi 4.000 muertes al año.
P. ¿Es acertado el pacto no escrito de silencio sobre el suicidio en los medios?
R. Desde hace años, la OMS nos recuerda que una información adecuada sobre conducta suicida puede ser una de las estrategias más eficaces para su prevención. Como en otros muchos temas, la conducta suicida está rodeada de mitos y tabúes que dificultan su adecuado abordaje. Uno de ellos es que hablar de suicidio, lo provoca, cuando en realidad lo previene.
P. ¿Es necesario dar visibilidad a este problema? ¿Puede ayudar a mejorar la prevención en este campo?
R. No podemos solucionar un problema cuando lo ocultamos o cuando no somos conscientes de que existe. En este sentido, en España, históricamente, se ha ignorado este tipo de muertes, que nosotros llamamos invisibles, y que, en lo que va de siglo, ha generado más de 60.000 muertes.
P. ¿Hay algún tipo de novedad en el abordaje de suicidio, a nivel farmacológico, terapia psicológica, etc?
R. Desde hace varias décadas el campo de la psicofarmacología y la psicoterapia está algo estancado, sin que haya grandes innovaciones en el arsenal terapéutico antipsicótico o antidepresivo. Estamos a la espera de la próxima aprobación de la esketamina como uso antidepresivo y antisuicida.
Quien desee más información y documentación (incluido los informes del Observatorio del Suicidio en España) sobre conducta suicida puede consultar la página de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio, en la dirección www.fsme.es.
P. Otra demanda habitual es la necesidad de acompañar al entorno de las personas que han fallecido por esta causa, ¿cuál es el impacto a este nivel? ¿Hay programas a nivel nacional que permitan dar apoyo a los familiares?
R. No, no existen. Y apenas se han creado asociaciones en España de personas que han perdido a un ser querido por suicidio (sus supervivientes). Para ellos, hemos editado un libro titulado “La pérdida inesperada”, en el que precisamente se hace mención a la invisibilidad de este colectivo en el que, muchas veces, se entra a formar parte de una manera brusca e inesperada.