La cuarta edición del Oncology Quality Care Simposium organizado por la Fundación ECO ha abordado un debate de máxima actualidad que ha trascendido la esfera del ámbito profesional para adentrarse en la opinión pública. La necesidad de lograr un equilibrio adecuado entre dos conceptos fundamentales para el sistema sanitario, la innovación y la sostenibilidad ha sido así el eje central de una de las mesas de este encuentro, moderada por Carlos Camps, director de Programas Científicos de Fundación ECO, y Vicente Guillem, director de Relaciones Institucionales de la entidad.
En este terreno extraordinariamente complejo, todos los agentes tienen mucho que decir. De ahí que las intervenciones de Javier de Castro, oncólogo médico del Hospital La Paz y miembro de la directiva de la Sociedad Española de Oncología Médica, Isabel Pineros, del Departamento de Acceso de Farmaindustria, y Olga Delgado, presidenta de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria, ofrezcan interesantes propuestas con nuevos enfoques para resolver esta ecuación.
De partida, subrayan los expertos, resulta fundamental desligar innovación del concepto de peligro para la sostenibilidad. Por eso, resulta básico, en palabras de Camps, “definir cuánto queremos gastar, cuánto queremos invertir en oncología y qué consideramos beneficio clínico”.
Innovación farmacológica y mucho más
Para Javier de Castro, es preciso también ampliar el prisma. “Cuando hablamos de innovación hablamos siempre de fármacos, que es fundamental”, pero “es preciso abordar otra innovación más amplia, que tiene que ver con la innovación en diagnóstico, con tratamientos no médicos como cirugía y radioterapia o con innovación digital, que es una de las grandes lacras”, en opinión del especialista.
Todo ello sobre la base de que “sin investigación no hay implementación de la investigación”, sentenció.
La visión de la portavoz de Farmaindustria, Isabel Pineros, profundiza en ese cambio de concepto que invita a hablar de inversión en lugar de gasto. “Hay una perspectiva de futuro muy esperanzadora. Muchos medicamentos que se están ensayando y esperamos un resultado positivo”, añade. Asimismo, la portavoz propone realizar un cálculo pendiente, el valor en salud de estos avances. Si lo hacemos, sentencia, “veremos que la incorporación de estos medicamentos es una mejora para la sociedad”.
Para Pineros, resulta fundamental establecer un procedimiento claro que permita mejorar la disponibilidad de los medicamentos. “Necesitamos un procedimiento claro, predecible y transparente que facilite llegar a acuerdos y permita establecer un criterio que diga a las compañías qué se quiere para que el medicamento esté financiado en España junto con un acceso temprano, que resulta fundamental en nichos no cubiertos”, subraya la portavoz de la industria farmacéutica.
De este modo, continúa, se evitaría tener que acudir a situaciones excepcionales para pacientes concretos, lo que redunda en que en la actualidad unos pacientes tengan acceso a una medicación en unas comunidades y no en otras.
“Innovación es lo que supone una mejoría”
Desde la perspectiva de Delgado, resulta esencial definir con propiedad el concepto de innovación. “Innovación no es lo nuevo, es lo que supone una mejoría sobre lo que ya tenemos”, remarca, un concepto que no garantiza la agencia reguladora, que “pone medicamentos que no son necesariamente mejores”.
“Si se infla mucho esta partida, va en detrimento de otras”, sentenció. “En oncología hay mucha innovación de gran valor, que hay que incluir, pero hay que cuantificar esta mejoría. Hay muchos medicamentos que no aportan gran ventaja y hay que valorarlo”, añade la especialista, que recuerda que “aunque a nivel de decisión de los oncólogos es suficiente con conocer el valor terapéutico que puede aportar, a niveles más altos hay que valorar los costes”.
Delgado destacó la voluntad de la administración por transparentar los costes, de manera que los clínicos sepan lo que valen las cosas.
“Hoy en España se entiende que una indicación se financia y otra no, antes no era posible saberlo. En este contexto de madurez hace falta menos negociación y más criterios, criterios que deben ser explícitos para que la industria proponga sobre una base de datos y que se negocio en base a esos criterios preestablecidos, defiende Delgado.
A vueltas con el presupuesto…
Otra pregunta de fondo, planteada por Guillem, es si el presupuesto destinado a nivel nacional es suficiente. Sobre este punto, Javier de Castro destaca que siempre lo es en comparación con países de nuestro entorno. “La innovación es cara según se mire”. En su opinión, supone ganar valor. El ejemplo reciente de los dos nuevos fármacos financiados en cáncer metastásico es claro. “No solo aporta valor de vida, sino lo que puede suponer que esa persona se reinserte o no tenga que recurrir a una discapacidad”, indica.
Con respecto a la transparencia del sistema, de Castro apunta que ya era hora de que lo fuera, pero el hecho es que un paciente tarda más en recibir un fármaco en nuestro país. “Probablemente no tenga la culpa nadie, pero se trata de buscar soluciones”, avanza. En este sentido, el oncólogo añade que se trata de identificar el trayecto y que falta transparencia en negociaciones de Farmaindustria con Sanidad, donde los oncólogos se quedan al margen.
Para Vicente Guillem, hay un claro cambio de tendencia en el Ministerio de Sanidad con nuevos responsables al frente de departamentos clave. “Hemos tenido años de muchísimo inmovilismo”, sentencia.
La idea está lejos, en cualquier caso, del planteamiento de Olga Delgado, que asegura que no han sido años de inmovilismo, “sino de revolución total”, con “decisiones que la sociedad no ha sido capaz de entender”.
“Ha habido una voluntad clara de transparencia; no sabíamos los criterios de financiación, y ahora son públicos, ha habido un trabajo tan profundo que hemos llegado a cuestionar todo y estamos mejorando”, subraya la farmacéutica hospitalaria. “Deben ser criterios transparentes y se debe empapar de la cultura asistencial, pero hay que hacer números con todos”, defiende.
Desde Farmaindustria, la aspiración es que todo el cronograma del proceso sea trazable para que la industria sepa dónde está el medicamento. “No puede ocurrir que para cada nueva indicación sea un problema. No debe serlo que tengamos muchas nuevas indicaciones y muchos nuevos medicamentos, pero hay que establecer procedimientos para evitar cuellos de botella que impidan que llegue el fármaco”, apunta Pineros.
Francia, Alemania e Italia en el espejo
En la búsqueda de un modelo inspirador para nuestro país, los ponentes pusieron la mirada en las fórmulas de Alemania o Francia.
“Hacer un ‘hispanice’ no es la solución. En Reino Unido no lo ha sido”, apunta Delgado, que toma lo que más le convence de otros modelos. “Tenemos el ejemplo de Francia con decisiones centralizadas, o Italia, con orientación a pago por resultados. Alemania mide, aunque no sepamos el precio oficial de entrada ni lo que ocurre en el tiempo”, expone.
En este contexto, Delgado añade que una innovación fundamental vendrá del ámbito digital, con historias clínicas digitalizadas que aportarán datos inmediatos.
Un punto en el que se encuentra con la portavoz de Farmaindustria, que recuerda que medir resultados es fundamental. “Hay que cambiar la forma en la que se percibe la incertidumbre que viene de un ensayo clínico”, destaca Pineros.
Desde la perspectiva de Javier de Castro, otro cambio clave vendrá de la mano de la secuenciación masiva, aunque ahora parezca cara. “El futuro del diagnóstico de cáncer será molecular en todos los tumores, con independencia de que tenga fármaco, porque marca una información fundamental”, sentencia.
“Se tarda cinco minutos en meter los datos en Valtermed, pero no podemos convertir al médico en un registrador; tenemos que ver la cara al paciente y miramos al ordenador”, añade.
¿Harán falta cambios estructurales?
La reflexión final se encamina a la necesidad de cambios estructurales en la asistencia a los pacientes. La propuesta del oncólogo invita a trabajar en red, con centros de referencia, bien homologados, “donde nos podamos fiar de las determinaciones genética”s”. “Cuando se maneja alta tecnología y fármacos de alto impacto ha de hacerlo quien pueda tener más experiencia o estar más capacitado”, subraya.
En opinión de Delgado, el cambio más importante es digital. “Nuestras historias clínicas no son capaces de enviar los datos. Nuestras comunidades no están preparadas para ofrecerlos de forma ordenada y estructurada, es un cambio requerido”, indica. También es básico promover la orientación a resultados, con el compromiso real de medirlos, algo que según Delgado requiere inversión, no solo voluntad.
Para la portavoz de Farmaindustria, “no solo hay que recoger los datos, sino también compartirlos y comunicarlos para aportar conocimiento, no pueden estar cautivos. Han de poder acceder los profesionales, y también la industria, ya que retroalimenta una nueva investigación”, concluye Isabel Pineros.