En la era de la salud digital no solo es fundamental recabar la mayor cantidad de datos que facilitan las nuevas tecnologías sino ser capaces de analizarlos. De la misma forma, se necesita formación específica en las diferentes ciencias ómicas y en bioética que conduzca a la implantación plena de la medicina personalizada de precisión en el Sistema Nacional de Salud (SNS). Estos y otros retos se han abordado en la jornada ‘Configurando la Medicina del Futuro: necesidades formativas en Medicina Personalizada de Precisión’, organizada por la Fundación Instituto Roche junto a Next Educación.
Durante este encuentro, en el que se ha analizado la necesidad de adquirir nuevas competencias en el campo de la medicina de precisión, Celia Gómez González, directora general de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, ha reconocido que «no hay formación específica en todas las universidades» y que hay que «trabajar más» en la formación continuada de los profesionales sanitarios.
«Muchos profesionales han tenido que buscar este aprendizaje fuera de la formación establecida. Esta cantera de líderes en medicina de precisión puede ayudar a impulsar este cambio de paradigma«, ha puntualizado. Asimismo, la representante ministerial ha insistido en que hay que unificar la recopilación de datos en salud. «Hay que estructurarlos y dirigirlos con el conocimiento de los profesionales», ha considerado.
Nuevas competencias
Esta jornada ha servido de contexto para presentar el documento ‘Propuesta de Competencias en Medicina Personalizada de Precisión de los profesionales sanitarios’, que recoge 58 competencias que deberían adquirir los profesionales sanitarios para trabajar en un escenario de medicina personalizada de precisión, clasificadas en seis dominios —Determinantes de la salud, Informática biomédica, Aplicaciones prácticas, Salud participativa, Bioética y Competencias transversales—.
«Actualmente se ha producido una explosión de la genómica y otras ciencias ómicas, junto a la salud digital. Es fundamental impulsar el conocimiento biológico en paralelo al conocimiento de los datos, por lo que es fundamental que los profesionales estén formados. Se trata de un documento sencillo cuyo objetivo es que sirva de guía práctica para el SNS», ha explicado Federico Plaza, vicepresidente de la Fundación Instituto Roche.
Por su parte, Juan Cruz Cigudosa, consejero de Universidad, Innovación y Transformación Digital del Gobierno de Navarra, ha desglosado por dónde pasan las soluciones a este déficit formativo en España. «Primero, hay que actualizar los planes de estudio. En casi ninguna universidad existe la formación en Genética Clínica y somos el único país de Europa en el que esta especialidad no está reconocida. En segundo lugar, hay que modificar los currículos académicos para que tanto en pre como posgrado se incorporen conceptos como la gestión de los datos sanitarios, la digitalización, la medicina personalizada de precisión, etc. Y, en tercer lugar, se debe hacer frente al déficit de másteres o títulos propios que existen aplicados a la bioinformática o bioinformática aplicada a la medicina«, ha resumido.
Carlos López-Otín, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo, se ha mostrado de acuerdo con esté déficit de formación y ha recalcado que hay que educar de forma «global y heterogénea». «Hay que crear estructuras pedagógicas y estrategias de formación en estas metodologías», ha señalado el catedrático, quien ha recordado que” los profesores tampoco se han formado en estos nuevos conocimientos».
En materia de recursos, Fernando Martín Sánchez, profesor de Investigación en Informática Biomédica en la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III, ha incidido en que no solo se necesita formación sino también sistemas de soporte que permitan la aplicación práctica de la medicina de precisión. «Se necesitan más sistemas de soporte basados en inteligencia artificial que puedan guiar a los profesionales sanitarios», ha argumentado.