Almudena Fernández

Madrid

| viernes, 11 de noviembre de 2016 h |

Las estrategias de seguridad del paciente son un aspecto clave en sanidad, pero normalmente están planteadas desde una perspectiva “muy clínica” y el impacto que tienen las tecnologías de la información en este campo es todavía bastante desconocido. Por este motivo, Manuel Jimber, del Servicio de Calidad y Documentación Clínica del Hospital Reina Sofía de Córdoba, explicó a GM en el marco de la ‘Jornada i-Hospitales para i-Pacientes’, organizada por la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa) y la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE), que su centro lleva tres años trabajando en esta línea.

En este sentido, Jimber comentó que las tecnologías de la información sanitaria aportan “innumerables ventajas” a los sistemas de salud, ya que actualmente no se podría hacer una asistencia sanitaria sin estas tecnologías, especialmente en el caso de la historia clínica electrónica, que constituye una herramienta esencial para los clínicos. “Van mucho más allá de un simple repositorio de información. Hoy el clínico toma decisiones con la información que aparece en su ordenador a través de la historia clínica electrónica”, detalló para añadir que, como toda herramienta que se introduce en el ámbito sanitario, agrega nuevos riesgos.

Aunque son todavía un poco desconocidos, se sabe que pueden llegar a causar daños a la persona, lo que se conoce como incidentes y eventos adversos para la salud del paciente. Jimber incidió en que el hecho de que las tecnologías vayan incrementando su penetración, previsiblemente ocasionará que estos riesgos vayan en aumento, pues no pasan controles de calidad y seguridad como el resto de herramientas sanitarias y no existen unos criterios regulados ni hay una entidad externa independiente que las analice desde esta perspectiva, aunque sí pasan las pruebas de los propios fabricantes, pero son todas funcionales.

Hay muchos ejemplos de errores que pueden afectar a la seguridad del paciente, asegura, y enumera que puede ser información que se cruza en la historia clínica que puede llevar a errores de identificación del paciente, a una intervención quirúrgica innecesaria o a pruebas analíticas que se pueden asignar a la persona equivocada y que podrían acabar en diagnósticos erróneos; o sistemas de interoperabilidad que redondean decimales, con lo cual se puede incrementar las dosis de un medicamento y en algunos casos, como en los bebés, puede ser grave.

El origen de estos problemas puede estar en cosas sencillas y relacionadas con las tecnologías de la información, tanto en su diseño como de su implantación y en su uso, por ejemplo pantallas que son muy pequeñas y hacen que la letra sea ilegible, ventanas con información que se pierden por la parte derecha de la ventana o pantallas en las que no se aprecian claramente los datos de identificación del paciente.

Por su parte, Manuel Huertas, presidente de esta jornada señaló que los smart hospitales son ya una realidad, pero hizo hincapié en no olvidar que tienen solo un objetivo: incrementar el grado de personalización y humanización de la atención al paciente, ya que es fácil “perder esta visión” y caer en la fascinación tecnológica que estos avances producen.