“El futuro, si ha de ser más sano, debe dar prioridad a la prevención de las enfermedades no transmisibles y atajar los factores de riesgo”. Así lo ha manfiestado Milka Sokolović, directora general de la Alianza Europea de Salud Pública (EPHA), durante una nueva reunión del subcomité de Salud Pública de la UE. Y es que la prevención es el ‘core’ de las actividades llevadas a cabo por la EPHA.

“Hacer frente a estas enfermedades es una prioridad, porque suponen el mayor desafío sanitario de la UE”, ha apuntado Sokolović. En este sentido, ha señalado que más del 90 por ciento de las muertes prematuras, es decir, 550.000 personas al año, y más del 85 por ciento de la carga que suponen las enfermedades, se derivan de estas enfermedades no transmisibles.

Además, desde el punto de vista económico, este tipo de enfermedades le cuesta a la UE más de 700.000 millones de euros cada año, lo que supone “el 25 por ciento de todo el gasto sanitario o, lo que es lo mismo, un 2 por ciento de pérdida del PIB”.

Se calcula que el 80 por ciento de las enfermedades cardiovasculares, los ictus, la diabetes y el 40 por ciento de los cánceres se pueden prevenir si se tienen en cuenta los factores de riesgo de estas enfermedades no transmisibles.

Todas estas enfermedades comparten una serie de factores de riesgo: estilos de vida poco saludables; el consumo de alcohol o tabaco; el cambio climático, derivado de la contaminación del aire o la producida por el transporte o la industria.

Por ello, desde la EPHA reclaman desde hace años una estrategia más ambiciosa centrada en la prevención. “Por ejemplo, el Plan Europeo contra el Cáncer sí ha demostrado ambición, centrándose en ámbitos donde la UE puede aportar el mayor valor añadido: la detección precoz, el tratamiento adecuado y adaptado y la ayuda a los familiares. Pero el pilar central es la prevención, ya que se centra en el alcohol, en el tabaco, en los factores medioambientales, la vacunación, la actividad física, dieta saludable…”, ha expuesto Sokolović.

El diagnóstico en diabetes

La diabetes es una de las enfermedades no transmisibles por excelencia. “Uno de cada 10 adultos en Europa es diabético y se calcula que en los próximos 10 años habrá un aumento de esa cantidad”, ha apuntado João Filipe Raposo, director de la Asociación Portuguesa de Diabetes (APDP), durante su intervención.

Al igual que ocurre con otras enfermedades no transmisibles, la diabetes tiene mayor repercusión en los grupos de población más vulnerables. Y es que, aunque afecta a toda la sociedad, lo hace de forma dispar. “Es la población de menor renta, con menor nivel de educación, los migrantes o los mayores los que tienen un peor acceso a los cuidados”, ha indicado Filipe.

Además, la diabetes es una de las causas más frecuentes de otras enfermedades no transmisibles, como enfermedades cardiovasculares, del aparato respiratorio, a veces cáncer, neuropatía o problemas de salud mental, entre otras.

Además del impacto en la salud, también repercute en el gasto sanitario: 104.000 millones de euros en la UE. Y “tres cuartas partes de esos costes se derivan de las complicaciones causadas por la diabetes”, ha añadido el director de la APDP.

Por otro lado, tal y como ha explicado Filipe, existe un problema respecto al diagnóstico: “Una tercera parte de las personas con diabetes no están diagnosticadas“. Y, precisamente, el director de la APDP ha afirmado que es a través de la prevención como se debe atajar el problema de las enfermedades no transmisibles.

Filipe ha apuntado a la necesidad de contar con políticas que promuevan la salud y atender a los factores individuales de riesgo. Sin embargo, ha aseverado, se trata de poner el foco en las “redes sociales de apoyo“, que son las que mejor funcionan, en su opinión, para prevenir la enfermedad: el entorno urbano, el entorno escolar, la alimentación, servicios sanitarios, agricultura… “Todo ello acaba repercutiendo en la atención primaria”, ha señalado.

“Hay que determinar las personas que tienen mayor riesgo y para ellos hay programas específicos respecto a un cambio en las pautas de alimentación o actividad física, e incluso en términos de medicamentos, que pueden servir mucho en esas fases tempranas de la enfermedad”, ha asegurado. “Esto no se está haciendo mucho en Europa, pero está ganando más terreno en detectar la diabetes de tipo 1 porque hay mejores instrumentos que permiten diagnosticarla y prevenirla”, ha añadido.

El presidente de la APDP ha instado a marcar objetivos más ambiciosos y acabar con la heterogeneidad en cuanto al acceso a la tecnología y a los tratamientos disponibles. “Se trata de una tarea de por vida. Nos queda mucho por hacer en el caso de las enfermedades no transmisibles”, ha concluido.


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