La Comisión Europea está revisando la legislación sobre medicamentos pediátricos y enfermedades raras (EERR). La revisión de ambas legislaciones es una iniciativa propuesta por el Parlamento Europeo y también es una de las líneas de acción que pretende llevar a cabo la Estrategia Farmacéutica Europea, aprobada recientemente en el Parlamento.

Ayer, durante su debate en el Pleno del Parlamento, los eurodiputados socialistas pidieron a la Comisión un nuevo plan de acción sobre enfermedades raras, que afectan a 30 millones de personas en la UE, para el año 2023.

Así, instaron al Ejecutivo Comunitario a presentar un plan de acción “con medidas y objetivos concretos” para atender a las personas afectadas por esta situación.

Un nuevo marco político

“A pesar de los avances en las dos últimas décadas, solo existen tratamientos para el 6 por ciento de las EERR conocidas“, apuntó el Grupo S&D. Y recordó que los pacientes tardan, de media, cinco años en ser diagnosticados y “se ven afectados además de forma desproporcionada por las cargas psicológicas, financieras y sociales”.

Ante esta situación, los socialistas europeos pidieron a la Comisión Europea “un nuevo marco político” sobre esta cuestión, y que siga las recomendaciones del Tribunal de Cuentas, “que ya hace cuatro años recomendó evaluar la estrategia de la UE sobre enfermedades raras para actualizarla o sustituirla“.

“Debemos mejorar la accesibilidad de las personas con enfermedades raras a métodos de diagnóstico y tratamiento, y promover el acceso a los medicamentos huérfanos para tratar estas enfermedades”, han insistido.

Dos reglamentos que no pueden ir aislados

El Reglamento de medicamentos para EERR y niños ofrece incentivos y recompensas, y, tal y como señala la Comisión, su diseño puede influir en las decisiones comerciales sobre la investigación y el desarrollo de nuevos medicamentos, así como si las inversiones se pueden concentrar en áreas de necesidades insatisfechas.

Además, el sistema de incentivos puede afectar a aspectos de la competencia y, por tanto, influyen (aunque indirectamente) en la disponibilidad y el acceso a los medicamentos y en las preocupaciones sobre la sostenibilidad presupuestaria de los sistemas de salud. Por ello, estos elementos se evaluarán en la revisión de los reglamentos.

Sin embargo, ambos Reglamentos no pueden verse de forma aislada, ya que “su éxito también está vinculado a áreas en las que los Estados miembro tienen competencia (casi) exclusiva (por ejemplo, fijación de precios y reembolso de medicamentos, impuestos corporativos y organización sanitaria) y a las decisiones estratégicas de las empresas”.


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