El 34 por ciento de la población española padece algún problema de salud mental, así lo confirman los datos del último Informe del Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad. Concretamente, esta afección supera el 40 por ciento en la población de 50 años en adelante y el 50 por ciento en la de más de 85 años. Si se pone el foco en los problemas de salud mental más frecuentes en España, según los registros de Atención Primaria, en primer lugar se encuentran los trastornos de ansiedad, con 106,5 casos por cada 1.000 habitantes, los trastornos del sueño, con 81,6 casos en la misma proporción poblacional y, por último, los trastornos depresivos, llegando a los 47,8 casos.
La realidad es que la presencia de estos trastornos ha ido en aumento desde el año 2016, según lo confirma el Informe. Un dato preocupante de esta tendencia es que, en el caso de los jóvenes menores de 25 años, las cifras se han multiplicado desde el año 2019: los trastornos de ansiedad han crecido un 29,5 por ciento en esta franja de la población, afectando a 3 de cada 100 menores de 25 años.
En este contexto de aumento de problemas de salud mental en los últimos años, el 21 de febrero, con el apoyo unánime de la Cámara, la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados creó una Subcomisión centrada en la Salud Mental. El fin del departamento es recoger iniciativas y necesidades en este ámbito para que el Gobierno desarrolle acciones al respecto.
Estrategia de Salud Mental 2022-2026
El Ministerio de Sanidad lleva desarrollando estrategias específicas de salud mental desde el año 2006, en colaboración con las diferentes comunidades autónomas. Es en el año 2017 cuando se crea la Estrategia de Salud Mental 2022-2026 como una reorientación de los planes preexistentes. El objetivo era, según el Ministerio, “tener un instrumento que dé una visión general de lo realizado previamente y facilite la reflexión y la toma de decisiones consensuadas en torno a la salud mental en el SNS”.
Con la llegada de la pandemia en el año 2020, se confirmó que era necesario mejorar la capacidad de maniobra que se tenía hasta entonces, prestando especial atención a los colectivos vulnerables. De esta forma, el objetivo principal de la Estrategia es el de “mejorar la salud mental de la población en todos los niveles y ámbitos de atención del Sistema Nacional de Salud”. Los principios de la misma incluyen la integración de los aspectos biológicos, los factores psicológicos y sociales.
Pacto con las CC.AA.
El 14 de mayo de este año, el Consejo de Ministros anunció una inyección de 38,5 millones de euros a las comunidades autónomas para desarrollar proyectos del ámbito de la salud mental. Esta cuantía es una continuidad a los presupuestos ya aprobados para el Plan de Salud Mental 2022-2024, enlazado a las estrategias de la actualización del 2022-2026.
Son seis las líneas estratégicas pactadas con las comunidades para el empleo de los fondos, que vienen recogidas en el documento oficial. En primer lugar, se le da importancia a garantizar la autonomía y la vida independiente de las personas afectadas por estos problemas de salud mental. La posición al respecto es que “toda persona tiene derecho a vivir con dignidad y a ser tratada con consideración sin que a ello afecte la situación de salud que atraviese”. En segundo lugar, se establece como necesaria la promoción de la salud mental de la población y prevención de los problemas asociados a esta. También recogen como línea de acción la prevención, detección precoz y atención a la conducta suicida; teniendo en cuenta que, como explican en la Estrategia, los suicidios asociados a trastornos mentales suponen el 80-90 por ciento.
Otro de los puntos vertebrales del plan es la atención a las personas con problemas de salud mental basada en el modelo de recuperación en el ámbito comunitario, es decir, desarrollando unos servicios adecuados. También consideran fundamental poner el foco en la infancia y en la adolescencia, colectivos que se ven afectados en gran medida por estos trastornos. Este punto está relacionado con la última de las líneas estratégicas, que consideran que la atención e intervención con las familias es una pieza clave en el diseño terapéutico.
Iniciativas del País Vasco
Las comunidades autónomas se han sumado a la Estrategia nacional creando sus propias derivaciones dentro de las líneas marcadas. Es el caso del País Vasco, que ha creado su propia Estrategia de Salud Mental 2023-2028 que emana de la propuesta gubernamental. En febrero, la comunidad incorporaba dos unidades específicas de Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), ubicadas en los hospitales universitarios de Araba (Santiago) y Galdakao.
Cada una de estas unidades tiene seis plazas (12 en total) y plantillas compuestas por un psiquiatra, un psicólogo clínico, cuatro enfermeras de salud mental y cuatro auxiliares de enfermería de salud mental. Además, la comunidad se ha dotado de un un hospital de día infanto-juvenil en el hospital San Juan de Dios de Donostia, que forma parte de la Red de Salud Mental de Euskadi. Dispone de 16 nuevas plazas y tiene una plantilla conformada por un psiquiatra, un psicólogo, una enfermera, un terapeuta ocupacional y dos auxiliares de enfermería.
Plan de Salud Mental andaluz
Otro de los ejemplos de adhesión al plan es el de Andalucía, que en mayo del presente año avanzaba en la redacción del Plan Estratégico de Salud Mental y Adicciones de Andalucía (PESMA-A). Para su redacción se realizó un diagnóstico participativo con las personas beneficiarias, sus familias y personas expertas y profesionales que trabajan con la salud mental y adicciones. Además, se contó con la participación de 1.300 profesionales de distintos ámbitos de toda la comunidad para la formulación del PESMA-A.
La viceconsejera de Salud expresó que el PESMA-A constituye un cambio en el abordaje de las afecciones de las personas con una patología dual o con un “mayor grado de vulnerabilidad” como los reclusos, jóvenes con adicciones o, concretamente, la población infanto-juvenil.
Estas iniciativas comunitarias se van sumando al plan nacional, aportando distintas visiones centradas en la realidad concreta de los habitantes de cada región y adaptando las líneas estratégicas a las necesidades existentes.