br
La obesidad es una de las enfermedades crónicas que más recursos consume en el sistema sanitario. La diabetes, una patología ligada íntimamente a la obesidad, consume por ejemplo en torno al 10 por ciento del gasto en salud. Los especialistas inciden en la necesidad de la prevención, en el trabajo previo a la clínica desde las instituciones. Una vez que los pacientes llegan a la consulta necesitan herramientas para afrontar a esta patología como la financión de medicamentos que ayudan a perder peso.
“Nos estamos gastando dinero en antihipertensivos, hipolipemiantes y antidiabéticos, que son carísimos, y no financiamos tratamientos de la obesidad que se ha demostrado que ayudan”, subraya Carlos Sánchez Juan, jefe de la Unidad de Endocrinología y Nutrición del Hospital General Universitario de Valencia. Insiste en que el uso de estos medicamentos deben ir acompañados de dieta y ejercicio, pero pueden lograr resultados positivos.
Susana Monereo Megías, jefa de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, comparte esta visión. “El obeso tiene estropeados los circuitos del hambre y de la saciedad. Piensa todo el día en comida y nunca se cansa. En esos pacientes se tienen que utilizar fármacos. Si no responde al hambre y a la saciedad, el esfuerzo que tiene que hacer para dejar de comer es titánico”, añade.
Existen diferentes criterios que el especialista debe tener en cuenta una vez que prescribe este tipo de fármacos. “Debe ser por un tiempo limitado, y prescrito por endocrinólogos”, declara Sánchez Juan. Pero hay otros como el establecimiento de un visado o prescribirlo con una indicación clara como pone de manifiesto Purificación Martínez de Icaya, endocrinóloga del Hospital Universitario Severo Ochoa.
Ante la necesidad de financiar estos medicamentos, Monereo propone el establecimiento de “protocolos donde los fármacos tengan sus indicaciones y luego si no responden al tratamiento se les quita”. Pero uno de los obstáculos que encuentran los especialistas y que impide que estos fármacos no sea financiados es su alto coste. Sin embargo, Sánchez Juan insiste en el coste-efectividad. “Si conseguimos que pierdan peso se van a ahorrar fármacos para el resto de comorbilidades o en cirugías, que cuesta al sistema sanitario alrededor de 5.000 euros”, destaca. Este tipo de fármacos podrían realizar una función importante. “Pararíamos la entrada a la obesidad”, explica Monereo.
Su disponibilidad en farmacia no es suficiente porque cuesta mantener la adherencia en el paciente. “Como no están financiados el tiempo de tratamiento siempre es corto. Nunca mantienes un tratamiento de forma crónica, porque no se lo compran, no se lo pueden pagar. El problema es que es un tratamiento muy interrumpido”, afirma Martínez de Icaya, quien lamenta las dificultades para recetar estos fármacos.
Educación y legislación
Pero antes de que el paciente acuda a la consulta y requiera de estos fármacos existe un periodo previo en el que es necesario actuar. Educación y legislación resultan claves para prevenir y frenar una enfermedad que desde los años 80 se ha duplicado en España. El estudio Enrica pone de manifiesto que un 23 por ciento de la población española sufre obesidad. La situación se agrava en los mayores de 65 años, en los que alcanza al 35 por ciento.
Una vez que llega el paciente obeso con comorbilidades a la consulta, los especialistas tienen poco margen de maniobra. Necesitan de un trabajo previo desde la Administración que incida en la prevención. “Los médicos estamos en la cúspide y quizás va a haber que aumentar más recursos e invertir más en cirugía de la obesidad, pero luego la base es toda la parte de la prevención. Es necesario un abordaje multidisciplinar”, reclama Sánchez Juan.
Los tres coinciden en la necesidad de una ley como la del tabaco en España que se ha mostrado eficaz en la reducción del hábito tabáquico. “La obesidad está avanzando de forma global, no sólo en países desarrollados, también en vías de desarrollo, en India, África… Es más que educación. Igual hay que legislar. ¿Por qué se ha dejado de fumar? Porque ha habido una legislación”, avisa Martínez de Icaya.
Además de la ley consideran necesario la puesta en marcha de un plan integral, en el que estén presentes ministerios como el de Sanidad, Educación, Hacienda… Reclaman estrategias similares en las comunidades con reuniones de las consejerías implicadas en frenar el avance de esta enfermedad. Estos planes integrales servirían también para hacer frente desde las escuelas al avance de la obesidad en la infancia. “Está justificando que enfermedades que aparecían en el adulto se produzcan en edad pediátrica”, advierte Sánchez Juan.
Los endocrinólogos advierten de que estos fármacos pueden frenar la obesidad en los pacientes
Un 23 por ciento de la población sufre obesidad y alcanza al 35 por ciento de los mayores de 65 años
LAS FRASES
Purificación Martínez de Icaya, Hospital Severo Ochoa
¿Por qué se ha dejado de fumar? Porque ha habido una legislación. No sólo es educación”
Hay que fijarse en ciudades como Oklahoma o Boston. Les ha ido muy bien con sus campañas”
Carlos Sánchez Juan,
Hospital General de Valencia
Estamos financiando tratamientos carísimos y no los de obesidad”
Urge una ruta asistencial que coordine desde el obeso mórbido hasta la base”
Susana Monereo Megías,
Hospital Severo Ochoa
Hay que rediseñar la atención al obeso. Hace falta un compromiso del paciente”
Primaria debería entrar en las fases iniciales y trabajar en la prevención. Juegan un papel importante”