Médico, senador, diputado y portavoz del Grupo Popular de la Comisión de Sanidad del Senado y la Asamblea de Madrid. Eduardo Raboso cuenta una visión periférica de la sanidad en todo su conjunto, como demuestran los diferentes ‘sombreros’ con los que viste su trayectoria profesional, tanto en el ámbito clínico como en el político, donde aglutina experiencia a nivel regional y nacional. Gaceta Médica ha podido entrevistarle en exclusiva en un año innegablemente marcado por el paso por las urnas, que miran de frente al sector con ganas de poder encontrar respuestas en los nuevos responsables que cojan el testigo de las administraciones públicas, ya sea en las consejerías como en el propio ministerio…

Pregunta. La sanidad en España se enfrenta a un año de elecciones, tanto en la mayoría de las autonomías como a nivel nacional. ¿Cuáles son los grandes desafíos que enfrentarán los potenciales gobiernos en los próximos años?

Respuesta. Hay un desafío crónico que es el de la financiación que sigue sin acometerse. Este va a agravarse por un segundo desafío, el cual ocupa el primer puesto dentro de los grandes problemas de la sanidad española: los recursos humanos. Se está convirtiendo muy rápidamente en un problema insoslayable que amenaza con paralizar la sanidad tal y como la entendemos, sobre todo en un contexto en que se jubilará más del 30 por ciento de los facultativos del sistema público de salud en los próximos 10 años. Estamos formando médicos en un número asombroso, somos el país que más médicos forma después de Corea del Sur, pero se van; o cortamos la hemorragia o no tenemos nada que hacer, no es sostenible el Sistema Nacional de Salud (SNS). Desde enero de 2008 hasta enero de 2022, han pedido el certificado de idoneidad en España 37.000 profesionales. Otra cosa es que luego se vayan, pero la documentación la han pedido. Para muchos países esto es un ‘chollo’, somos una gran fábrica de médicos excelentes, y lo que es terrible es que eso no es gratis.

P. ¿Cómo ha sido posible aterrizar en la situación sufrida en la actualidad?

R. El principal motivo de pérdida de profesionales es el problema de que la remuneración de los profesionales españoles. Se ha creado un SNS colosal, fundamentalmente a expensas de una pésima remuneración de los profesionales. Tenemos unos profesionales muy bien preparados que consideran Europa y el mundo porque España no es competitiva en recursos humanos de sanidad. Para que los médicos y las enfermeras españoles ganen lo mismo que los alemanes, habría que redirigir un 2 por ciento los Presupuestos Generales del Estado a sanidad sólo para incrementar sus nóminas. O ponemos muchísimo dinero o la gente se va a ir; además, a eso hay que añadir las condiciones laborales.

“Para que los médicos y enfermeras de España ganen lo mismo que en Alemania, habría que redirigir un 2% de PGE sólo para incrementar sus nóminas”

Por ejemplo, en la atención primaria de Madrid se hace un esfuerzo tremendo para tener un turno de tarde en los centros de salud. Esto sucede porque tiene un gran músculo económico, pero para muchas comunidades yo entiendo que sea imposible. En el Senado hemos presentado varias iniciativas muy importantes para mejorar las condiciones laborales, remunerativas, etc. de los médicos de atención primaria; el PSOE ha votado en contra de todas menos en la última, que se abstuvo.

P. Planteado el problema de inversión sanitaria vs PIB, ¿sería posible incrementar esta partida para evitar la fuga de profesionales y que se cubriesen las plazas que quedan desiertas?

R. La gente informada cree que la sanidad está transferida y que, por tanto, si una sanidad autónoma y va bien o mejor a mejor o peor depende exclusivamente el gobierno autonómico, y eso no es cierto. Hay muchas cosas absolutamente nucleares que siguen dependiendo del Gobierno central. Por ejemplo, la calificación de los profesionales de sanidad. La formación médica es, probablemente, la más larga, compleja y sofisticada de todos los profesionales públicos y no tienen el tope de remuneración. Se debería hacer un nuevo estatuto que recoja la necesidad que tienen las sociedades de sus médicos y la remuneración de esa necesidad.

Lo cierto es que de las 17 comunidades autónomas hay tres que aportan dinero. En cifras del año pasado, 188 millones de euros proceden de Baleares; 1.500 de Cataluña; y Madrid contribuye con 4.500 millones, es decir, la mitad del presupuesto sanitario en 2022 y nadie protesta por ello. Cuando la izquierda dice “lo que tiene que hacer Madrid es subir los impuestos”, lo que se calla es que de cada tres euros que recauda Madrid con impuestos propios, dos se van al Gobierno central.

Cuando a la gente le dice que tiene una enfermedad grave, como una enfermedad degenerativa o una enfermedad oncológica, en la que se juega dramáticamente su calidad de vida o se juega directamente su supervivencia, mucho hacen lo que sea necesario para venir a Madrid; el año pasado 160.000 personas. En Madrid no se recibe ni un céntimo por esas personas, el fondo de compensación hace tiempo que se extinguió y muchas de ellas incluso se terminan empadronando. No hay ninguna financiación especial que recoja de alguna forma la convergencia de pacientes de todo el país en la comunidad.

P. ¿Podría el PP abordar este asunto para aportar algo distinto?

R. Creo que un gobierno responsable no tiene escapatoria. Podemos hablar de muchas cuestiones, pero la derivada final de todo es que los sanitarios españoles tienen que ganar más. O damos al marco de recursos humanos flexibilidad en muchos sentidos, o no tenemos nada que hacer. Ahora hay muchos hospitales privados donde la remuneración de sus plantillas no tiene nada que ver con la del sistema público, porque trabajan con un marco de recursos humanos de legislación laboral que está diseñado para ser competitivo. O aprendemos un poco de cómo están haciendo cosas las cosas, las instituciones privadas o no podremos competir con ellos.

“Un gobierno responsable no tiene escapatoria […] los sanitarios españoles tienen que ganar más”

P. ¿Cómo valora su actividad en el Senado en la presente legislatura y cuál debe ser el papel de la cámara en el futuro?

R. Yo estoy muy orgulloso del Grupo Popular en el Senado. Tenemos un catedrático de cirugía general, una médico de familia, un urólogo, un farmacéutico, un veterinario, gente que ha estado en gestión sanitaria, un antiguo secretario de Estado de Sanidad que también es un médico muy reconocido… ¿Qué grupo en qué parlamento de este país tiene un elenco de profesionales así? El PP en esta cámara es capaz de hablar y diseñar iniciativas de lo que haga falta. El problema del Senado es un problema congénito por así decirlo, nació como una cámara a la que se le dotó de una escasa relevancia. A mí me parece un defecto de funcionamiento muy grave y que nos daría muchísima más relevancia; ya se cuidaría el Congreso de llegar a acuerdos mucho más sólidos para que en el Senado las cosas no se modificarán en contra de su intención.

P. España asumirá la Presidencia del Consejo de la UE en julio con el cáncer como prioridad. En Madrid, donde usted es portavoz del PP en la Comisión de Sanidad, se viene haciendo una fuerte apuesta con la ROM, por ejemplo…

R. No estamos en condiciones de asumir ningún papel de liderazgo. Desde mi punto de vista, no tenemos un ministerio para establecer, guiar, organizar o sentar criterios en cuestiones de política sanitaria ni farmacéutica, bajo ningún concepto. No podemos decirle a Alemania, Francia o Italia cómo hay que hacer las cosas. Tienen mucha más respetabilidad y mucho más reconocimiento algunas sanidades regionales como, por ejemplo, la de Madrid. En la comunidad se da una sanidad muy singular, hay una proximidad geográfica que facilita mucho la comunicación, el intercambio de ideas y luego hay una cosa que es esencial: la libre elección. Esto no solamente permite al paciente irse a donde él quiere, sino que permite mover al paciente según se considere que va a ser mejor atendido. Es tremendamente fácil el aprovechamiento del ‘expertise’ y del ‘know how’ de la sanidad madrileña. 

“Es tremendamente fácil el aprovechamiento de la experiencia y del ‘know how’ de la sanidad madrileña”

P. Precisamente el cáncer está en lo alto de la agenda política europea. Ahora que España está cerca de coger los mandos de la citada Presidencia, ¿sería necesaria la figura de un coordinador responsable para abordar este importante desafío?

R. Se tiene que constituir un liderazgo. El ministerio en estos momentos no tiene a nadie de un peso específico suficiente como para marcar un criterio para convertirse en una especie de ‘influencer’, por así decirlo, para el tratamiento de nada. Las decisiones y criterios del ministerio durante la pandemia fueron sometidos a críticas absolutamente feroces. Tenemos que generar un ministerio con presencia técnica en el mundo de la sanidad y un grupo de trabajo suficiente como para crear criterio. El ministerio ha perdido masivamente su ‘corpus’ técnico.


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