La candidatura de Barcelona como sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha sido una cuestión que en los últimos meses distintas formaciones políticas han querido elevar como asunto estratégico en el Parlamento.
Ahora que el Gobierno ha oficializado la propuesta, toca trabajar de manera transversal. El Senado acogió en pleno una moción del PP para impulsar la candidatura. Salió aprobada con 236 votos a favor, dos en contra y 15 abstenciones. La sintonía del PP y PSOE en este asunto es evidente. Tanto José Montilla (PSOE) como Carlos Aragonés (PP) incidieron en la importancia y la trascendencia que supondría que España resultase ganadora.
Sin embargo, en este debate la cuestión soberanista, principal hándicap, a juicio del Gobierno, para que Barcelona no sea elegida, salió al paso durante la sesión. Fue la senadora del Grupo Mixto, María Teresa Rivero, la que aseguró que no es trascendental el independentismo de Cataluña para que Europa decida a favor. Sin embargo, a juicio de Aragonés sería una irresponsabilidad y un lastre avanzar en la candidatura mientras España se somete a un proceso así. Precisamente, recordó que el cambio de sede de la EMA viene del Brexit. “España no puede caer en el mismo error”. El senador popular García Albiol acotó que “fuera de España, Barcelona no se lo podría ni plantear”.
Por otra parte, la mayoría de los grupos pusieron en valor la labor del Ministerio de Sanidad, el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat por trabajar conjuntamente en este asunto. Además, la premura con la que Mariano Rajoy envió la carta de presentación a la Comisión Europea es, según comentaron los senadores, una apuesta del Gobierno por la innovación.
En cualquier caso, la cámara reconoce que Barcelona es la candidata perfecta, ya que “el sector español, según los últimos balances del comercio es el segundo exportador y acapara un cuarto de la capacidad de I+D publico privada española”, apuntó Aragonés. En el ámbito europeo centuplica los presupuestos generales del Estado. En total, “son 30.000 los colaboradores científicos de la EMA repartidos en todo el continente, y la plantilla alcanza las 880 personas”, por tanto, su importancia es obvia.