C.M.LÓPEZ Enviada esp. a Malta | viernes, 09 de junio de 2017 h |

Dado que el dolor es un elemento central de la experiencia de los pacientes en muchos entornos sanitarios (dolor crónico primario, dolor postoperatorio, dolor oncológico, dolor neuropático, dolor de cabeza y dolor visceral), el nivel de dolor puede considerarse un indicador del calidad del sistema de salud de un país.

Con esta premisa, las comunidades han ido adaptando su estrategia de cronicidad incorporando el dolor como un elemento evaluable más.

De hecho, en muchas el abordaje de esta enfermedad forma parte de los acuerdos de gestión de los hospitales. En otras comunidades se han creado estructuras organizativas dentro de la propia consejería para abordar el problema.

El SIP 2017 contó con la presencia de diferentes representantes españoles. Canarias, Andalucía, Baleares, País Vasco y Murcia estuvieron presentes en el encuentro. Todos coincideron en la necesidad de incidir en la especialización de los profesionales en torno a las unidades de referencia. Sin embargo, la variabilidad hospitalaria está dificultando esta tarea. Actualmente, no existe un criterio médico único para el diagnóstico y tratamiento, y las pruebas médicas dirigidas a discernir si se trata de la enfermedad o solamente un síntoma, hacen que el proceso de acceso del paciente a estas unidades sea complicado.