Carlos B. Rodríguez Madrid | martes, 19 de noviembre de 2019 h |

A estas alturas, todos saben que hablar de Pacto de Estado por la Sanidad y de pacto político no es lo mismo. Pero, por suerte o por desgracia, el primero depende en exclusiva del segundo. Da igual lo mucho que el sector sanitario y farmacéutico quiera un pacto —que lo quiere—, porque si no existe voluntad política, nunca será realidad. Este es el primer mensaje con el que se ha presentado la segunda parte del libro Nuestra contribución al Pacto de Estado por la Sanidad, impulsado por la Asociación Española de Derecho Farmacéutico (Asedef). El segundo es la necesidad de dotar de contenido a ese acuerdo. Ámbitos los hay, muchos, y todos conducen a un punto en común: centrarnos en lo básico y en el trabajo compartido que elimine diferencias en el SNS.

Era inconcebible presentar un volumen que aborda la necesidad de un pacto sanitario y no hablar de si existen posibilidades reales de conseguirlo, lo cual llevó a Mariano Avilés, presidente de Asedef, a una inevitable mención al panorama abierto tras las sucesivas convocatorias electorales. “Buena parte de los ciudadanos nos sentimos instalados en la inseguridad jurídica, a merced de quienes en cada momento ocupen los escaños”, apuntó Avilés. “Hoy más que nunca se necesita un marco regulador que esté por encima de quienes gobiernen”, añadió.

Actualización normativa

Y en ese marco incidió, largo y tendido, la vicepresidenta del Congreso, Ana Pastor. En su opinión, dotar de contenido al pacto requiere partir de la bases de los retos del SNS, muy conocidos por todos: están el envejecimiento, la cronicidad y la aparición de métodos y tecnologías que diagnostican precozmente y de una medicina muy resolutiva que necesitan ser financiadas. “Como hacer sostenible el SNS desde la defensa de una sanidad pública y universal”, resumió Pastor, requerirá partir de una actualización de la normativa. “Y debemos hacerlo, no a través de decreto, sino de cambios significativos en algunas leyes”, avisó la vicepresidenta del Congreso.

A la luz de lo logrado hasta ahora y de su propia experiencia como ministra de Sanidad, Pastor es optimista. “En dos años logré lo que no podía imaginar: apoyo mayoritario en cinco leyes”, destacó. El hecho de que esas leyes no hayan sido modificadas hasta fecha hablan lo mismo en su favor —“para mí fue la mayor experiencia de Pacto de Estado por la Sanidad”, declaró la ex ministra— que en su contra, pues su reforma es ahora imprescindible.

“Creo que hay que actualizar la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias y que hay que mejorar la Ley de Cohesión y Calidad. Es imperdonable que no se esté cumpliendo; en este momento la cartera de servicios no es la misma. ¿Por qué carteras complementarias, si la ley dice que somos todos iguales? También están las múltiples comisiones de Farmacia… Eso es lo que hay que mejorar. No puede haber 17 equipos evaluando la tecnología sanitaria y hospitales decidiendo qué se incorpora y qué no al SNS. Eso no ocurre en ningún país”, aseveró Pastor.

Que hay esperanzas para el pacto lo muestra el hecho de que algunas de estas ideas se comparten desde quien ha estado al otro lado del espectro político. Jesús María Fernández, ex portavoz de Sanidad del PSOE en el Congreso de los Diputados, apeló también a la solidez del marco legal sanitario que se ha mantenido —con contadas excepciones— a pesar de los cambios de Gobierno. En su opinión, un acuerdo sanitario debería abordar, entre sus principales cuestiones básicas, “volver a consolidar la sanidad como un derecho de ciudadanía y con una cartera de servicios común, suficiente y que incluya prestaciones hasta ahora desatendidas, como la salud mental”.

La cartera común no es el único vínculo en el que coincidieron Fernández y Ana Pastor, que también consideran básico llegar a unos acuerdos en relación a los profesionales. A juicio de la vicepresidenta del Congreso, en el marco de la España vaciada “faltan incentivos” para los profesionales, y esta sería la primera propuesta que cree que habría que llevar a las Cortes. El ex portavoz de Sanidad del PSOE, por su parte, recordó que en las postrimerías de la XII legislatura el Congreso acordó el encargo de un estudio sobre la situación de los profesionales en el presente y futuro, abordando las necesidades, roles, competencias, formación, remuneración y participación de los mismos. “Todos nos pusimos de acuerdo. Lamentablemente, por la disolución de las Cortes ese estudio no se ha podido realizar, pero los fundamentos están ahí”, recordó.

Sesenta propuestas más

Todas estas aportaciones, y otras más, han venido a engrosar el listado de propuestas para el Pacto Sanitario de Asedef: un total de 60 en esta segunda edición, que se suman a las 100 que habían sido presentadas en el Senado hace ahora un año. Están resumidas en varios ámbitos susceptibles para el acuerdo: innovación terapéutica, innovación tecnológica, innovación en la gestión; fortalecimiento de los incentivos de I+D+i; medición del valor; incremento del esfuerzo en prevención; en genómica y proteómica; en la mejora de la eficiencia de la prestación de servicios…

“Este libro no contiene posicionamientos comunes, pero evidencia un estado de opinión mayoritariamente favorable a un pacto”, explicó Diego Martínez, relator de las jornadas. Esta foto fija es también, un reconocimiento a todo lo que el sistema ha avanzado, sin parar nunca ‘a pesar de los políticos’. Y como la rueda sigue girando, esta es la razón por la que Rubén Moreno, sigue mereciendo la pena insistir en el pacto.

Si los retos actuales no bastaban, el ex diputado del PP esbozó una fotografía de futuro de una Sanidad que dejará de ser de talla única para ser personalizada y ultradirigida, gracias a la secuenciación del conocimiento del genoma; a la electrónica de consumo; la Inteligencia Artificial y la informática cuántica… Todas estas herramientas permitirán poder plantear la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento en tiempo real. “Van a cambiar las cosas, con implicaciones para todos los actores del sistema; implicaciones que pasarán por cambios en los modelos de relación. El futuro y el éxito de este futuro va a radicar en actuar de forma colaborativa. Y la mejor forma que tenemos los políticos de actuar de forma colaborativa es construir un pacto y apoyarlo”, concluyó.