C.M.LÓPEZ Enviada esp. a Malta | viernes, 09 de junio de 2017 h |

El dolor crónico es una de las principales causas de discapacidad en todas las regiones de Europa que aumenta los riesgos de padecer otras enfermedades, y puede llegar a repercutir en problemas sociales como la exclusión o la pobreza.

En los diferentes grupos de trabajo que tuvieron lugar durante el SIP 2017 se puso de manifiesto la necesidad de incrementar la inversión en investigación sobre el dolor no solo básica y clínica, también epidemiológica como prioridad en futuros programas y convenios de la UE.

Además, desde los organismos europeos, los expertos insisten en la inversión. Consideran importante apostar por la tecnología para prevenir la jubilación anticipada involuntaria y permitir a los trabajadores seguir trabajando.

Por ello, creen que los gobiernos deberían designar a las instituciones pertinentes para que sean las que construyan los lazos en el cuidado de la salud, el empleo, la seguridad en el trabajo, la protección social y las políticas y el sistema financiero, “para mejorar la participación laboral de las personas con desafíos relacionados con la salud”.

Los expertos inciden en que las autoridades deben considerar el dolor crónico como una condición de salud multidimensional que requiere un enfoque biopsicosocial. De esta manera, apuestan por la unión y el trabajo conjunto para abordar el hecho de que el dolor crónico se asocia al aumento de la morbilidad y la mortalidad, así como con mayores tasas de depresión, ansiedad y trastornos del sueño. Frente a estas amenazas, la Comisión Europea y los estados deben aunar esfuerzos y actuar de manera integral para alcanzar la cobertura del manejo del dolor de alta calidad. Por ejemplo, abordar el dolor en el cuidado del cáncer es esencial y debe convertirse en parte de los protocolos y vías de investigación clínica, así como en uno de los temas esenciales en los planes de atención a la supervivencia.

Asimismo, apuestan por desarrollar un abordaje estricto para implementar programas de detección precoz de pacientes con riesgo de cronificación, particularmente en dolor lumbar y dolor postoperatorio, y un sistema de atención con programa multidisciplinar para pacientes ambulatorios y externos.

Con estas nuevas medidas, no hay que hay que dejar de lado los consensos europeos que hasta la fecha se han alcanzado sobre la necesidad de crear una red que asegure la formación de profesionales del sector y el intercambio de información sobre la efectividad de las terapias para los grupos más poblados.