E.M.C. Madrid | viernes, 07 de octubre de 2016 h |

La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) acaba de publicar el segundo informe de su Observatorio de la Sanidad, que analiza el impacto de la situación económica en los principales indicadores de salud y de gasto sanitario. Según este documento, elaborado por el responsable de Sanidad de Fedea, el profesor de Economía de la Universitat Pompeu Fabra, Sergi Jiménez, y Analía Andrea Viola, de Fedea, una de las conclusiones más importantes es que en los últimos dos años el sistema sanitario no ha sufrido un deterioro significativo, según se desprende del estudio de los indicadores analizados por los autores del trabajo.

En esta última entrega, del total de 31 indicadores en estudio, 14 reflejan una situación positiva (en color verde en el cuadro adjunto), nueve preocupante (naranja), siete negativa (rojo) y una muy negativa.

El primer informe del Observatorio se publicó en diciembre de 2014. En aquel momento, el análisis de los datos disponibles hasta la fecha revelaba que el sistema sanitario español estaba en una encrucijada. “Si la situación se revierte pronto, las consecuencias a largo plazo serán mínimas. Si los recortes se mantienen o agudizan, el deterioro de los resultados en salud será una realidad”, tal y como advertían sus autores.

En aquel momento se analizaron 41 indicadores, de los que 14 mostraban una evolución favorable. Frente a estos, otras 14 variables mostraban una evolución preocupante y 13 seguían una tendencia negativa.

Casi dos años después, los datos puestos en observación por los economistas de Fedea apenas muestran variaciones. La más importante, un claro deterioro, aunque moderado, en materia de salud mental por el desgaste de la crisis económica en los ciudadanos, que ha hecho aumentar indicadores como la proporción de muertes por desórdenes mentales sobre el total de defunciones, que está en “negativo” según este trabajo, y el aumento de las tasas estandarizadas de muerte por suicidio por cada 100.000 habitantes, que recibe el diagnóstico de “preocupante” en esta última edición.

Al otro lado de la balanza se sitúan los indicadores de empleo en el sector sanitario, que recogen una evolución positiva. En este sentido, datos como la participación de ocupados en Sanidad en el total mantiene su luz verde en el nuevo documento, y otros como la variación interanual del número de ocupados en sanidad o el de empleos y salarios han pasado de ser calificados como “preocupantes” a ser datos “positivos”. No obstante, no siguen la misma evolución los indicadores que miden la calidad en el empleo y el grado de feminización, que dos años después del anterior trabajo se mantienen en el nivel de “preocupante”.

El economista Sergi Jiménez explica a GM que en este aspecto, “el sector sanitario no hace sino seguir las tendencias que se han seguido en otros sectores”. Apunta, en cualquier caso, que “un profundo cambio de la regulación del mercado de trabajo podría favorecer la mejora de la calidad del empleo en general y del empleo en el sector sanitario en particular”.

A pesar de esta mejora, el economista no puede valorar si esta tendencia continuará en el futuro o si se trata solo del reflejo de un año, 2015, con mayores recursos económicos en muchas comunidades en las que se celebraron elecciones. “No puedo anticipar el futuro, solo señalar que el sector sanitario es estratégico y que la demanda de salud no parará de crecer”, advierte.

En el resumen “no técnico” de este informe, los autores citan algunas cifras que permiten sostener estas señales de recuperación. Por ejemplo, en el tercer trimestre de 2015 el empleo en el sector sanitario creció un 2,6 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, tendencia que se consolidó en los trimestres posteriores con un crecimiento del 6,2 por ciento en el cuarto trimestre de 2015, del 5,5 por ciento en el primer trimestre de 2016 y un espectacular 7,1 por ciento en el segundo trimestre de 2016.

También destacan que aunque la participación del sector sanitario sobre el total de ocupados no ha dado grandes saltos, se ha mantenido estable desde hace tiempo, con una ligera tendencia al alza en los últimos trimestres.

Al analizar las bases de cotización y los salarios, el Observatorio de Sanidad de Fedea también intuye mejoras, ya que se detecta una leve tendencia al alza en el año 2015, aunque también destaca un aumento de la contratación a tiempo parcial. En cualquier caso, uno de los aspectos más preocupantes, aseguran, es quizás que la recuperación de cotizantes en el sector se está haciendo mayoritariamente a través de empleo temporal y tiempo parcial, que han aumentado su prevalencia en los últimos años.

Resultados en salud

Teniendo en cuenta los resultados en salud, la opinión de los autores de este informe es que la situación sigue siendo muy satisfactoria. La esperanza de vida ha subido casi un año entre 2012 y 2014 y nuestro país se mantiene como líder europeo en este importante indicador, insisten desde esta fundación, en cuyo elenco de patronos se incluyen bancos y cajas de ahorros y algunas de las principales compañías de nuestro país.

En cuanto a la valoración pública del sistema sanitario, los últimos Barómetros Sanitarios muestran una caída en el nivel de satisfacción de los usuarios del sistema que podría reflejar el descenso de la inversión en el sector. Asimismo, el porcentaje de población que piensa que el problema de las listas de espera ha empeorado creció 20 puntos entre 2011 y 2014.

Otros datos analizados por los especialistas se mantienen en niveles que en su día se calificaron como “preocupantes”. Es el caso de las tasas de obesidad en adultos y niños, con niveles relativamente elevados. Además, los autores no pierden de vista que el aumento de las tasas de pobreza y desigualdades de la renta que se han registrado durante la crisis económica podrían aumentar aún más a medio y largo plazo las desigualdades. Mientras otros indicadores, como la menor prevalencia de fumadores diarios y la importante reducción en el consumo de cigarrillos per cápita, resultan alentadores. Cambios en los hábitos de vida que podrían tener un reflejo a largo plazo en el estado de salud de los españoles.


El análisis revela un deterioro moderado de la salud mental de los ciudadanos como consecuencia de la crisis



Los indicadores que miden la calidad y el grado de feminización en el empleo siguen siendo “preocupantes”