Una vez publicado el avance del estudio elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) denominado ‘Percepciones sobre la igualdad entre hombres y mujeres y estereotipos de género’, se han podido deducir algunas conclusiones sobre lo que la población española hace y percibe en lo relacionado con esta materia. Y es que más allá de las valoraciones e impresiones que aporta el informe, los datos continúan dibujando una realidad: las mujeres invierten casi el doble de tiempo que los hombres en cuidar de sus hijos.

El CIS lo cifra en minutos. Preguntada la muestra poblacional por el tiempo invertido en el cuidado de sus hijos menores en un día laborable normal, los hombres han contestado emplear de media un total de 228,88 minutos, lo que equivale a 4 horas y 48 minutos aproximadamente; sin embargo, las mujeres destinan 412,25, es decir, un total de 6 horas y 54 minutos diarios

Algo que también se evidencia, aunque en menor medida, al estudiar la carga de los cuidados relacionados con las personas mayores o dependientes: 314,11 minutos (5 horas y 14 minutos) de los varones frente a los 364,69 de las mujeres (6 horas y 5 minutos) en una misma jornada.

La Sanidad española: un sector feminizado que no retiene el talento femenino

El acento en cuestiones sanitarias lo pone la palabra “laborable”. Cuando se habla de sanidad en términos profesionales, se está haciendo referencia a uno de los mayores empleadores públicos de España, llegando a alcanzar la primera posición en la gran mayoría de comunidades autónomas del panorama nacional. Un sector, a su vez, altamente feminizado: según los últimos estudios publicados sobre la evolución del mercado laboral, la Sanidad ya alcanza el 75% del personal que es mujer.

Sin embargo, una vez escala la pirámide de responsabilidad, el marcador acaba por darse la vuelta. Fue la Revista Española de Salud Pública, publicación bimestral de la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, la que en 2015 evidenció que tan sólo el 21,9 por ciento de los escalafones más altos del ámbito sanitario estaban ocupados por mujeres. En él y una vez analizados los resultados de sus formularios, se apuntaba como motivación sociológica a que “se prefieren mujeres para cargos funcionales y de trabajo, pero no para los que realmente significan representación”. 

Unos datos que han sido actualizados más de un lustro después por Womens in Medicine (WOMEDS) pero que, sin embargo, no han mostrado cambios significativos. El informe publicado en noviembre del pasado año determinó, tras sistematizar la información facilitada por las autonomías respecto a los hospitales públicos recopilada entre 2019 y 2021, que tan solo el 27,6 por ciento de los jefes de servicio de los centros hospitalarios eran mujeres.

¿Qué dice el CIS?

Los datos del último avance del CIS corroboran que la tendencia es, además, general en términos de percepción, aunque en el ámbito sanitario se agrave. Preguntados por las “posibilidades de ascenso en el trabajo”, el 58,9 por ciento de los encuestados opina que la situación de las mujeres es “peor”. Ocurre lo mismo con las “oportunidades para encontrar empleo” (el 46,5 por ciento piensa que es peor y el 42,8 igual) y el “acceso a puestos de responsabilidad en las empresas” (donde el 59,7 por ciento opina que las mujeres se encuentran en una situación más desfavorable). 

Pero la diferencia mayor se encuentra cuando se indaga en torno a las “posibilidades de compaginar la vida laboral y familiar”. Aquí, es el 65,8 por ciento de los encuestados los que perciben que las mujeres lo tienen más complicado a la hora de conciliar, algo asimismo compartido atendiendo a los datos estratificados por género, donde el 58,5 por ciento de los varones y el 72,5 por ciento de las mujeres piensa de la misma manera.

¿Qué es lo que impide al sistema de salud español retener el talento femenino? Iniciativas como la que impulsa Gaceta Médica, Mujeres de la Sanidad, intentan dar una respuesta que tiene como base un denominador común: la falta de medidas que ahonden en las posibilidades para la conciliación de la vida personal y laboral y el trabajo pendiente para garantizar la igualdad de oportunidades.

Son los expertos consultados por dicha iniciativa los que coinciden en la existencia de una ventana en la que las mujeres médicas pierden el ritmo de adquisición de conocimiento intensivo, justamente, por la implicación o aparición de cargas familiares o relacionadas con los cuidados. Esta se sitúa entre los 30 y los 40 años, una década determinante para los compromisos de índole personal que dificultan el desarrollo de la carrera profesional. 

La conciliación genera consenso político 

Así se puso de manifiesto en el encuentro celebrado en la Asamblea de Madrid durante la pasada legislatura, y que han ratificado recientemente gobiernos como el andaluz o el madrileño en varios encuentros organizados por Mujeres de la Sanidad entre representantes públicos, sociedades científicas y actores relevantes del sector, donde se apuntalaba la implantación de políticas concretas para profundizar en las necesidades de conciliación orientadas a impulsar el talento femenino.

Un tema que genera, además, amplio consenso político, también con la dirección del actual Ministerio. La propia titular, Mónica García, fue quien lo perfiló en su participación en la última edición del ‘Cuaderno Violeta’ (2021), donde defendió el papel de las mujeres en el ámbito sanitario y denunció la brecha de género en los puestos de mayor responsabilidad. “Necesitamos poder ser nosotras mismas en libertad, ya sea ser madres, o profesionales, o políticas, o para estar en las altas esferas de poder y decisión empresarial”, afirmaba por aquel entonces. “Deberíamos enfocar los esfuerzos en conseguir que todas esas formas de ser mujer en la vida pública sean realidades visibles, perfectamente asumibles, conciliables con nuestras vidas y valoradas positivamente por la sociedad”.

Próximos pasos

En ese sentido, la práctica totalidad del actual arco parlamentario coincide en que el impulso y la aplicación de legislación pública y presupuestaria es la zona cero del trabajo en materia de igualdad, sobre todo, dentro del campo sanitario. 

Comulgan con la necesidad de sumar experiencias de éxito, reparando en aquello que funciona y permite avanzar, incidiendo en la capacitación para la gestión, el liderazgo de la mujer, la formación y la experiencia. De ahí radica la importancia que desde los ámbitos público y privado se camine hacia el fomento de la igualdad de género mediante la promoción de políticas concretas.


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