La pandemia de COVID-19 que irrumpió en nuestras vidas hace ya más de un año, no ha afectado por igual a hombres y mujeres. De hecho, en el caso de la mortalidad por COVID-19, el género masculino es el más afectado. Sin embargo, la COVID-19 se ha colado también en el día a día del colectivo femenino. ¿Qué impacto ha causado la pandemia sobre las mujeres?

Las mujeres tienen un papel muy destacado en la COVID-19, pues son mayoría en los trabajos que requieren estar en primera línea de batalla contra el virus. Las actividades que son desempeñadas mayoritariamente por mujeres son las actividades sanitarias, los servicios sociales y el cuidado de los mayores o la educación.

Para medir el impacto de la pandemia sobre este colectivo en la Comunidad de Madrid, se ha realizado el informe: “Impacto socioeconómico de la COVID-19 sobre las mujeres“. El documento recoge un sistema integral de 138 indicadores referidos a siete ámbitos de estudio:

  • Salud y género
  • Trabajadora/es en primera línea
  • Aspectos económicos y laborales
  • Cuidados
  • Violencia contra la mujer
  • Población en situación vulnerable
  • Impacto demográfico

Mortalidad entre hombres y mujeres

Se cuentan más fallecidos hombres que mujeres. Y es que en este aspecto, la COVID-19 ha golpeado más fuerte a los hombres, siendo destacable la diferencia entre los 40 y los 79 años, con un porcentaje medio aproximado de un 30 por ciento de mujeres fallecidas frente a un 70 por ciento de hombres.

En esta franja de edad han fallecido el doble de hombres (3.288 hasta septiembre) que de mujeres (1.551) en la Comunidad de Madrid. Por encima de los 80 años aumenta el número de mujeres fallecidas, siendo bastante mayor a partir de los 90 años, lo que puede explicarse por la mayor longevidad de las mujeres.

Aspectos labores y económicos

Respecto a la salud laboral, 222 de las 413 bajas laborales (53,8 por ciento) producidas entre enero y agosto de este año fueron presentadas por trabajadores.

Por grupos de enfermedad, el grupo más feminizado corresponde a enfermedades causadas por agentes biológicos, entre los que se encuentra la COVID-19. Tres de cada cuatro bajas fueron de mujeres.

Por actividades económicas, las bajas por enfermedad en mujeres son mayoría en algunas de las actividades más afectadas por la pandemia en términos de riesgo de contagio. Entre ellas están las actividades sanitarias y de servicios sociales (79 por ciento de mujeres) y las actividades de los hogares (100 por cien).

De las 413 bajas laborales registradas hasta agosto, 100 (24,2 por ciento) corresponden a actividades sanitarias y de servicios sociales. En sentido contrario, las bajas por enfermedad en actividades esenciales, como el suministro de agua, actividades de saneamiento, gestión de residuos y descontaminación, están fuertemente masculinizadas.

En términos de contratos de trabajo, la evolución de la contratación indefinida ha sido más positivas para las mujeres, con variaciones anuales negativas pero cada vez más reducidas. Sin embargo, todavía queda lejos de los niveles de contratación de hace un año para ambos sexos.

Por otro lado, la contratación temporal muestra una evolución contraria entre mujeres y hombres, con una menor recuperación de la contratación temporal femenina.

Además, con la pandemia se ha producido un auge del teletrabajo, particularmente entre las mujeres. El trabajo desde el domicilio particular ha avanzado notablemente durante la pandemia y las mujeres ya son mayoría entre la población ocupada que teletrabaja, a diferencia de que ocurría el año pasado.

Violencia contra la mujer

Según destaca el informe, el uso de los recursos de apoyo y prevención de las violencias de género ha evolucionado en dos fases diferenciadas en la Comunidad de Madrid desde que se declaró el estado de alarma.

En una primera fase, coincidiendo con el confinamiento y la desescalada de la primera ola, se ha observado un incremento de las llamadas al 016, donde se ofrece apoyo psicológico a las mujeres víctimas. Por el contrario, en la segunda fase, con la nueva normalidad, va descendiendo el uso intensivo de los recursos de apoyo y prevención, en comparación con la fase anterior.

Las llamadas al 016 aumentaron un 49 por ciento en el mes de abril con respecto al mismo mes del pasado año, reduciéndose paulatinamente hasta un 14 por ciento en agosto, aunque manteniendo un crecimiento más elevado que el año anterior.

Los otros recursos de apoyo y prevención han alcanzado, sin embargo, su mayor incremento a lo largo de la desescalada. En junio, el servicio de atención y protección a las víctimas registró un incremento del 9 por ciento, reduciéndose hasta un 1,5 por ciento en agosto. Las usuarias activas en la región que contaban con medidas de alejamiento, se incrementaron un 27 por ciento en junio, manteniéndose variaciones elevadas de más del 20 por ciento hasta la actualidad.

Hasta el 13 de octubre de 2020, dos mujeres fueron víctimas mortales de violencia de género en la Comunidad de Madrid, cuando en todo el pasado año fueron asesinadas siete mujeres en la región.


También te puede interesar…