El abordaje de los trastornos del sueño centra y sus necesidades en clave salud son los puntos sobre los que pivota una Proposición No de Ley (PNL) registrada por el Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados. Según el texto de la misma, publicado en el Boletín Oficial de las Cortes Generales, la formación insta a la valoración sobre la actualización de guías de práctica clínica sobre trastornos de esta índole en la población infanto-juvenil en atención primaria.

Entre los puntos demandados por la iniciativa se pide también analizar las necesidades formativas de los especialistas en relación con esta problemática, así como desarrollar los contenidos formativos necesarios para su atención. “Estos trastornos precisan de un abordaje por profesionales formados específicamente y que incluyen especialistas de diferentes orígenes”, argumentan.

El objetivo, explican en la PNL, sería poner solución al impacto en la calidad de vida que generan en la población, redundando en mejorar la calidad asistencial, la salud de los pacientes y revirtiendo los efectos y consecuencias negativas que están teniendo sobre el Sistema Nacional de Salud (SNS).

Además, los socialistas inciden en la promoción de hábitos de sueño saludables y la actividad física y deportiva en todas las edades, y con perspectiva de género.

Potencial problema de salud pública

Describe el Grupo Socialista que desórdenes de tipo secundario, relacionados con problemas de salud mental, enfermedad o relacionados con ingesta de sustancias, han adquirido relevancia y podrían constituir un problema de salud pública por prevalencia y consecuencias sociosanitaria. “En el caso de la apnea del sueño y el insomnio, se estima que afectan a más del 10 por ciento de la población”, ejemplifican.

Esta casuística ha crecido durante la pandemia y el confinamiento: el insomnio ha tenido una prevalencia combinada del 57 por ciento, según un estudio reciente sobre los síntomas de ansiedad, depresión e insomnio en España en la crisis del COVID-19, según sostiene la PNL.

Impacto post-COVID: el insomnio ha tenido una prevalencia combinada del 57%

La evidencia sobre las consecuencias de los trastornos del sueño más frecuentes no tratados se extiende desde el riesgo cardiovascular, a los trastornos cognitivos, y tiene consecuencias sociales, como bajo rendimiento laboral o educativo y accidentalidad laboral. “Asimismo, dichas alteraciones están íntimamente ligadas a los determinantes sociales de la salud, especialmente condicionados por el envejecimiento, el género y el entorno social”, añaden.


También te puede interesar…