La reducción de las inequidades en cáncer pasa, inexorablemente, por su abordaje desde una mirada de conjunto entendida como la unión de todos las partes de la cadena. Comprender mejor los datos en vida real, cuyo análisis es cada vez más necesario, es preciso para mejorar el dibujo de un ecosistema complejo; pero también lo es el aprendizaje de otras regiones, hacer más investigación, diagnóstico precoz y prevención primaria, así como comprender la necesidad de seguir invirtiendo y hacerlo siempre de manera inteligente.

Estos son algunos de los mensajes que se han extraído durante la celebración del XI Foro ECO, celebrado en el Colegio de Arquitectos de Madrid, a iniciativa de la Fundación ECO. Concretamente, durante la primera mesa redonda de análisis sobre la brecha existente entre los países desde una perspectiva europea, antecedida por la bienvenida a la cita del presidente de la entidad, Rafael López.

“En la lucha contra el cáncer, unidos somos mucho más fuertes”, ha reflexionado el también jefe servicio de oncología médica del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, quien también ha insistido en Europa como “modelo” y desde una visión “de equipo”.

Así, la discusión entre los conferenciantes ha tomado como punto de apoyo la evidencia más reciente genera en el contexto de la UE, como han sido la publicación del Registro europeo de desiguales y los Country cancer profile 2023, que han evidenciado las fortalezas y debilidades de los Estados miembro en cada una de las áreas en el marco del Plan europeo.

Como ha explicado Dolors Montserrat, europarlamentaria del Partido Popular Europeo (PPE), estos trabajos recogen la situación de 17 países con indicadores de información periódica, analizando las diferencias geográficas, desigualdades por edad y sexo, o factores socioeconómicos, así como la disparidad existente en distintas áreas de prevención, diagnóstico y tratamiento.

Prevención de la enfermedad oncológica

“Tenemos que ser conscientes de la necesidad de promover la prevención y los cribados, y asegurarnos que seamos capaces de establecer un diagnóstico oncológico que reduzca el problema que tenemos con el cáncer”, ha aseverado Jesús García-Foncillas, vicepresidente de Fundación ECO y moderador de la mesa. A juicio de Christine Redecker, team leader in health in all policies de la Comisión Europea, existen grandes diferencias entre los Estados miembro, entre otras razones, por estilos de vida.

“Hay que buscar a aquellos grupos que no están al tanto del riesgo de la obesidad en cuanto al cáncer”, ha ejemplificado, abundando a su menor susceptibilidad a la hora de pensar en la salud; también ha hecho énfasis en aquellas personas con menor nivel socioeconómico que no acceden a la prevención oncológica.

La necesidad de una mayor corresponsabilidad ciudadana en salud, base de una buena prevención

En este sentido, y desde una perspectiva nacional, Alfredo Carrato, director de RR. II. De Fundación ECO y moderador junto a García-Foncillas, ha reclamado una mayor acción al Gobierno de España en materia de prevención primaria y en el ámbito educativo. Desde la consulta puede apoyarse esta acción, como ha recordado de Castro, que ha incidido en la importancia de concienciar con respecto al tabaco, el alcohol o la dieta. “Abordando esto, podríamos prevenir un tercio de los cánceres”, ha sentenciado el especialista.

En el apartado de anticipación de la enfermedad también se ha debatido sobre el retroceso sufrido con respecto a cribados durante la pandemia, donde también se han adivinado importantes inequidades entre los países europeos. Para Natacha Bolaños, gerente de Alianzas Globales en Lymphoma Coalition, ello requiere un “análisis de más amplio”. “Hace falta llevar el cribado cerca de las personas, en vez de pensar que va a ir la gente”, ha señalado. Asimismo, ha apreciado la necesidad de hacer, a la sociedad y a los pacientes, cada vez más corresponsables de su salud para seguir avanzando.

Los datos, aliados

La necesidad de una mayor acción basada en la evidencia, así como en su correcto uso y manejo, además del aprovechamiento de los datos en vida real, ha sido una de las cuestiones que han puesto de acuerdo a los participantes de la mesa. Entre ellos, Javier de Castro, jefe de oncología médica del Hospital Universitario La Paz, ha insistido en el potencial complementario respecto a los datos clínicos para conformar una fotografía real de la epidemiología del cáncer.

Mesa redonda I. Reduciendo las inequidades en cáncer: perspectiva europea.

Una transformación digital que también ha sido señalada como el gran paso evolutivo por Eloy Gómez, vicepresidente y director comercial de Oncología de GSK España, apuntando a la tecnología como “clave” para superar las barreras burocráticas existentes. “La tecnología puede venir a cubrir y a mejorar las soluciones puestas sobre la mesa”, ha reivindicado, destacando también la oportunidad que se presenta en el terreno legislativo europeo.

Para Mark Lawler, miembro de la Junta de la European Cancer Organization, la transformación de estos datos en inteligencia puede convertir a estos en una herramienta de valor para trazar estrategias frente a las desigualdades: “Hay que buscar la forma de enfocarlas para eliminarlas […] esta información nos permite dirigir iniciativas y estos registros son un buen ejemplo”. Además, ha indicado su potencial para “aniquilar opiniones”.

Inversión: dirección y alcance

Más allá de los informes de diagnóstico de situación, Montserrat ha destacado los elementos puestos a disposición por la Comisión Europea en materia de financiación y que hacen del momento actual una oportunidad para la salud. Entre ellos se sitúan los fondos Next Generation, cuyo uso compete ahora al Gobierno de España en territorial nacional “para poder eliminar y terminar de pulir las desigualdades en atención oncológica”.

En este punto, la eurodiputada ha criticado la ejecución de los mismos para reforzar el cáncer como uno de los grandes desafíos. En última instancia, ha insistido en la necesidad de animar a la presentación de las convocatorias periódicas del programa EU4Health.

Del mismo modo, del debate surgido en la mesa ha subyacido la necesidad de, precisamente, entender la inversión en cáncer como tal, y no como gasto. Para Gómez, esta inversión en salud “para mejorar la calidad de vida”, que a su juicio ha de escalar hasta el 9 por ciento del PIB, revierte de forma positiva en las tres variables que componen el mismo: consumo, inversión de las empresas y gasto público.


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