En la actualidad, no hay duda de que la infección por VIH se ha convertido en una enfermedad crónica marcada por comorbilidades asociadas a la propia patología y al envejecimiento. El mayor riesgo de multimorbilidad al que expone el VIH cambia las reglas del juego, ya que, si se trata cada patología del paciente de forma individual, y no se aborda en conjunto, cobrarán protagonismo las interacciones y la toxicidad acumulativa derivadas de la polimedicación. Así se puso de manifiesto durante el VII Encuentro de Salud Pública bajo el nombre ‘VIH en España: Políticas para una nueva gestión de la cronicidad más allá del control virológico’.
Los expertos coincidieron en que las nuevas necesidades médicas de los pacientes con VIH hacen necesaria una nueva organización de los sistemas de salud.
Carmen Lama, subdirectora de promoción, Participación y Planes Integrales de la Consejería de Salud de Andalucía; Manuel Tordera, director general de Salud Pública de Castilla-La Mancha; y María José Ramón, directora general de Salud Pública de Baleares, coincidieron en que actualmente existe una desconexión de los departamentos autonómicos de Salud Pública y Atención Sanitaria.
Los expertos pusieron en común las diferentes estrategias sanitarias en VIH. En Andalucía, Lama mencionó que existen dos planes que circulan de manera paralela: por un lado, el Plan de Salud del Paciente con VIH, y por otro lado, el Proyecto de renovación de Atención Primaria, donde dentro del mismo se incluye la atención a pacientes crónicos. Sin embargo, aunque estos planes avanzan, a su juicio, hay que hacer hincapié en el seguimiento en personas mayores con VIH.
En Baleares, actualmente trabajan en una nueva estrategia frente al VIH para sustituir a la anterior. “Se desarrolla una estrategia de cronicidad que lidera el servicio de salud, y la del VIH en salud pública. Habría que unir las dos estrategias”, explicó Ramón.
Desde Castilla-La Mancha, Tordera incidió en que actualmente trabajan en la estratificación de pacientes. El director general advirtió del “divorcio” que existe entre el sistema sanitario y la salud pública y llamó a la coordinación entre los dos departamentos.
Del mismo modo, los expertos apuntaron a la necesidad del seguimiento terapéutico en el primer nivel asistencial. Es clave mejorar la calidad de la atención primaria para las personas con VIH y establecer una mejor interacción entre los especialistas en VIH y otros profesionales. Esto supone, cada vez más, la implicación de un equipo multidisciplinar algo fundamental para el intercambio de conocimientos y experiencias en el tratamiento de pacientes de edad avanzada con el VIH. Así, los especialistas están convencidos en el trabajo integral de especialistas y con geriatras para ayudar a los pacientes a controlar las comorbilidades.
Envejecimiento saludable
En la actualidad existen una amplia batería de intervenciones y estrategias de tratamiento que muestran que es posible un envejecimiento saludable con VIH. A esas recomendaciones de carácter clínico asistencial, cabría añadir algunas otras desde una perspectiva de organización y gestión de servicios sanitarios. Tanto Tordero como Lama y Ramón apuestan por avanzar en la integración de servicios sanitarios en la medida en que se está produciendo un incremento en el fenómeno de la multimorbilidad de la población influida por el envejecimiento. El SNS adolece todavía de una fragmentación de servicios sanitarios, que debe ser resuelta en los próximos años. Esa fragmentación requiere un abordaje multifactorial y multipalanca que acabe con los silos existentes, por ejemplo, diseñando e implementando planes de abordaje poblacional del VIH en los que se contemple toda la complejidad sanitaria y social de estos pacientes.