XXXVII Jornadas de Economía de la Salud

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J. P. Ramírez Madrid | viernes, 08 de septiembre de 2017 h |

La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) y la Organización Médica Colegial (OMC) buscan poner coto a la iatrogenia. Ambas instituciones han sellado un acuerdo para su estudio, control y prevención. Fruto de esta colaboración, presentaron el documento ‘Iatrogenia: análisis, control y prevención’ la semana pasada durante las Jornadas de Economía de la Salud que han organizado la Asociación de Economía de la Salud y la propia Sespas.

Se estima que los costes de los efectos adversos pueden suponer un 15 por ciento del gasto en salud de todos los sistemas sanitarios. Son cifras de la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económicos (OCDE), pero aún así Sespas y la OMC advierten de que resulta complicado cuantificar esta variable. El número total de efectos adversos podría ser de 40 millones de euros, lo que significa la pérdida de 23 millones de años de vida ajustados a discapacidad (AVAD). Dos terceras partes de esta cifra se produce en países con un bajo nivel de ingresos.

En el caso de España, existen diferentes registros promovidos por el Ministerio de Sanidad para conocer el número de pacientes que sufren este tipo de inconvenientes.

En el estudio Eneas, la incidencia estimada de pacientes con eventos adversos en hospitales fue del 9,3 por ciento. En el estudio Apeas, su prevalencia en las consultas de atención primaria asciende al 11,2 por ciento, mientras que el riesgo de sufrir un evento adverso en las unidades de cuidados intensivos se sitúa en el 40 por ciento y en pacientes atendidos en los servicios de urgencias supone el 7,2 por ciento.

En el estudio, se pone de manifiesto que los casos conocidos son solo la punta del iceberg. Se estima que los efectos más graves y notorios, los realmente visibles, solo constituyen una novena parte del total. Escondidos quedan “los incidentes, los casi-incidentes, los eventos adversos más leves, así como factores y circunstancias latentes cuyo entramado y cuyas interacciones pueden favorecer, y de hecho propician, la aparición de eventos adversos graves”.

Medicalización de la vida

La causa de este tipo de accidentes podría situarse en el “incremento espectacular del progreso médico”, a ojos del presidente de la OMC, Serafín Romero, que entiende que puede significar una medicalización excesiva de la vida, con dos consecuencias perjudiciales para el paciente. Por un lado, el sobrediagnóstico y, por otro, el sobretratamiento. “Merece reconocerse como un problema principal de salud pública y que su prevención y control sea una prioridad efectiva de la política sanitaria española”, puso de manifiesto tanto Romero como la presidenta de Sespas, Beatriz González López-Valcárcel, durante la presentación del informe.

Medicina defensiva

Otra de las causas de la aparición de efectos adversos es la medicina defensiva. Los expertos que han elaborado el informe la entienden como “una desviación de la buena práctica médica por temor al litigio, es una causa importante de los excesos médicos”. El informe pone de manifiesto el ejemplo de Estados Unidos, donde el 90 por ciento de los médicos de especialidades consideradas de alto riesgo admite que recurre a esta práctica en forma de solicitud de pruebas diagnósticas innecesarias, prescripción de más medicamentos de los indicados o derivaciones de pacientes con una frecuencia mayor que la necesaria.

Ante esta situación, la OMC viene reclamando desde hace años la instauración de un baremo de daños sanitarios, en lugar de regirse por el baremo de tráfico. De esta manera se incrementaría la seguridad jurídica para los profesionales.

Como propuesta para la superación de este problema los expertos reclaman reformas estructurales en el sistema sanitario, que incluirían la puesta en marcha de una cultura de la evaluación de los resultados clínicos y la detección de la iatrogenia. La OMC y Sespas han venido realizando esta reclamación a lo largo del tiempo en diferentes documentos. Los expertos solicitan en el texto una “evaluación completa, fiable, transparente y apropiada de las tecnologías antes de aplicarlas asistencialmente”

Pero ante la escasez de pruebas que sirvan para medir con rigor la efectividad y la eficiencia de todas las intervenciones médicas, los autores del documento avisan de que el profesional tampoco puede escudarse en la inacción por la falta de una evaluación que garantice el coste-efectividad y la eficiencia.

Romero y González López-Valcárcel insistieron en la necesidad de que las administraciones sanitarias incluyan en su agenda la iatrogenia a todos los niveles: todos los órganos responsables de salud del pacientes de los servicios de salud de las comunidades, las comisiones de bioética, las universidades responsables de la formación y los organismos públicos dedicados a la promoción y a la financiación de la investigación, el desarrollo y la innovación.

RECOMENDACIONES

1 Reconocimiento de la iatrogenia como problema de salud pública.

2 Evaluación rigurosa por parte de la Estrategia de Seguridad del Paciente.

3 Fortalecimiento de los sistemas de información y de notificación.

4 Medidas para reducir el incumplimiento de las recomendaciones de la OMS.

5 Publicar los resultados de las evaluaciones periódicas.

6 Fomento de la investigación de las causas y detreminantes de la iatrogenia.

7 Reformas legislativas necesarias para proteger a los profesionales.

8 Fraguar un frente activo y coordinado de actuación para impulsar recomendaciones.

9 Aprobación del baremo de daños sanitarios que incremente la seguridad jurídica.