Esther Martín del Campo Madrid | martes, 15 de octubre de 2019 h |

Cada año se registran en nuestro país 120.000 nuevos casos de ictus. Aunque esta patología es más prevalente en el hombre que en la mujer, en esta última tiene consecuencias más graves, con un impacto mayor sobre su calidad de vida y sobre su entorno por diferentes factores. No hay que perder de vista, además, que el ictus constituye la principal causa de mortalidad en la mujer en nuestro país

A pesar de que el ictus puede prevenirse en el 90 por ciento de los casos, modificando el estilo de vida y tratando adecuadamente alguna de las patologías que constituyen un factor de riesgo, como la fibrilación auricular, ni pacientes ni cuidadores muestran un conocimiento adecuado de este problema de salud, lo que deja entrever mayores lagunas todavía en la sociedad general.

Para intentar mejorar el conocimiento de esta patología, desde los síntomas básicos a la actuación recomendada o la modificación de hábitos que aumentan el riesgo de padecerlo, la Asociación Freno al Ictus tiene en marcha una campaña de sensibilización, con el apoyo de la Alianza BMS-Pfizer, el Instituto de la Mujer, la Sociedad Española de Neurología, la Fundación del Cerebro y el respaldo del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN e IBM.

En este contexto se han presentado hoy los resultados de una encuesta realizada en más de 30 hospitales a cerca de 400 pacientes y cuidadores. Algunos datos destacados, que ha explicado esta mañana María Alonso de Leciñana, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN, es que hasta el 30 por ciento de los pacientes que han sufrido un episodio sigue ignorando cómo actuar para evitar un nuevo accidente cerebrovascular. Y lo que es más, dos de cada tres encuestados admiten tener un conocimiento malo o nulo sobre la enfermedad, mientras un 15 por ciento desconocen directamente lo que es un ictus, a pesar de haberlo sufrido o ser cuidador de una persona que lo ha padecido.

Según estos datos, uno de cada cuatro pacientes no sabe que el ictus se puede prevenir, e ignoran los factores de riesgo. El más conocido, en cualquier caso, es la hipertensión, que identifica el 90 por ciento de los encuestados. No obstante, la encuesta revela que el grado de conocimiento sobre la patología y los factores de riesgo es mejor entre las mujeres que entre los hombres, con un 37 por ciento de ellas frente al 23 por ciento de participantes masculinos que admiten disponer de esta información.

Otro de los datos más alarmantes es que un tercio de los pacientes no solicitarían atención urgente, cuando la evidencia científica muestra que una atención rápida y en un centro que cuente con protocolos específicos (Código ictus) mejora tanto las cifras de supervivencia como la recuperación del paciente.

Desde la Asociación Freno al Ictus, su presidente, Julio Agredano, ha hecho hincapié en la necesidad de extender el conocimiento de la sociedad sobre esta patología, desde los signos de alarma a la importancia de recibir atención cualificada en el menor intervalo de tiempo posible.

En este sentido, la indicación principal es el paciente o su entorno se ponga en contacto con el 112, que se encargará de enviar un dispositivo medicalizado para trasladar al paciente a un centro que cuente con un protocolo de actuación específico. A pesar de este imperativo, Agredano ha recordado que en la Comunidad de Madrid solo un 20 por ciento de los ictus llegan a recibir atención sanitaria por la vía de este teléfono de emergencias. “Es fundamental que la gente sepa qué tiene que hacer”, ha remarcado hoy en la presentación.

Por su parte, Faustino Blanco, secretario general de Sanidad en funciones, ha expresado su intención de que la revisión del Plan Nacional de Ictus, puesto en marcha en 2008 y evaluado en 2013, incorpore con mayor profundidad la perspectiva de género, para no introducir cargas adicionales a la mujer, tal y como ha defendido.

Desde la SEN, María Alonso también ha remarcado la necesidad de revisar este plan nacional, más aún teniendo en cuenta que el envejecimiento poblacional, entre otros factores, hará aumentar el número de casos a medio plazo. Todo ello, a pesar de los esfuerzos de los especialistas y de las comunidades autónomas por diseñar protocolos de actuación más efectivos que minimicen el impacto del ictus.