El ramo de los seguros de Responsabilidad Civil Profesional atraviesa un momento “especialmente complicado”. Así lo define Raquel Murillo, directora general adjunta de A.M.A. y abogado especialista en Derecho Sanitario, en una entrevista que publica el último número de la revista de la compañía.
El nuevo escenario tiene que ver, según la especialista, por una parte con la aplicación del nuevo “baremo de tráfico” en materia sanitaria, que aunque tiene carácter orientativo ha llevado a “un incremento considerable de las indemnizaciones como consecuencia de las reclamaciones de un paciente”, aclara. Pero también con los cambios en las compañías que operan en el sector. “Muchas de ellas entran en el ramo con primas de captación muy agresivas, pero cuando se dan cuenta de la estrechez de los márgenes y de la dificultad de gestión del ramo, abandonan”, advierte.
Aún así, la responsable de A.M.A. insiste en que la compañía mantiene la misma política de servicio al mutualista: “Vamos a seguir a su lado, pueden estar tranquilos de que A.M.A. sigue teniendo la misma vocación de permanencia con la que entró en este ramo hace más de 20 años”, añade.
En este contexto, Murillo aconseja a los profesionales prestar atención a los capitales contratados, “revisarlos con el objetivo de contar con capital suficiente para hacer frente a las posibles reclamaciones”, indica. No en vano, asegura que en el día a día como aseguradora han podido ver “casos de profesionales sanitarios que habiendo sido condenados al pago de indeminizaciones superiores al capital contratado en sus pólizas de RCP han tenido que enfrentarse a situaciones verdaderamente complicadas, como el embargo de sus bienes personales”.
De hecho, remarca, que hay que tener en cuenta que la legislación española prevé la posibilidad de ejecutar provisionalmente una sentencia, aunque no sea definitiva y el caso finalmente pueda ser resuelto a su favor. Ante esto, el daño sufrido por el profesional sanitario, tanto a nivel personal como patrimonial será “difícilmente reparable”, sostiene. De ahí su consejo de que “los profesionales sanitarios revisen sus pólizas y adapten los capitales asegurados a esta nueva situación”.
Raquel Murillo también recomienda a los profesionales que solo trabajan en la sanidad pública suscribir una póliza de RCP particular con esta compañía. “Hay que tener mucho cuidado con esto. En ocasiones, se suscriben seguros con franquicias superiores a los capitales cubiertos por las pólizas de los servicios públicos de salud, lo que puede dar lugar a situaciones de descubierto”, por lo que considera clave que la entidad tenga “experiencia en esta materia”.
Para que la elección sea acertada, la portavoz de A.M.A. subraya que lo importante es que la póliza recoja todas las coberturas que necesita el profesional ante cualquier contratiempo. “Tienen que valorar el riesgo de su profesión para contratar el capital, el tiempo de vigencia de la póliza y la solvencia de la compañía”, apunta.
Según explica, la Ley de Contrato de Seguro marca que una póliza de este tipo cubre las indemnizaciones a terceros que se han visto afectados por un error en una actuación profesional. Pero además, indica, “tiene el objetivo de proteger al facultativo de las reclamaciones, muchas veces infundadas, garantizándole la protección de su patrimonio, una buena defensa jurídica y la prestación de finanzas a la que tuviera que hacer frente”. En caso de condena, tendría un subsidio por inhabilitación. Las de A.M.A. incorporan, además, otras garantías, como la posibilidad de proteger la imagen en internet.