La lucha en hospitales, centros sanitarios y farmacias frente a estas epidemias está clara, pero… ¿Cómo lo afrontan las autoridades?
Puertas que se abren y cierran, pasillos concurridos, teléfonos a pleno rendimiento… Largas jornadas de trabajo, equipos 24 horas elaborando informes y analizando datos… Todo con un único objetivo: alcanzar una coordinación óptima ante lo que ya es una crisis sanitaria de salud pública. El Ministerio de Sanidad lleva semanas frenéticas, eso sí, “con tranquilidad, pero no con relax”, indican a GM fuentes internas del departamento.
En plena crisis del coronavirus, ¿cómo se vive tras las paredes del Ministerio de Sanidad este tipo de situaciones? El Paseo del Prado se ha convertido, en estos días, en el foco de la noticia. Gaceta Médica ha hablado con algunos de los protagonistas: cuatro exsecretarios generales de Sanidad, que en años anteriores han sido testigos de escenarios similares.

Para José Martínez Olmos (septiembre de 2005-octubre de 2011) generar confianza en una crisis es posible. Así lo expone en el libro que acaba de publicar que lleva el mismo nombre. Como indica, este tipo de crisis moviliza muchos recursos públicos, al tiempo que genera preocupación en las autoridades sanitarias y en la ciudadanía. “La comunicación se convierte en una variable fundamental para el éxito de la gestión de este tipo de crisis”, explica Martínez Olmos en su libro. Una buena comunicación, dice, es capaz de generar la confianza en la población. Pero también pasa al contrario: no comunicar bien genera desconfianza y miedo.
En esta línea, Rubén Moreno (diciembre de 2014-noviembre de 2015) está convencido de que “ningún Gobierno está preparado para una crisis, y menos de tipo infeccioso como puede ser el coronavirus”. En opinión de Javier Castrodeza (noviembre de 2015 – junio de 2018) afortunadamente el SNS tiene una capacidad de respuesta “muy óptima” frente a este tipo de situaciones. Sin embargo, esta crisis sanitaria tiene una connotación importante: la transmisión respiratoria, algo que, a su juicio, marca una naturaleza diferente de la crisis sanitaria. “Es algo más agobiante”, asegura.
“La comunicación se convierte en una variable fundamental para el éxito de la gestión de este tipo de crisis”
José Martínez Olmos.

¿Nuevos escenarios?
Frente a esto, las instituciones sanitarias tienen, en su opinión, que ser ágiles y plantear diferentes escenarios para estar preparadas. Algo en lo que, tal y como confirman fuentes internas del ministerio de Sanidad, ya se está trabajando.
De hecho, para Castrodeza uno de los retos actuales es descargar al ámbito hospitalario y empezar a reforzar a los equipos del primer nivel asistencial. “Puede ser una buena herramienta”, señala. De hecho, el colapso hospitalario es una de las amenazas actuales que se podría reducir con el manejo desde atención primaria.
La presión mediática
Para Moreno, las diferencias con otras crisis sanitarias son evidentes. “Hay quien tiene que abordar una crisis ex novo y tiene que trabajar a contrarreloj para intentar solucionarlas”. Lo que está claro es que el primer escenario en una crisis de Salud Pública por una enfermedad infecciosa, lo que plantea es una presión mediática “absolutamente descomunal”, indica. En línea con Martínez Olmos, Moreno hace hincapié en el papel que tienen los medios de comunicación. La responsabilidad es clave en este sentido. El problema, opinan estos expertos, es el daño que pueden hacer las redes sociales, con fakes news incluidas. “Es una batalla difícil de ganar que lo que hace es dificultar aún más el abordaje con serenidad de la crisis”, apunta Moreno. A juicio de Castrodeza la sociedad tiene que hacer un acto de reflexión y de responsabilidad.
“Afortunadamente nuestro SNS tiene una capacidad de respuesta muy óptima”
Javier Castrodeza.

En este sentido, este exsecretario general de Sanidad también coincide en que la información tiene un papel capital. “La peor epidemia es la epidemia del caos”, adelanta Castrodeza. En ocasiones, la información tiene un alcance, más allá de lo que sus responsables se imaginan. “Este es un tema que entre todos tendríamos que aprender a modular”.
Coordinando mensajes
En este sentido, Martínez Olmos está convencido de que en el caso del COVID-19 se está consiguiendo un mensaje coordinado y una sensación de unidad entre Ministerio de Sanidad y comunidades autónomas. “No hay planteamiento de cuestionamiento. Los equipos técnicos trabajan, aunque la portavocía es una”, recuerda. “Una crisis no sabes cuando viene, el SNS habitualmente está preparado y entrenado, y el mecanismo de acción hay que compartirlo con todas las comunidades autónomas, algo que es positivo, aunque puede enlentecer la armonización de las decisiones”, añade Castrodeza.
“Una enfermedad infecciosa, lo que plantea es una presión mediática “absolutamente descomunal”
Rubén Moreno.

Precisamente, Ricardo Campos (junio de 2018- septiembre de 2018) pone en valor el papel que ha jugado y está jugando Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad. Precisamente, los cuatro ex secretarios generales apuntan a la importancia de que la portavocía recaiga en un perfil técnico. La sociedad, coinciden, suele confiar más en un perfil profesional y experto que en los políticos. “La credibilidad de los políticos está en ocasiones en entredicho”, añade Moreno.
Además, Campos insiste en la gran formación de los técnicos en salud pública del SNS. “Hay que ponerse en sus manos y dejarlos actuar sin presiones políticas”, asegura Campos. El papel en estos casos del gestor político, “es facilitar los medios adecuados”, indica el que fuera ex secretario General de Sanidad en el ministerio dirigido por Carmen Montón. A juicio de Campos, hay un aspecto clave: “no caer en las ocurrencias”.
La clave para que todo el esfuerzo que se está haciendo desde la Administración no sea en vano es “la accesibilidad, la veracidad de la información, la honestidad y la transparencia”, remarca Martínez Olmos. No solo hay que dar la visión desde el Ministerio, es importante que se cuente también con la opinión de expertos —la visión más científica— que ayuden a interpretar también lo que está pasando en el mundo. Algo que en el caso actual ya se está haciendo, remarca el experto.
“Hay que ponerse en manos de los técnicos y dejarlos actuar sin presiones políticas”
Ricardo Campos.
Pero…una crisis así, ¿es lo peor que pude pasar? Para Martínez Olmos no es lo peor que le puede ocurrir a un ministerio, “es lo peor para los pacientes y las personas que les afecte”.
Castrodeza está convencido de que en estas situaciones el SNS está preparado y dotado de recursos. “Tiene un personal extraordinariamente cualificado para abordar estos problemas”, remarca.
La preparación
Con este escenario, ¿cómo se preparan las autoridades frente a ello? Martínez Olmos explica que los simulacros suelen ser habituales en el Ministerio de Sanidad.
En esta línea, Castrodeza recuerda la experiencia con el ébola. Cuenta que se llevaron a cabo simulacros en el Puerto de Barcelona. Sin embargo apunta a que la distancia que hay entre lo que se planifica en un despacho y lo que luego ocurre in situ, es decir, lo que se ve en el día a día, y la puesta en marcha de las medidas. “Esta distancia debería ser más corta”, asegura.
“Es una maquinaria que ya está engrasada, desde el punto de vista del esquema de cómo hay que responder”, añade Martínez Olmos. Que las decisiones sean “aquilitadas” a la situación epidemiológica real es una necesidad en la que insisten estos expertos.

Para Martínez Olmos, el papel que juega la Organización Mundial de la Salud (OMS) es vital y se enfrenta al reto de saber comunicar sin generar miedo innecesario. “Muchas veces la visión técnica que tienen es difícil de interpretar”, explica el exsecretario general de Sanidad socialista en el Gobierno de Zapatero.
Moreno también considera que la preocupación y la responsabilidad del ministerio en estas crisis es evidente. Lo primero de todo, dice, es mantener la calma de la población. “A veces con más dificultad”, acota.
Trasladar al poder operativo —a los especialistas— mensajes concretos y una organización concreta para minimizar el efecto es la clave para Castrodeza.
Otras experiencias
“Cuando una Gobierno anterior ha solventado una crisis, ha establecido los protocolos y unas instalaciones con unos procedimientos hace más fácil resolver una nueva dificultad”, indica Moreno.
El que fuera número dos del ministro de Sanidad Alfonso Alonso recuerda la crisis del ébola. Aunque en un principio no se gestionó bien, “el ministerio de Sanidad lo supo reconducir”, reconoce.
Moreno cree que el actual desafío para la Salud Pública juega con una clara ventaja y es el hecho de haberse enfrentado anteriormente al ébola. Actualmente, existen unos protocolos, unas instalaciones y unos procedimientos que “hacen más fácil resolverla, de forma más satisfactoria de lo que fue aquella crisis”. Al igual que con el coronavirus, con el ébola también se hicieron comisiones interministeriales a nivel de Moncloa, liderado por la vicepresidenta del Gobierno por aquel entonces Soraya Sáez de Santamaría.
El caso del ébola
Moreno recuerda que entre las acciones que se llevaron a cabo se habilitó la planta 22 del Hospital General de la Defensa. Asimismo, se estableció una red de hospitales de aislamiento y se hizo una compra centralizada de equipos personales autoventilados. “Se compraron dos hospitales de campaña para estos casos, que a día de hoy custodia todavía el Ministerio de Defensa”. El esquema en la comunicación con los medios fue similar al actual con el apoyo del equipo técnico. “Cuando la gente tiene respuestas a las preguntas que hacen los medios de comunicación, la tranquilidad es evidente”, apunta.
A día de hoy, la experiencia de aquellas semanas es trasladable a la actualidad. Los equipos están formados y los profesionales preparados. “En este caso, los protocolos que ha sacado el ministerio derivan de los procedimientos establecidos para este tipo de infecciones más graves”, añade Moreno. A su juicio, en España se está abordando esta infección con muchísimas más garantías que otras situaciones de crisis.

Dónde, cuándo y por qué..
El 30 de enero de 2020, la OMS declaró el brote de Covid-19 como emergencia para la salud pública de importancia internacional y promulgó un conjunto de recomendaciones temporales, si bien no recomendó ninguna restricción a los viajes o al comercio, basándose en la información disponible en el momento.
En este sentido, el organismo ha recordado que trabaja en “estrecha colaboración” con expertos globales, gobiernos y asociados para expandir “rápidamente” el conocimiento científico sobre este nuevo virus, hacer un seguimiento de la propagación y la virulencia del virus, y asesorar a los países y a la comunidad global sobre medidas para proteger la salud y prevenir la propagación del brote.
Por su parte, la OMT ha comentado que el sector turístico tiene el “firme compromiso de pensar ante todo en las personas y en su bienestar“, asegurando que la cooperación internacional es “vital” para garantizar que el sector pueda contribuir de manera efectiva a contener el nuevo coronaviurs.
De hecho, ambos organismos han asegurado que trabajan en “estrecha concertación” entre ellas y con otras partes para ayudar a los países a garantizar que las medidas sanitarias se implementen, con el fin de “minimizar” cualquier interferencia “innecesaria” con el tráfico y el comercio internacional.