La efectividad del confinamiento como medida de protección ante el contagio de la COVID-19 es indudable. Sin embargo, medidas extremas de esta índole revelan también un elevado coste para la salud mental de las personas, además de social y económico. Medir su impacto en la población ha sido la tarea de la Agencia de Salud Pública del Departamento de Salud de Cataluña. Junto con ESADE, y con la colaboración de IDIAP Jordi Gol, elaboraron el “Cuestionario de salud en tiempo de confinamiento por el coronavirus”.

Así, los resultados del mismo revelan que durante el período de confinamiento se han triplicado los síntomas de depresión, ansiedad y malestar emocional. En referencia a la depresión, moderada o alta, un 22,8 por ciento de las personas encuestadas manifiesta haber tenido síntomas. Este dato triplica la prevalencia de la Encuesta de Salud de Cataluña (ESCA) de 2018.

En cuanto a la ansiedad, un 26,9 por ciento refleja haber tenido síntomas. Este cifra es hasta cuatro veces superior a la de la encuesta de Salud de España (ENSE) del 2017. Asimismo, también se triplica la sintomatología de malestar emocional, con un 74,8 por ciento de durante el confinamiento.

“Los profesionales sanitarios presentaron una prevalencia de síntomas ansiosos superior a la de la población general, aunque unos niveles similares de sintomatología de depresión”

Dentro de este mismo estudio se ha señalado como grupo de interés a los sanitarios, primera línea de defensa durante la pandemia. De esta manera, la encuesta apunta que los profesionales de la salud tienen una prevalencia de sintomatología de depresión muy parecida a la del resto de población (24,9 por ciento). En cambio, los niveles de ansiedad que han presentado son más elevados, con un 31,3 por ciento respecto al 26,9 de la población general.

Grupos más vulnerables

Los jóvenes-adultos y los estudiantes, las mujeres, las personas con menos estudios y paradas son los grupos más afectados. En este sentido, estos colectivos han revelado el doble de riesgo de sufrir depresión, ansiedad o malestar emocional. Respecto al primer grupo, hasta un 32,3 por ciento de la población entre 15 y 44 años refiere sintomatología de depresión, un 35,3 de ansiedad y un 86,1 de malestar emocional.

En estudiantes, estos porcentajes son aún más elevados: un 54,7 por ciento presentan síntomas de depresión, un 44,8 de ansiedad y un 91,5 de de malestar emocional. Las mujeres que respondieron a la encuesta también refieren niveles más elevados de depresión (26,6 por ciento), de ansiedad (30,3) y malestar emocional (80,9) respecto a los hombres (15,9%, 18,7% y 69,5%, respectivamente).

Por su parte, las personas con estudios primarios refieren más sintomatología de depresión. De otro lado, el malestar emocional incrementa a medida que aumenta el nivel de estudios. Además, la precariedad laboral también se interpreta como un factor de riesgo, ya que las personas que están paradas (antes del confinamiento o que han sufrido un ERTE en este periodo) refieren sintomatología de depresión (33,7 por ciento), ansiedad (35,4), y un 81,7 por ciento malestar emocional.

Preocupaciones y factores de riesgo

La incertidumbre sobre la reanudación de la normalidad (cómo y cuándo) y los problemas de convivencia en casa son algunas de las preocupaciones que casi doblan el riesgo de sufrir problemas de salud mental. Junto a ellas, también se ubicaría el hecho de no tener suficiente apoyo social y, como principal, los problemas de convivencia en casa.

En concreto, sobre la depresión, las siguientes preocupaciones son factores de riesgo importantes. En función de cada grupo de población, estas aumentan más de un 50 por ciento el riesgo de tener síntomas depresivos.

  • Como rasgo de preocupación común en todos los grupos se encontró el hecho de padecer enfermedades crónicas que suponen un alto riesgo de contraer la COVID-19
  • En hombres y mujeres entre 44 y 65 años, creer que su futuro laboral empeorará con la crisis de la pandemia
  • En personas mayores de 65 años, el hecho de no poder salir ni visitar a las personas importantes

Por su parte, entre los factores que aumentan más de un 60 por ciento la probabilidad de sufrir ansiedad, se incluyen:

  • En hombres como en mujeres, la preocupación porque los hijos estén ansiosos y no sepan qué hacer, lo que conlleva tensiones y problemas conductuales
  • En hombres mayores de 45 años, creer que su futuro laboral empeorará
  • En mujeres entre 45 y 64 años, tener personas en situación de dependencia en casa y tener que ocuparse de ellas casi todo el tiempo
  • En personas mayores de 45 años, la preocupación por el contagio de la COVID-19 (tanto uno mismo como de la familia)
  • En personas de más de 65 años, la preocupación por la COVID-19. En este sentido, pasaron más de 2 horas al día consultando noticias sobre el tema. También estuvieron preocupados por el hecho de estar solos y no poder cuidarse.

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